La ideología nacionalista radical e imperialista desarrollada por la Organización de Ucranianos Nacionalistas (OUN) antes de 1941 ha encontrado en la extrema derecha contemporánea a sus herederos.
A ningún observador mínimamente cuidadoso se le pasaría ver que, en los últimos años, los nacionalistas ucranianos han introducido una especie de culto a la espada (algo absolutamente arcaico, incluso medieval) con diferentes variantes.
Mostraremos algunas de ellas.
El ritual de conmemoración a los caídos más famosos es el realizado por los soldados del regimiento Azov en la zona de Mariupol, junto a la base del regimiento en la localidad de Urzuf.
El primero de esos rituales se celebró el 22 de octubre de 2015 y, desde entonces, se ha convertido en algo regular. De vez en cuando, se realiza a gran escala: acuden a la marcha de antorchas miles de personas con escudos y vestidas de uniforme que se alinean en columnas.
La procesión finaliza en una colina en el que hay tres enormes espadas de madera de tamaño humano clavadas en el suelo.
En la colina, los azovtsi leen la “oración del ucraniano nacionalista” (compuesta en los años 30 del siglo pasado para OUN) y después realizan un ritual que el primer comandante del regimiento, Andriy Biletsky, ha descrito así: “es recitar una lista de todos los caídos que tiene valor sagrado”.
El comandante lee los nombres de los soldados muertos y los soldados en formación y con escudos en los que se pueden leer los nombres (en realidad sus nombres de guerra) gritan “presente”.
El mismo ritual fue adoptado en 2017 por el grupo neonazi Carpathian Sich, que opera en la región de Uzhgorod.
Fue descrito así: “en la plaza central de la ciudad, los nacionalistas han rendido homenaje sus soldados caídos en las batallas con el régimen de ocupación en el frente del este y sus camaradas leyeron sus nombres y, con la mano derecha levantada, los soldados gritaron “presente”.
La fuente de inspiración de este ritual es evidente: la conmemoración de los “mártires” de putsch de Múnich.
Según escribió el historiador ruso Oleg Plenkov, “lo más espectacular es la ceremonia final, la última lista, es el momento en el que el maestro de ceremonias gritó los nombres de los miembros del partido que habían muerto y los soldados formados gritaban “presente” a cada nombre.
El periodista Arthur Primak recientemente escribió en las páginas de Nezavisimaya Gazeta que el ritual de Azov era “sorprendentemente similar a los rituales religiosos de las SS desarrollado por Heinrich Himmler”.
Pero las espadas, centro de todos los rituales, son una innovación de Azov. Estrictamente hablando, también esas esculturas de los soldados de Azov son una copia, en esta ocasión del memorial “espadas de piedra” construido en 1983 en Stavanger, Noruega, en memoria de la batalla de Hafrsfjord en el año 872 que unió a Noruega bajo el reinado de Harald I y se sentó la base para la creación de un Estado centralizado.
Las espadas de Stavanger son de piedra, mientras que las de Mariupol son de madera, un material mucho más barato y más sencillo de fabricar e instalar. Los nacionalistas no podían no copiarlo, otra cosa es que el significado de los memoriales sea distinto.
Las tres espadas de Stavanger simbolizan la espada de Harald, que se alza sobre las dos espadas de los reyes a los que derrotó, mientras que en Mariupol no hay ninguna batalla y la mitología de los nacionalistas ha sido creada de la nada.
Es decir, han cogido la imagen de internet y la han utilizado para ilustrar algo que no tiene nada que ver.
“En cada colina hay una antigua espada de hierro. Es el homenaje a Ares”, escribió el historiador griego Heródoto, conocido como el padre de la historia, que describió en el siglo V antes de Cristo los rituales de los escitas nómadas del momento.
Algunos historiadores entre los siglos XIII-XX han considerado a los escitas como antepasados directos de los eslavos del este, una idea que ha sido incluida en el arsenal de los nacionalistas ucranianos.
El 29 de julio en Járkov y el 11 de agosto en Kiev, el Corpus Nacional celebró conferencias sobre las espadas escitas (akinak).
El título de las conferencias es significativo: “Raíces de la nación: los escitas, arma de Dios” en Járkov y “Akinak: arma y carácter” en Kiev.
Es interesante cuánto enfatiza la maquinaria de comunicación de Azov la espada escita. Una de esas espadas apareció en la refundación de la imagen del batallón especial Vostok, liderado por un antiguo miembro de Azov, Serhiy Tamarin. Promocionaron la unidad en aquel momento tanto Azov como el Corpus Nacional.
Otro ejemplo está en las actividades del partido de extrema derecha nacionalista Svoboda. A finales de julio de 2016, Irina Farion, conocida exdiputada de Svoboda entre 2012 y 2014, celebró la boda de su hija Sofía. En realidad, era una fiesta de nacionalistas.
