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Sobre la afirmación que la religión es innata en el hombre


«El ente distinto e independiente de la esencia humana o Dios –en cuya descripción consciente mi obra: «La esencia del cristianismo» de 1841–, el ente que no posee esencia humana, propiedades humanas, individualidad humana no es otro, en realidad, que la naturaleza [1].
  El sentimiento de dependencia del hombre es el fundamento de la religión; el objeto de dicho sentimiento de dependencia y por tanto, del que el hombre depende y se siente dependiente no es otro originariamente que la naturaleza.

 Es la naturaleza el primer y originario objeto de la religión, como la historia de todas las religiones y de todos los pueblos prueba abundantemente. 

La afirmación de que la religión es innata en el hombre, de que es algo connatural en él es falsa si por «religión» se están entendiendo las distintas formas del «teísmo», es decir, la creencia y la de en un dios. 

Sin embargo, dicha afirmación es absolutamente verdadera si por «religión» lo que se entiende es el sentimiento de dependencia, el sentimiento o la conciencia que tiene el hombre de no existir ni poder existir sin un ente distinto a si y, por tanto, de no deberse a sí mismo su propia existencia. (...) 

La religión hace profesión y es la declaración de todo lo que soy; y lo que soy ante todo es un ente que no existiría sin luz, sin aire, sin agua, sin tierra, sin alimento, esto es, un ser por entero dependiente de la naturaleza. 

Esta dependencia es inconsciente e irracional en los animales y en los hombres todavía en su estado animal; hacerla llegar hasta el nivel de la conciencia, representársela, tenerla en cuenta y reconocerla significa erguirse ante la religión. 

Así por ejemplo, cualquier forma de vida depende del ciclo de las estaciones, pero únicamente el hombre celebra este ciclo de las estaciones con representaciones rituales y celebraciones solemnes. 

Y resulta que estas celebraciones que no expresan ni representan otra cosa que el sucederse de las estaciones anuales o de las distintas fases lunares son las más antiguas, las primeras y las más auténticas manifestaciones religiosas de la humanidad». (Ludwig Feuerbach; La esencia de la religión, 1845)

Anotaciones de Ludwig Feuerbach:

[1] Para mi «naturaleza» –exactamente igual que espíritu– no es más que un término general para designar entes, cosas, objetos que el hombre diferencia de sí mismo y de sus propias producciones y que agrupa así bajo el nombre colectivo de «naturaleza»; pero en absoluto un ente universal, extraído y separado de la realidad, ni personificado ni mistificado.

Anotaciones de Bitácora (M-L):

La religión nace como satisfacción a la insatisfacción del hombre primitivo ante la naturaleza, por ello intentó ejercer una influencia sobre los objetos circundantes que creía divinos a través de plegarias, ceremonias y rituales para ganarse su favor. 

Pero cuanto más avanza el ser humano, cuando más aprende a usar sus capacidades para la comprensión de los fenómenos y «dominio» de la naturaleza, menos necesita de la religión, más rápido quita a la religión ese manto de «necesidad y dependencia» para vivir, o mejor dicho, sobrevivir, sobrellevar sus penurias

http://bitacoramarxistaleninista.blogspot.com/2018/10/sobre-la-afirmacion-que-la-religion-es.html

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