
Voy a hacer una excepción para publicar este enjuncioso trabajo, que trata el tema que expuse por aquí, de la izquierda light en nuestra América
"La izquierda light cobarde y derrotada"
¿Por qué llamaría con un epíteto casi insultante el presidente de Venezuela a un mandatario que acaba de asumir anunciando al mundo el fin de la integración latinoamericana con Cuba y Venezuela?
Los tiempos que estamos viviendo son complejos.
La virtualidad manda y la realidad se va al tacho. Ya nadie se hace cargo de la realidad. Nos tapamos los ojos para vivir felices.
Hace dos milenios se creía que ignorar cierta realidad podía ayudarnos a vivir felices. Se empezó a tejer la concepción filosófica que indica que “conocer” acarrea sufrimientos.
El ignorante es un ser feliz. Pero en el siglo 21 aún aquellos que “conocen” la verdad se tapan los ojos para hacerse la vida un poquito más fácil. Si son mandatarios ejercen la peor de las violencias: mentirle a sus Pueblos.
Si hace cuarenta años el imperio sembró a lo largo del continente dictaduras propias de “1984” de Orwell, en los albores de la tercera década del siglo 21 las socialdemocracias de la nueva izquierda nos proponen vivir en el “Mundo Feliz” de Huxley.
Conocer la verdad y negarla es de cobarde.
Por eso las palabras de Nicolás Maduro. Argentina, por su tradición latinoamericanista y antiimperialista, no se atreve, ni aún con un presidente de centro derecha y un ex canciller antibolivariano (Solá), a segregar a Cuba y Venezuela del concierto de naciones latinoamericanas. En Argentina solo podría hacerlo un gobierno de derecha liberal.
El actual gobierno argentino tuvo titubeos, idas y vueltas a la hora de definir condenar a o no a Venezuela por violación a los DDH.
Pero en el desmemoriado Chile, en el país en donde Allende y Fidel juraron no traicionarse jamás, la segregación de Cuba y los países que coronaron gobiernos tras procesos revolucionarios, no lo pide la derecha: lo pide la propia izquierda.
A ambos lados de la cordillera condenan a Rusia y se proponen aunar esfuerzos para ayudar a la pobre y sufrida Ucrania (en Argentina 7 de cada 10 niños necesitan ayuda para comer, pero los medios no lo ponen en agenda: en agenda están los niños ucranianos).
El mandatario chileno propone una antipatriada continental para ayudar a Ucrania y condenar a Rusia.
Pero en soledad saben que están haciendo lo incorrecto.
Asumen la agenda de la OTAN y de sus medios hegemónicos porque creen que así no deben rendir explicaciones antes sus Pueblos manipulados por la TV imperialista, cuando, justamente, lo que primero que debe hacer un presidente es rendir cuentas y explicaciones a su Pueblo y, si realmente tiene amor por su Pueblo, esclarecerlo a través de la verdad.
Encerrados entre las cuatro paredes de la Asamblea Anual de la ONU, a resguardo de la prensa occidental, tanto Argentina como Chile acompañaron a Rusia en su llamado a combatir el nazismo. Ni a la derecha latinoamericana le da la sangre para hacerse los tontos en este tema.
En reiteradas ocasiones Argentina y Chile acompañaron el voto de la totalidad del eje del sur (Latinoamérica, África, Asia), pueblos otrora invadidos, oprimidos, expoliados. Se encontraron con una Europa que en bloque (con la salvedad de Bosnia Herzegovina) se abstuvo de condenar al nazismo.
Lo mismo hicieron sus hijas pródigas Australia y Canadá. Es la doble moral de la Europa que construyó (y destruyó) el mundo en el que vivimos (y padecemos). Pero en cada ocasión que se convocó a tratar este tema, hubo dos Estados que votaron en contra de combatir el nazismo: EEUU y… Ucrania.
El mandatario de la nueva izquierda que se desvive por ayudar a Ucrania, tiene dos países hermanos sufriendo bloqueos genocidas, pero allí no dice esta boca es mía, los condena.
Los condena haciéndose eco del relato yanqui de no respetar los Derechos Humanos (caballito de batalla del padre de la democracia y la libertad para invadir cuanto país se le antoje).
Pero no condena a la Ucrania que permite el reclutamiento de niños en campos nazis de adiestramiento militar.
No condena a la Ucrania que durante ocho años bombardeó poblaciones enteras emprendiendo una limpieza étnica dentro de su propio pretendido territorio.
No condena al Estado que ante la ONU vota en contra de combatir el nazismo. No lo condena: pide ayudar a ese Estado. Es la doble moral de esta nueva izquierda tan peligrosa.
En lo que a nosotros/as concierne, preferimos luchar contra el fascismo que se hace cargo de su condición. Preferimos enfrentar a aquellos que no esconden sus intenciones, aun la derecha liberal que no esconde ni camufla a través de ONGs su servilismo hacia los EEUU de Norteamérica.
Porque violencia es mentir. Porque solo la verdad nos hará libres. Porque la cobardía es la madre de la crueldad. Por eso las palabras de Nicolás Maduro.
Desde el Encuentro Cultural para la Liberación hacemos un llamamiento a las hermanas y hermanos chilenos para no abandonar el sueño de una misma estrella de Salvador Allende y Fidel.
Hacemos un llamamiento de hermanos a no dejar sola a Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Por la memoria, por los sueños compartidos, por la unidad de nuestro continente: con Cuba todo. Sin Cuba Nada.
#ECL Latinoamericano