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Vaticano: Los “santos” que caminaron con su cabeza entre sus manos


Sí, no es una broma. Aunque parezca mentira, este es un tipo de “creencias respetables” dentro del cristianismo, sobre todo dentro del catolicismo.
  Ellos creen que hubo ciertos sujetos considerados por ellos como “santos”, que «caminaron llevando su propia cabeza entre sus manos después de que fueran decapitados.» [1].

 Los identifican como “cefalóforos”, palabra proveniente del griego “kefalé” que significa cabeza, y “foreo” que significa portar. 

Y no son pocos, son más de cincuenta. Entre ellos están los santos Félix, Régula, Exuperancio, Justo de Beauvés, Dionisio de París, Cutberto de Lindisfarne, Valeria de Limoges, Laureano de Hungría, Donino, Nicasio de Reims, Ginés de la Jara, Vitores de Cerezo, Jovan Vladimi, Afrodisio y otros.

Una característica común de estos “cefalóforos”, es que todos habrían vivido durante los primeros siglos del cristianismo, precisamente cuando el nivel de conocimientos de la población general era prácticamente nulo, y trataban de llenar ese vacío con supersticiones, mitos y leyendas de lo más absurdo

Obviamente para esa época no existían aparatos para grabar un video o tomar una fotografía, por lo que la gente se creía casi todo lo que otro le contaba que había ocurrido. 

Y si eran “hechos confirmados” por las autoridades de la iglesia, no podían ser puestos en duda.

Además, se trataba de sujetos que habrían sido torturados y ejecutados por motivos relacionados con sus creencias religiosas, de modo que se convertían automáticamente en “mártires”. 

De todos se dice además que cuando fueron decapitados, en vez de caer muertos recogieron su propia cabeza y caminaron con ella incluso varios kilómetros hasta llegar a cierto sitio, donde después terminó siendo construida una iglesia en su honor.

Juan Crisóstomo o Juan de Antioquía (347–407), quien fue un prominente clérigo cristiano y patriarca de Constantinopla, creía que había “mártires” decapitados que hasta podían hablar, lo cual según él era más aterrador para el diablo. [1]


Referencias:

Crédito de imagen: Zürcher Veilchenmeister, Wikipedia

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