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Nicaragua: diálogo, cultura de paz y reconciliación.


A un año del intento fallido de golpe de estado, los esfuerzos de nuestro pueblo y nuestro Gobierno Sandinista por estabilizar la economía y recuperar la paz están dando resultados.

 No obstante, existe un minúsculo grupo de oposición reaccionario, ligado a la derecha en Nicaragu, más recalcitrante y financiado desde el exterior, que apuesta por generar violencia en las calles. Pero el pueblo trabajador que se monta en la ruta para buscar el pan, para ir a la escuela, para hacer sus mandados, ya los conoce y quiere seguir trabajando en paz para prosperar, para superarse y salir adelante con su familia, en armonía con su comunidad.

Los intentos injerencistas del imperialismo norteamericano por otro lado, a través de todos sus mecanismos como la Nica Act y las diferentes sanciones económicas y amenazas, hacen parte de una estrategia consolidada para destruir a los pueblos que luchan por su autodeterminación y soberanía.

Nuestro pueblo lucha en contra de ese injerencismo desde la vigencia de los valores de los luchadores, héroes y mártires y desde la herencia de dignidad que nos han dejado como legado histórico.

Es una batalla entre los pueblos que quieren forjar la paz para construir bienestar y bien común para todos y los imperios que hacen la guerra para destruir a los pueblos soberanos. 

Nuestro modelo de gobierno cristiano, socialista y solidario si bien está en el poder político, es decir en el gobierno nacional, se encuentra a su ves en oposición al sistema, ya que el sistema no es ni cristiano, ni socialista, ni solidario y mucho menos sandinista.

Al sistema capitalista no le convienen los valores solidarios, es un sistema que destruye el medio ambiente, que siembra el individualismo del YO, la cultura de lo fácil y el éxito personal, que promueve las ambiciones personales y la desunión de las comunidades. Dentro del capitalismo no hay cultura de paz, “el capitalismo no cree en la solidaridad” Cmdte. Daniel Ortega 2019.

La cultura de paz es indispensable, porque no hay revolución plena sin paz, la reconciliación a través de la justicia y la reparación es el camino que nuestra historia nos ha enseñado. Es necesario el perdón sin olvido, porque si es cierto que muchos fuimos victimas, el perdón sigue siendo la opción mas revolucionaria, mas esperanzadora.

La víctima que odia es victima dos veces y es nec ese circulo de odio, para poder ver hacia delante y construir como hasta ahora, la Nicaragua que soñamos en paz. La escuela de nuestra historia nos enseña que cada una de las etapas revolucionarias vividas en los últimos ochenta años, ha servido de enseñanza para la etapa siguiente.

En esta escuela la unidad nos ha llevado a triunfos históricos en cada uno de los periodos: la unidad de las tres tendencias nos llevo a la victoria revolucionaria de 1979. La Alianza Unida Nicaragua Triunfa nos llevó nuevamente al gobierno en 2007.

La unidad del Sandinismo ante la intentona de golpe de estado bajo la conducción del Cmdte Daniel y la Cra Rosario nos trajo hasta aquí. 

La unidad es clave en este momento y para poder construirla se necesitan tres ingredientes. Un enemigo común: el imperio norteamericano que no esta descansando. Un vehículo propio de lucha: nuestra revolución sandinista. 

Una razón primigenia: la liberación plena de nuestro pueblo.

 La construcción de esa unidad que no se decreta, sino que se construye poco a poco con paciencia y enfrenta las complejidades de nuestro tiempo, la velocidad de la información, la lucha por la revolución de la conciencia, ritmos vertiginosos a veces difíciles de aferrar, “porque cuando tenemos todas las respuestas ya cambiaron las preguntas”, es así el tiempo en que nos toca vivir y es igualmente complejo el desafío de interpretarlo para transformarlo.

La evolución en la revolución, viene precedida por una revolución en el pensamiento, en las ideas, es un desafío político pero también es cultural. 

