Con el viaje de Pelosi, la táctica de Taiwán está ahora totalmente cerrada y cargada. Está previsto que se convierta en la próxima Ucrania.
Y cuando China se vea obligada a tomar medidas para defender su soberanía, esas acciones serán descritas a gritos como “no provocadas e injustificadas” en todos los medios de comunicación internacionales.
Las relaciones entre Estados Unidos y China están ahora en la misma trayectoria que las relaciones entre Estados Unidos y Rusia.
A menos, por supuesto, que el colapso financiero que está conduciendo al establishment occidental hacia la guerra con Rusia y China sea tratado primero, aplicando las políticas de Lyndon LaRouche para la reorganización forzada de la bancarrota del sistema y su reemplazo por un Nuevo Bretton Woods -el resultado político que el establishment financiero más teme.
Por EIRNS
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha abandonado hoy Taiwán, menos de 48 horas después de su llegada, dejando a su paso restos estratégicos en la importantísima relación entre Estados Unidos y China, restos que pueden acelerar la carrera del mundo hacia una guerra termonuclear.
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, captó la cruda realidad, en respuesta a la pregunta de un periodista sobre el motivo estadounidense del viaje de Pelosi:
“Fue el impulso de demostrar a todo el mundo su impunidad y actuar en consecuencia. ‘Hago lo que me da la gana’, algo así. No puedo imaginar ninguna otra razón para crear un punto de inflamación de la nada, a pesar de saber lo que significaría para China”.
En respuesta a la clara afrenta a la política de “una sola China” y a la soberanía del país que representa la visita de Pelosi, el ejército chino lanzó extensos simulacros militares con fuego real alrededor de Taiwán incluso antes de que Pelosi aterrizara, que continuarán hasta el domingo 7 de agosto.
El gobierno chino también comenzó a aplicar sanciones económicas contra Taiwán, al tiempo que dejó claro que no caerá en la trampa de responder con una reacción militar de ojo por ojo al viaje de Pelosi, que podría utilizarse como excusa para una mayor escalada militar y económica.
En lugar de ello, China acelerará su impulso para la reunificación de Taiwán con el continente.
Pero evitar simplemente las provocaciones no será suficiente para detener la carrera hacia la guerra.
El establishment de Estados Unidos, el Reino Unido y la OTAN continuará metiendo su pulgar colectivo en el ojo de China, tal y como hicieron con la marcha de la OTAN hacia el este, hacia Rusia, hasta que China no tenga más remedio que responder.
La OTAN global utilizará entonces esa respuesta para justificar la guerra económica a gran escala y el desacoplamiento contra China -que ha sido su política prevista todo el tiempo- exactamente como han hecho con Rusia.
Los estragos económicos causados en Europa y en el sector en desarrollo por la política de sanciones rusas parecerán un agradable picnic comparado con el impacto global de la pretendida guerra económica contra China.
Con el viaje de Pelosi, el gambito de Taiwán está ahora totalmente cerrado y cargado. Está previsto que se convierta en la próxima Ucrania.
Y cuando China se vea obligada a tomar medidas para defender su soberanía, esas acciones serán descritas a gritos como “no provocadas e injustificadas” en todos los medios de comunicación internacionales.
Las relaciones entre Estados Unidos y China están ahora en la misma trayectoria que las relaciones entre Estados Unidos y Rusia.
A menos, por supuesto, que el colapso financiero que está conduciendo al establishment occidental hacia la guerra con Rusia y China sea tratado primero, aplicando las políticas de Lyndon LaRouche para la reorganización forzada de la bancarrota del sistema y su reemplazo por un Nuevo Bretton Woods -el resultado político que el establishment financiero más teme.
Helga Zepp-LaRouche subrayó hoy que el Instituto Schiller ha estado en el centro de la lucha internacional por esas políticas, y por detener el impulso hacia la guerra y el colapso financiero, encontrándose con un éxito cada vez mayor en el esfuerzo por reunir esa alianza global para una nueva arquitectura económica y de seguridad.
Esa es la razón por la que el Instituto Schiller ha sido señalado por amenazas mortales que emanan de Londres y del Departamento de Estado de Estados Unidos, y que se canalizan a través del Centro para Contrarrestar la Desinformación (CCD) de Ucrania, que ha acusado a Zepp-LaRouche y a otras personas de su lista negra de 70 personas de “terrorismo internacional” y “crímenes de guerra”.
La CCD y sus patrocinadores internacionales tienen que ser investigados y expuestos plenamente, y su intento fascista de silenciar el debate político debe ser derrotado. Para ello, la declaración conjunta emitida a principios de esta semana por el grupo inicial de 25 personas prominentes en “Respuesta a la lista negra ucraniana” tiene que recibir un amplio y vocal apoyo público.
El movimiento LaRouche está haciendo circular una declaración a tal efecto para que sea firmada, que dice así
“Apoyo plenamente la declaración conjunta emitida en respuesta a la publicación del 14 de julio por parte del Centro Ucraniano para Contrarrestar la Desinformación, que acusa a 78 individuos prominentes de todo el mundo como supuestos promotores de la “Propaganda Rusa”.
Esto no sólo es una amenaza directa a la seguridad de las personas nombradas, sino que también es una amenaza a la libertad de expresión y al discurso civilizado en todo el mundo entre aquellos que buscan soluciones a las crisis del mundo que no coinciden con las “narrativas” dominantes.
Por ello, pido al poder legislativo y a otros representantes electos del pueblo de mi país que abran una investigación sobre estas amenazas, y sobre quienes están detrás de ellas.”
Fuente:
EIRNS: The Pelosi Trip to Taiwan: ‘Creating a Flashpoint Out of Thin Air’. 3 de agosto de 2022.
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