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Nicaragua: El cuento chino de las ONG y movimientos «feministas»

Sandra Ramos - Azhalea Solís  
Las llamadas organizaciones no gubernamentales ONGs se han dedicado a desviar los recursos supuestamente destinados a proyectos sociales a las actividades políticas, enriquecimiento ilícito de quienes los encabezan y en algunos de los casos a financiar golpes de Estado.

Esos fondos provienen en su gran mayoría de agencias ligadas a la administración estadounidense y de algunos países europeos, que impulsan guerras y mantienen el asedio permanente en contra los gobiernos progresistas y líderes de izquierda en América Latina.

En Nicaragua esas ONG se disfrazan como organizaciones que luchan por los derechos humanos, la defensa de la democracia y la llamada igualdad de género, entre otras.




Las ONG (organizaciones no gubernamentales) se presentan, por definición, como entes independientes de los Estados y representantes de la ciudadanía. En Nicaragua, la proliferación de estas organizaciones se da a partir de la década de 1990 y se regulan a través de la Ley No. 147, Ley General de Personas Jurídicas sin Fines de Lucro (1992). 

Muchas de estas, en efecto, nacieron como una alternativa del pueblo trabajador y empobrecido para garantizar algunas necesidades evadidas por el Estado, ante las imposiciones neoliberales de los gobiernos de derecha.

Sin embargo, a nivel internacional, las cosas cambiaron desde principios de los años 2000, y el cambio fue deliberado. 

En el pasado, Estados Unidos acostumbraba a financiar grupos políticos y guerrillas armadas, así como sindicatos para botar gobiernos que no garantizaran su hegemonía política y económica.

Sobre las ONG

A partir de la llegada de George W. Bush al poder, en enero de 2001, las ONG fueron integradas poco a poco al aparato estadounidense de injerencia. USAID sigue directrices del Departamento de Estado y es financiada por fondos públicos, su acción en el terreno consiste principalmente en redistribuir esos fondos en los países que Washington desea “ayudar”, sobre todo a través de organizaciones no gubernamentales.

No es casualidad sí al realizar hoy un sondeo de las plataformas virtuales (redes sociales y páginas web) de los tristemente célebres “movimientos feministas” te encontrás con una plataforma más de “lucha contra la ‘dictadura’”, misma “dictadura” que ha logrado ubicar a Nicaragua en el 5to lugar del Reporte Global sobre Brecha de Género en el 2018, según de Foro Económico Mundial.

El mundo de las ONG

Olvidando incluso sus campañas ajenas a la realidad, intereses y necesidades de la mayoría de mujeres nicaragüenses, con las que solían justificar los fondos recibidos de diversos organismos estadounidenses y europeos.

A pesar de todo el trabajo del Estado de Nicaragua, Gobierno y pueblo organizado en estructuras de participación popular que esto conllevó, la mayoría de estas ONGs y movimientos “feministas” nunca decidieron integrarse tan siquiera como una oposición crítica y constructiva a los procesos de restitución de los derechos de las mujeres nicaragüenses en los últimos 12 años.

El papel de las ONG y los movimientos “feministas” en el fallido intento de Golpe de Estado.

Es en este contexto que, en Abril de 2018, la oposición en Nicaragua logra manipular a una buena parte de la población contra el Gobierno de Nicaragua y organizar una revuelta violenta, que trancó diversos municipios y paralizó casi 3 meses la economía del país.

Al instalarse el Diálogo Nacional, surge la autodenominada “Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia” integrada por ONG, directivos de la empresa privada y incipientes movimientos de estudiantes, así como el apadrinamiento de la jerarquía de la Iglesia Católica, dentro de esas ONG son visibles mujeres representantes de organizaciones que se presentan como “feministas”, entre ellas Azhalea Solís del “Movimiento Autónomo de Mujeres” y Sandra Ramos del “Movimiento de Mujeres María Elena Cuadra”.

¡Misoginia y contrarrevolución combinan a la perfección!

La principal posición de fuerza para la oposición en este período de 2018 era la violencia impuesta desde los tranques, en el mencionado Diálogo Nacional que se fue al fracaso debido a posiciones absurdas e intransigentes por parte de la oposición, pero además ajenas a las necesidades y sentimientos de la mayoría de la población que se vio muy afectada por el sabotaje económico que representaban y que, al día de hoy, nos dejó un saldo de 200,000 desempleados; el Gobierno de Nicaragua repitió sin cansancio que para llegar a un acuerdo que beneficiara a todos los nicaragüenses era necesario desmantelar estos focos de violencia y delincuencia.

Como en todo conflicto violento, las mujeres son doblemente victimizadas, siento víctimas no sólo de las repercusiones económicas, de la guerra psicológica y de delincuencia en general, sino de violencia sexual, que fue absoluta e intencionalmente ignorada por estas organizaciones cuyo quehacer es supuestamente defender los derechos de las mujeres.

Una niña de 10 años fue violada y golpeada en el tranque ubicado en “Las Maderas”, del municipio de Tipitapa; una mujer oficial de la Policía Nacional fue violada, después de que estos mismos delincuentes asesinaran a su esposo en un tranque de Diriamba; una mujer joven embarazada falleció en un tranque de Boaco por negársele la pasada; tres mujeres tuvieron que dar a luz en tranques de Carazo… 

Sin contar, con las miles de mujeres que por la falta de transporte tuvieron que suspender delicados tratamientos, como el del cáncer de mama.

¿Qué dijeron los movimientos feministas?

Ninguno de estos hechos mereció ni una palabra, por lo menos para disimular, por parte de estas mujeres que, además, tenían y tienen aún espacios de representación política, que únicamente han ocupado para unirse al golpe de estado fallido, en aras de devolver el poder político a las viejas oligarquías, que jamás reconocieron los derechos de los más empobrecidos del país, así como tampoco implementaron políticas públicas que mejoraran su calidad de vida, muchísimo menos que redujeran la brecha de género en ningún aspecto de la sociedad.

Estos movimientos “feministas” favorecen a estigmas sobre el feminismo.


En última instancia, han hecho una gran contribución a fortalecer los estigmas que existen alrededor del “feminismo” y de la verdadera lucha de las mujeres por transformar las sociedades, a tal punto que sean verdaderamente erradicadas las desigualdades existentes, la cual a través de la historia ha estado vinculada con transformar la realidad material y las condiciones de explotación a las que son sometidos/as millones de trabajadores en el mundo y no únicamente como un sistema de valores éticos y morales. 

Y son, precisamente, quienes financian estas ONG (EEUU y países europeos) los que hacen los mayores esfuerzos por mantener su sistema económico colonizador y basado en la explotación, no sólo de individuos, sino de países enteros.

http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/general/261537/el-cuento-chino-de-las-ong-y-los-llamados-movimientos-feministas/?fbclid=IwAR1qz1A9bQUsQ4c47zxFJNMKZ1beuDHfs5Pdd8ahwDDfAwtw477mzcNDwjc

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