EE.UU. asesinó al teniente general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds del CGRI de Irán, para acabar con la causa palestina.
En la madrugada del 3 de enero, el Ejército de Estados Unidos asesinó al comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, y al subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, en Bagdad, capital iraquí.
En respuesta a su cobarde asesinato, Irán atacó con misiles dos bases norteamericanas en Irak: una en la provincia occidental de Al-Anbar y la otra en la región del Kurdistán. Más tarde, las autoridades persas dejaron claro que tal ataque no constituía la venganza real por el asesinato de Soleimani, sino que continuarían las represalias contra EE.UU.
Pero ¿quién fue el general Soleimani? ¿Por qué EE.UU. lo asesinó? ¿Y qué tan importante fue Soleimani para la causa palestina?
Historia de una leyenda que se extiende desde Irán hasta Palestina
Soleimani dirigía a los grupos de la Resistencia en la región, razón por la cual su asesinato, efectuado por orden directa del presidente estadounidense, Donald Trump, desató una tormenta política en la región y un amplio rechazo en la República Islámica de Irán, cuyo Líder, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, prometió una “venganza severa contra los criminales” detrás del martirio de Soleimani.
A Qasem Soleimani le gustaba combatir mientras llovían balas. No le temía a nadie. Se quedaba dormido bajo las paredes destrozadas por la guerra. Vivió en el desierto iraquí, el territorio sirio y el sur de El Líbano, tan solo para luchar contra el terrorismo y los planes del régimen de Israel.
Con misericordia y compasión, acariciaba a los huérfanos y se inclinaba con humildad para besar las manos de los combatientes de la Resistencia. Con orgullo y coraje, desafió la arrogancia de EE.UU. El estratega persa era un hombre que se enfrentó simultáneamente a Estados, agencias de inteligencia, Ejércitos y bandas terroristas en la región de Asia Occidental.
Su objetivo era ayudar a recuperar los territorios palestinos ocupados por Israel, por lo que suponía una punta de lanza mortal que acababa con los proyectos del régimen sionista en la región.
Irán, Irak, Afganistán, Siria, El Líbano, Yemen y Palestina fueron algunos de los campos de batalla donde Soleimani libró encarnizados combates contra la arrogancia mundial. Dondequiera que iba, era el portador del estandarte de la verdad y la victoria. A pesar del peso de las tareas, nunca se sintió decepcionado, ni se desanimó ni supo rendirse.
Honor, misericordia, coraje, lealtad, sinceridad y modestia, todo agrupado en un ícono inmortal, haciendo del asesinado comandante persa una leyenda.
Cruzó todos los caminos para entregar armas a los combatientes palestinos. Entregó grandes cantidades de armas a los combatientes palestinos en la Franja de Gaza, a pesar de saber que una parte considerable de las armas no llegaría a su destino final.
Desde 2000, ayudó a los palestinos a fabricar misiles para utilizarlos en la guerra contra Israel. Los palestinos no necesitan misiles de largo alcance, ya que los de corto alcance son suficientes y efectivos.
En Cisjordania, por ejemplo, solo se necesitan cientos de metros para alcanzar el interior de las tierras ocupadas por Israel.
El Hach Qasem se acercó a todas las facciones palestinas y las fortaleció, incluso a las más débiles de entre todas ellas. No había ninguna fuerza palestina a la que no auxiliara.
La fatiga, el esfuerzo y los costos no le preocupaban a Soleimani. Lo más importante para él era conseguir resultados significativos ante el enemigo israelí.
Soleimani fue martirizado por Al-Quds
El apoyo del comandante de la Fuerza Quds de Irán a los grupos de la Resistencia palestina era un secreto a voces.
El prominente general persa supervisó personalmente el envío de ayuda logística de Irán al Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) y al Movimiento de la Yihad Islámica Palestina en su lucha contra el régimen de la ocupación israelí.
Tal vez, las declaraciones de Ali al-Shannia, miembro de los Comités de Resistencia Popular, sobre el rol del general iraní conlleven mensajes importantes al respecto.
Sobre el general Soleimani, hay que decir que su postura hacia la cuestión palestina fue bastante clara y, quizás, su último mensaje antes de que cayera mártir, a Muhamad Deif, líder de las Brigadas Ezzedin Al-Qassam, brazo armado de HAMAS, muestra el apoyo incondicional de Irán a la causa palestina.
“Asegúreles a todos que, cuanto más presión y más duro sea el asedio israelí contra la Franja de Gaza, Irán no dejará a Palestina sola”, dijo Soleimani en su momento.
Por su parte, Mahmud al-Zahar, un alto miembro de HAMAS, aseguró que el asesinato del comandante de la Fuerza Quds fue un intento de Estados Unidos por eliminar la causa palestina.
De igual modo, la Yihad Islámica reveló que el teniente general persa era el “coordinador” del Eje de la Resistencia en la región.
Ismail Rezvan, uno de los dirigentes de HAMAS, declaró que el comandante iraní fue martirizado por Al-Quds (Jerusalén). Rezvan destacó que, a pesar de que los medios saudíes e israelíes tratan de esconder la verdad, el comandante Soleimani seguirá siendo un faro para los héroes de Palestina.
El asesinato del comandante Qasem Soleimani en Irak, y luego su multitudinario funeral, así como las ceremonias realizadas para conmemorar sus logros en la lucha contra el terrorismo, ponen de relieve que el general no solo fue un mártir de Irán, sino un mártir del camino de la verdad y la resistencia, y de los pueblos libres del mundo.
Soleimani no fue solo un mártir, sino una escuela, cuyas enseñanzas perdurarán para siempre.
Por Mohsen Khalif zade
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