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Una 'peineta' para las futuras generaciones: un secreto conservado bajo la cúpula de pruebas nucleares de EE.UU.



La cúpula de hormigón del atolón de Enewetak, de la isla de Runit (archipiélago de las Marshall, océano Pacífico), que guarda miles de toneladas de desechos radioactivos de 43 pruebas nucleares que realizó EE.UU. entre 1946 y 1958, contiene un mensaje secreto para las futuras generaciones de arqueólogos que podrían descubrirla, ha revelado uno de los sobrevivientes de la limpieza atómica de esta zona, Paul Griego.

Este hombre, de 62 años, que ahora tiene problemas de salud asociados con la radiación, ha dicho que los trabajadores dejaron dentro de la cúpula contaminada un guante de goma lleno de hormigón haciendo "un saludo", una 'peineta', lo sellaron y lo fecharon el 6 de septiembre de 1979.

"Estábamos acabando la cúpula y era esta enorme estructura en el medio del océano Pacífico, de un tamaño monumental, así que queríamos poner algo dentro", cita Daily Star a Griego.

"Lo llamamos el saludo de Runit", sostuvo, añadiendo que los que trabajaron en la limpieza atómica de este atolón comenzaron a "morir bastante pronto", por lo que "el saludo de Runit resultó ser un mensaje correcto de varias maneras".

 "Es lo que les sucedió a los hombres a quienes se les encargó construir esta cúpula y lo que les sucedió a los isleños y lo que le sucedió al océano Pacífico y al resto del mundo", resumió Griego.



Pensaban que no había radiación

Griego recordó que al llegar a una zona de la limpieza atómica al principio se sentía "un poco aterrado". "Pero luego, […] me sentí aliviado porque no había nadie con trajes de protección de materiales peligrosos", recordó.

Además, no había ningún centro de descontaminación de radiación, ni ninguna protección contra la radiación, por lo que Griego lo malinterpretó y llegó a creer que el área no era radiactiva. 

Pero con el paso del tiempo él y sus compañeros comenzaron a sentir las consecuencias de haber sido expuestos al material equivalente a 2.000 bombas de Hiroshima.

"Dentro de nuestro grupo de sobrevivientes perdemos de 6 a 8 hombres cada año por cáncer y otras enfermedades relacionadas con la radiación", lamentó.

Con ello, el Gobierno de EE.UU. no reconoce a quienes trabajaron en la limpieza de Enewetak como veteranos nucleares, por lo que no pueden recibir una compensación por exposición a la radiación del Departamento de Asuntos de Veteranos. 

Los sobrevivientes pueden solicitar una compensación a este departamento según el caso, pero el Estado continúa insistiendo en que el personal de Enewetak se expuso solo a bajos niveles de radiación.

Las fugas de la Tumba

La cúpula es una cápsula que fue construida por EE.UU. en 1979 con el uso de 358 paneles de hormigón de 45 centímetros de espesor con el fin de contener los restos de las pruebas nucleares realizadas en dos atolones: Bikini y Enewetak.

La estructura cubre un cráter artificial en el que se guardan unos 85.000 metros cúbicos de desechos radioactivos. 

A pesar de su enorme tamaño, la 'Tumba' —como la población local suele llamar al lugar— presenta defectos de construcción, por lo que no se cree que pueda mantener el material contaminado de forma indefinida.


El pasado mes de mayo, el secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su preocupación por las fugas del material nuclear desde la cúpula al océano Pacífico. 

Los sobrevivientes de su construcción, por su parte, dicen que la cúpula ya está filtrando radiación al Pacífico y que las aguas de las mareas fluyen a través de las paredes porosas de la estructura, que no tiene un fondo alineado. 


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