La Covid-19 ha dado lugar a muchos desafíos, uno de los cuales ha sido encontrar una solución para la distribución mundial de las vacunas.
Desde una perspectiva de derechos humanos eso significa cómo conseguir que la vacuna contra la COVID le llegue a las comunidades y pueblos de los países en desarrollo rápidamente, de manera segura, sin costo o a muy bajo costo y sin discriminación política, de clase o de género.
Pero para las grandes empresas y entidades como el Foro Económico Mundial (FEM) o la Fundación Gates el desafió quizás consista en cómo hacer llegar la vacuna contra la COVID a las comunidades y personas de los países en desarrollo sin trastornar el mercado farmacéutico mundial, mediante un mecanismo que eluda los sistemas de emergencia humanitaria multilaterales vigentes desde hace mucho tiempo, a la vez que se direccionan las vacunas a los aliados de preferencia en el mundo en desarrollo.
Eso es el COVAX. Y por consiguiente, la motivación principal para crear el COVAX no fue ayudar a combatir la COVID en los países del Sur global.
El COVAX se estableció como entidad de múltiples partes interesadas para oficiar como brazo de distribución de vacunas de otro órgano de múltiples partes interesadas denominado el Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 (ACT, por sus siglas en inglés). La función principal del COVAX es manejar el financiamiento para la compra de las vacunas contra la COVID-19.
Fue diseñado para que funcione cual un banco comercial, usando capital aportado en gran medida por gobiernos, para moldear la industria mundial de fabricación de vacunas y el mercado de consumo de vacunas en el Sur. Está diseñado como una asociación internacional de comercio ordinaria, interesada en establecer este mercado de vacunas en base a un sistema de asistencia a la salud en que se requiere pagar por la salud, un mercado sin aprobación médica nacional y sin rendición de cuentas ni responsabilidad del fabricante.
Además está constituido como un órgano de múltiples partes interesadas, dirigido operativamente por otros dos órganos de múltiples partes interesadas con el fin de marginar a la OMS y evitar rendir cuentas públicamente en el ámbito de la gobernanza mundial.
Este informe está enfocado en las repercusiones políticas y económicas para el Sur global y cómo la COVID y la estructura de múltiples partes interesadas del COVAX está impulsando una transformación de la gobernanza mundial.
La gobernanza por múltiples partes interesadas no es la manera de gestionar la distribución de vacunas, la producción de vacunas o el suministro de las vacunas a toda la población del mundo.
El régimen de gobernanza por múltiples partes interesadas se basa en la premisa de marginar a los gobiernos, insertar directamente los intereses empresariales en el proceso de toma de decisiones a nivel mundial, y opacar la rendición de cuentas.
No existen estándares de responsabilidad, obligación o rendición de cuentas para los órganos de múltiples partes interesadas. La multiplicidad de órganos estratificados que ‘supervisan’ el programa COVAX de múltiples partes interesadas dificulta muchísimo saber siquiera quién tiene obligaciones morales, a pesar que el COVAX toma importantísimas decisiones para la vida de cientos de millones de personas.
Probablemente nunca antes se fabricó un producto comercial cuya expectativa es, desde los primeros años, que su base de consumidores sea todo el mundo.
Como órgano de múltiples partes interesadas el COVAX es un punto de reunión de intereses empresariales a los que de otro modo no se les permitiría planificar conjuntamente la comercialización, producción, inversión y distribución de lo que para ellos es un gran mercado mundial de vacunas que está en proceso de evolución. La probabilidad de que intereses comerciales egoístas se infiltren indebidamente en las decisiones del COVAX es alta.
Publicado por Amigos de la Tierra Internacional y Transnational Institute
SOBRE EL AUTOR: Harris Gleckman es investigador principal del Centro para la Gobernanza y la Sostenibilidad de la Universidad de Massachusetts Boston y director de Benchmark Environmental Consulting. Gleckman es doctor en Sociología por la Universidad de Brandeis. Trabajó en el Centro de las Naciones Unidas sobre Empresas Transnacionales, jefe de la oficina de Nueva York de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, y uno de los primeros funcionarios de la Conferencia de Monterrey sobre Financiación para el Desarrollo de 2002.
FOTO: Programa nacional de introducción de la vacuna COVID 19 en el hospital Eka Kotebe de Addis Abeba, 13 de marzo de 2021. UNICEF Etiopía/2021/Nahom Tesfaye.
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