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GALEB MOUSSA. La trágica muerte del supuesto Hezbolá argentino al que Patricia Bullrich no se le animó


Hace más de una semana que arrastro la culpa de no haber escrito una palabra sobre el fallecimiento en un accidente automovilístico de Gustavo “Galeb” Moussa Hamad, virtual vocero de la castigada comunidad chiíta –muy mayoritariamente de origen libanés– que se nuclea en derredor de la mezquita Al Tahuid, sita en la calle Felipe Vallese, en el barrio de Floresta (Galeb, como otros miembros de esa comunidad, era hincha de All Boys, el club de ese barrio).
Lo conocí hace tres, acaso cuatro años allí mismo, donde se había montado un estudio de televisión (Annur TV) y en un caótico programa (por las demasiadas cosas que teníamos para conversar aquella primera vez, y que salieron a borbotones) suyo, «La lupa de Galeb» en el que nos entrevistó a la vez a Daniel Schnitman (conductor a su vez de La voz y la opinión) y a mi.

A través de él pude conocer mejor a su comunidad, percibir los soprendentes vínculos que la unen a los católicos inmersos en la opción por los pobres y solidarizarme con sus miembros ante las persecuciones sufridas a partir de las falsas acusaciones con que desde hace mas de un cuarto siglo el sionismo y sus sirvientes nativos procuraron vincularla con los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA. 

Persecuciones llevadas a cabo entre otros por la SIDE de “Jaime” Stiuso –que llegó a arrojar una granada contra la mezquita– y por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y su ahora negado asesor Marcelo D’Alessio.

Sin ir más lejos, la última vez que vi a Galeb fue hará un mes cuando llevó a los hermanos Kevin Gamal y Axel Ezequiel Abraham Salomón a una rueda de prensa que se realizó en el Centro Cultural Padre Mugica en el curso de la cual se los desagravió a ellos y a sus familias.

Ambos hermanos fueron detenidos en el curso de violentos allanamientos a sus domicilios en vísperas de la Cumbre del G-20, hace ya casi un año, acusados falsamente de ser miembros de Hezbolá. 

Esas detenciones se produjeron a instancias de la ministra Bullrich por consejo del pluriespía D’Alessio que, es pertinente recordar, cuando el juez Alejo Ramos Padilla allanó su domicilio en un country, vociferó ser el máximo experto local en Hezbolá.

Pretendió así evitar, sin éxito, arguyendo que se trataba de “secretos de Estado” y mentando al presidente Macri, a la ministra Bullrich, y a la subsecretaria de Inteligencia Silvia Majdalani, que el juez se atreviera a escudriñar su computadora, tal como infortunadamente para él sucedió ya que los archivos guardados en ella resultaron una Caja de Pandora que demostraron su actividad como free lance de al menos ocho servicios de inteligencia, cuatro locales y cuatro extranjeros.

Los hermanos Abraham Salomon pasaron detenidos (supuestamente a causa de una denuncia anónima de la que se hizo eco la DAIA, que la judicializó) no sólo el breve tiempo que duró la reunión del G-20, sino más de tres semanas.

 Hasta que la justicia pudo establecer su total inocencia… como no podía ser de otro modo ya que aun cuando hubieran sido miembros del “Partido de Dios”, que NO lo son ni lo eran, Hezbolá NO es una organización terrorista sino un partido de masas que integra el gobierno de Líbano con el que Argentina mantiene armoniosas relaciones diplomáticas solo enturbiadas por la servidumbre del gobierno cambiemita al eje EEUU-Israel.

Bochorno. Es lo que produjo en las personas de buena fe no abducidas por la prensa hegemónica la detención de los hermanos Abraham Salomón.

Galeb estuvo varias veces en mi casa, fue uno de los primeros lectores de La infAMIA (libro en el que demostré con la publicación de documentación secreta de la SIDE que el gobierno de Carlos Menem jamás creyó que Irán tuviera algo que ver con el atentado a la AMIA) y quien me acompañó posteriormente en mi primera visita a la embajada de la República Islámica.

Galeb estaba en las antípodas de cualquier fanatismo, hasta el punto de que su frase de prensentación en whatsapp era, todavía sigue siendo “Vivir y dejar vivir”. Nos teníamos confianza y habíamos hecho amistad hasta el punto de que Galeb me trataba de “Gallego”.