“Les unió Svoboda”, explicó Farion el 25 de julio de 2016. “Nuestro Vasya es de Svoboda, fue asistente de uno de nuestros diputados en Lviv, Mijailo Semchy”.
Los jóvenes se conocieron en un evento de Svoboda en Lviv y, en la boda, los novios recibieron al incontestable líder del partido Oleh Tyahnibok.
En la misma entrevista, Farion describió que se había celebrado una ceremonia especial, muy inusual, en la boda: “la boda fue un ritual que hice con su consentimiento, la entrega de la espada cubierta de flores y miel.
Ellos lamieron la miel. Es un ritual descrito por el antropólogo Fyodor Vovk en su obra “La boda ucraniana”, de 1916. La madre de Vasya entregó pan y yo entregué la espada como símbolo de coraje, porque si quieres tener un huerto de cerezos en casa, tienes que protegerla con la espada”.
Este culto procede directamente de los principios programáticos de los nacionalistas en los años 30. “Ya en el siglo VI antes de Cristo, los nativos de la actual Ucrania, los escitas, mucho antes de que lo dijera Heródoto, hacían culto a la espada, que era un tótem”, escribió Moskal Kuljinsky en 1827 sobre las bodas de los campesinos: flores y miel se untan en la espada, que los novios portan al entrar y al salir de la iglesia”.
“Solo ese culto y la fuerza de la espada ucraniana permitió a nuestros antepasados utilizar el arado en la orilla del Dniéper”, escribió alrededor de 1938 el teórico de OUN Mijailo Kolodnisky antes de ocupar el puesto de asistente militar ejecutivo de OUN en Ucrania occidental.
Más o menos al mismo tiempo, en 1937, en Varsovia, el publicista Evhen Malanuk, cercano a OUN, aunque no en sus filas, habló de ellos a sus estudiantes ucranianos en una conferencia: “en 1827, un viajero extranjero, al describir una boda de campesinos escribió que los novios portan una espada cubierta de hierbas y miel a la iglesia.
En el siglo VI antes de Cristo, los nativos de Ucrania, a los que Heródoto llamó escitas, rendían culto a la espada, que trataban como un tótem. Desde el siglo VI antes de Cristo al siglo XIX ha sido un acto de gentileza y cultura”.
Esta frase se ha repetido en publicaciones de la emigración nacionalista, por ejemplo, en la revista británica Surmach en 1975. La espada estaba también en la portada de los trabajos de Kolodzinsky publicados en Toronto en 1957.
En general, si los nacionalistas colocan a Heródoto en el siglo VI antes de Cristo, el natural de Chernigov Ivan Kalinsky, que enseñó en instituciones de Rovno a Járkov y dejó una serie de trabajos etnográficos, escribía en moskali y era un forastero. Pero encontró la cita que obviamente les gusta.
¿Por qué? Porque querían inculcar en la conciencia el culto a la espada, que es el culto a la guerra y la agresión. En su “Doctrina militar ucraniana”, Kolodzinsky formuló la idea del “alzamiento nacional”, que buscaba deshacerse de los polacos y judíos de las tierras ucranianas.
El plan iba mucho más allá. “Ucrania solo fue fuerte y ocupó un lugar propio en la historia cuando actuó según su destino. Cuando renunció a su misión, cayó.
Como el pueblo ucraniano no siguió la labor de Svyatoslav y Vladimir el Grande, el este de Europa está en un estado amorfo y aún no ha sido posible extender la actual cultura y civilización a la estepa del Caspio y hasta las montañas de Altai”, escribió.
Y fue más allá: “estamos construyendo el Estado ucraniano, debemos empujar la frontera de Europa hasta Altái y Zungaria [entre Rusia, Mongolia, China, Kazajistán].
Europa no tiene suficiente espacio. Ucrania busca enlazar esta zona con Europa política, económica y culturalmente y entonces la frase entre dos culturas tendrá su sentido real.
Como César tomando la Galia abrió a toda Europa a la cultura y la civilización romana, nuestro ejército revolucionario nacionalista abrirá al espacio cultural europeo occidental todo lo que está al sur y sudeste de Ucrania.
Es nuestra misión como pueblo, como raza, dar el paso más allá del mar Negro y el Caspio para construir, en el límite de dos continentes, el centro de la nueva civilización mundial”.
Hay que recordar que las pretensiones territoriales de Ucrania en Rusia -que incluyen las regiones de Krasnodar y Rostov, parte de Belgorod, Voronezh y Bryansk (casi hasta el Volga)- forman parte de la ideología de gran parte de los partidos nacionalistas ucranianos.
Estas pretensiones, en ocasiones, se extienden hasta el Cáucaso o el sur de Siberia.
En realidad, es la herencia de Kolodzinsky y sus compañeros de OUN.
https://slavyangrad.es/2019/01/29/culto-a-la-guerra/