Pero que es cultura desde nuestras circunstancias? Ricardo Morales Avilés escribió: “Cultura es precisar las ideas que han de cristalizar la voluntad popular para el combate” y nuestro combate es hoy en contra de la pobreza material, por el bien común, por la justicia social desde la Persona y su ética, desde la familia y sus valores, que cobran vida en nuestras comunidades, desde esa energía social y ese poder creativo que habita en el pueblo y su sabiduría milenaria.

La cultura de paz habita en nuestra cultura campesina e indígena, en nuestro mundo rural, de la siembra y de la cosecha en el campo, en la solidaridad entre nuestras familias y comunidades en las ciudades, contenidas en la contundencia de los dichos populares: Agrados quieren agrados; Amor con amor se paga.

La cultura de paz esta también inmersa en nuestra cultura política, desde las enseñanzas de nuestro General Sandino contenidas en su pensamiento político, como la fraternidad universal, por eso nos decimos hermanos… 

Desde su lucha por instalar el cooperativismo en nuestras tierras como instrumento de unidad y justicia social. La cultura de paz, está en esa unidad espiritual transversal que caracteriza nuestra ideología política y su profundidad histórica: Teosofía en Sandino, como una espiritualidad que se nutrió de lo mejor de su tiempo, con el objetivo de liberar a Nicaragua allá en los años 30.

Teología de la liberación, que comulgó con la Revolución Popular Sandinista en los 80, con nuestra consigna “entre cristianismo y revolución no hay contradicción” y cristianismo unido al socialismo y la solidaridad en la etapa actual. 

En cada uno de los periodos de lucha revolucionaria en los últimos 80 años y en cada etapa de nuestra revolución que cumple 40 años, nos ha tocado batallar por la reconciliación. Sandino luchó por la paz y la reconciliación, el Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional EDSN tenia como objetivo la paz para Nicaragua. 

En el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, la consigna “Implacables en el combate y generosos en la victoria” nos guió en el camino a seguir, el Cmdte Tomas fue certero cuando afirmó “mi venganza personal será el derecho de tus hijos a la escuela y a las flores”.

En los años noventa, cuando nos tocó gobernar desde abajo y reconciliarnos con nuestros adversarios después de los miles de mártires que significaron la defensa de la revolución. 

La Cultura de Paz hoy es la guía de los nuevos desafíos en todos los ámbitos de la vida social y económica, está por ejemplo estrechamente ligada a la economía creativa y emprendedora, en manos de ese más de millón de familias nicaragüenses que diariamente apuestan por un futuro mejor a través de la estrategia de aprender, emprender y prosperar, que en su centro tiene la necesidad de encontrar una pasión, construir una visión y convertirla en una misión en todos los campos de actividad socioproductiva y se fundamenta como hace 12 años en el Trabajo y la Paz. 

Los logros de estos 12 años en cada uno de los programas sociales y en la restitución de derechos que estos promovieron, son el andamiaje de esta Cultura de Paz que está en el corazón de la Ley para la Cultura de Dialogo, Reconciliación, Seguridad, Trabajo y Paz, que expresa la vocación de nuestro pueblo en la búsqueda de la Paz necesaria para seguir construyendo un país donde todos estén incluidos, en un proyecto de justicia social y democracia económica, con soberanía y autodeterminación.

Desde el 19 de julio del año pasado se han hecho innumerables esfuerzos para recuperar esa paz que nos quisieron arrebatar, miles de asambleas de reconciliación y paz, visitas casa a casa, cultos y oraciones en los barrios, así como esfuerzos por reactivar la economía, con la persistencia y la perseverancia de alcanzar esa paz necesaria para seguir construyendo esa patria que merecemos todos los nicaragüenses.

 Nos encontramos en un periodo de siembra y la cultura de paz y el diálogo entre todos los nicaragüenses son la hoja de ruta de una revolución inédita, que nos exige creatividad, esfuerzo colectivo y audacia para hacer una revolución en la revolución.

José Carlos Bonino Jasaui

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