El Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. ha gastado más de un millón de dólares para aplastar protestas contra el racismo sistémico y la brutalidad policial.
Durante los meses de junio y julio del año en curso, el Departamento gastó cerca de 1,3 millones de dólares en armas menos letales, gases lacrimógenos y otros suministros para reprimir a los manifestantes que protestan contra el racismo sistémico y la violencia policial, informó el viernes la Coalición de Comunidades de la Frontera Sur (SBCC, por sus siglas en inglés), citando datos publicados en el portal USASpending.gov.
La SBCC descubrió en una investigación que a principios de junio, la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. había comprado armas menos letales, por un valor estimado de un millón de dólares, solo días después de que estallaran las marchas en todo el país a raíz del asesinato del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco.
“Aduanas y Protección Fronteriza (…) continúa sus intentos para militarizar nuestras comunidades, tratando nuestras ciudades como zonas de guerra y a civiles que protestan contra la brutalidad policial como enemigos”, denunció Vicki Gaubeca, la directora de la SBCC en un comunicado.
De este modo, prosiguió, están difundiendo en todo EE.UU. la cultura de la impunidad y la falta de responsabilidad que han impuesto en la frontera sureña del país durante décadas y deben ser detenidos.
Según Gaubeca, resulta imprescindible aplicar políticas que aumenten la seguridad en las comunidades y garanticen los derechos civiles y humanos
En respuesta a las protestas, el presidente de EE.UU., Donald Trump, desplegó cientos de agentes federales en Portland, en el estado de Oregón, y otras ciudades para contener el malestar social.
Tal decisión se enfrentó con duras críticas tanto de demócratas como de alcaldes estadounidenses.
El miércoles, el Gobierno de Trump aceptó, tras semanas de disturbios, retirar las fuerzas federales que envió a Portland, pero unas horas después del anuncio, los agentes de policía reprimieron brutalmente a los manifestantes en esa ciudad.
El mismo viernes, el secretario interino de Seguridad Nacional de EE.UU., Chad Wolf, informó de que las fuerzas federales permanecerían en Portland hasta que la gobernadora de Oregón, Kate Brown, determinara un plan para aplastar las manifestaciones.