Tengo para mi que el tándem Bullrich-D’Alessio apuntó contra los hermanos Abraham Salomón y no contra él porque Galeb no sólo era conocido por su labor de periodista (hacía más de una década que hacía colaboraciones para Telesur TV, Russia Today, HispanTV, Sputnik Mundo y Resumen Latinoamericano) sino también porque había sido secretario general de Fearab (la Federación de Entidades Árabes de la Argentina) y habrán temido que el clamor por su liberación fuera instantáneo.

Hacia pocos días que Galeb había regresado de un viaje al Líbano, donde tiene una familia extensa, algunos de cuyos miembos, como gran parte de los musulmanes chiítas del sur, simpatizan con Hezbolá, vasta organización que podríamos comparar en trazos gruesos con lo que fue la Tupac Amaru en Jujuy hasta hace cuatro años, ya que en gran medida sustituye a la raquitica asistencia social del Estado.

Le había preguntado desde aquí si era verdad un texto muy crítico del gobierno libanés que me había llegado*. Me respondió que lo charlaríamos a su regreso, charla que ya nunca tendrá lugar.

Desde Líbano, Galeb también me envió el video llamado “No podrán contigo Ahed” y me dio la primicia de que un sociólogo trepa que gusta presentarse como K y progre a pesar de haber sido director ejecutivo de la DAIA, había publicado un libro en el que me acusaba a lo largo de cuatro páginas de haber escrito La infAMIA financiado por Irán, infame calumnia de la que más temprano que tarde tendrá que retractarse.

Afiche de la presentación de La infAMIA. Nilda encabezó la UEI Amia durante el gobierno de De la Rúa, que la eyectó por presión de la DAIA y de los fiscales Mullen y Barbaccia, condenados por encubridores; Ubeira no se llama Juan Manuel sino José Manuel; Presionado, Elbaum, ex director ejecutivo de la DAIA, declinó participar horas antes.

El 17 de Octubre, Galeb me escribió desde Beirut: “Son las dos de la madrugada y el pueblo está en las calles pidiendo la renuncia de todo el Gobierno. Esto es algo nuevo. Nunca había sucedido en el Líbano (…) Están cansados de todo. Pero que nadie se haga ilusiones de pescar en río revuelto”.

Este diálogo quedó interrumpido. Habíamos quedado en vernos, pero Galeb hizo un viaje a Mendoza con su hijo y su nuera. Valeria Rodríguez, una joven colega que profesa la fe musulmana en su vertiente chiíta confirmó a mi requerimiento que ya de regreso, el automóvil mordió la banquina y volcó, dando varios tumbos que le provocaron la muerte y heridas de gravedad a su nuera, de las que por suerte está reponiéndose en un hospital de Junín. Valeria rescató de Facebook una frase de Galeb:

“Momentos buenos, momentos malos, unos se disfrutan, otros se padecen, todos dejan marcas, cicatrices, un sello.

 Lo importante es aprender de cada uno de esos momentos. Que nos dejan, que podemos aprovechar, que descartamos”.

Y apostilló: “Indudablemente, Galeb dejó una cicatriz en su paso por este mundo. Nos dejó muchas enseñanzas y la inspiración para continuar su legado, la lucha por lo justo y por difundir el Islam político como forma de militancia”.

Sin la gracia de la Fe con mayúsculas, este cronista puede dar fe con minúsculas de que la estela que ha dejado el compañero Moussa ha sido enaltecedora.

Es inquietante que, como si fuera un mensaje del más allá, cuando enciendo mi celular aparece el aviso de que tengo un llamado de Galeb Moussa… de las 11:15 del 31 de diciembre del año pasado… supongo que para desearme buenaventura para el año a punto de iniciarse.

Lo tomo como un buen augurio para la nueva etapa que se iniciará el próximo 10 de diciembre.

Qué lástima que no hayas llegado a asistir a la derrota de la ictericia neoliberal, Galeb.

Ojalá estés en el Paraíso.

Ojalá, es decir: Dios lo quiera.



Nota

* El texto que le reenvié preguntándole si decía la verdad era “Beirut ha privatizado el 95% de sus playas y para ingresar a ellas hay que pagar 30 dólares, precio que ni la clase media puede pagar. El 5% que permanecen públicas es porque están llenas de piedras y de basura, abandonadas»

 Y me quedé con ganas de preguntarle: «¿Es verdad que quieren cobrarle un impuesto a quienes utilizan el whatsapp?

¿Y que es para satisfacer al FMI»?

http://pajarorojo.com.ar/?p=44508

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