Pablo Gonzalez

Nicaragua: LA TRISTEZA QUE PUDIERON EVITAR.


Es muy triste y doloroso ver en los medios de comunicación, más cuando emerge un claro interés político de sus directores, editores o reporteros las escenas de esposas o padres de familia demandar la libertad de los suyos sobre todo en nuestro actual contexto. 

Cada padre, cada madre, cada esposo, cada esposa, hijo o hija, sostiene que su preso o presa es inocente y para demostrarlo narra desde lo profundo de su corazón lo bueno o buena que era y que lo único que hizo fue participar en una marcha contra el gobierno.

Quien se muestre indolente ante esta escena simplemente no tiene corazón y por eso cuando la policía libera a un detenido me alegra porque entonces sé que está haciendo su trabajo y qué si su interés fuese malvado y vengativo, por lo que el terrorismo le hizo recientemente, no soltara a nadie y en consecuencia debo pensar que los que no salen es porque siguen bajo investigación o están realmente pegados y en el curso de insertarlos en un proceso judicial o ya dentro de él.

El tema sin embargo es la tristeza que se pudo evitar por no haber ejercido sobre el hijo la autoridad para alejarlo del peligro o ubicarlo para hacerle ver la inducción interesadamente política de algunos medios y sectores para involucrar a otros sin arriesgar nada ellos en una conflagración letal como la que sufrimos recientemente.

Cada quien es dueño de la visión que del mundo se tenga y en consecuencia de sus ideas y de las posiciones políticas que se prefieran y además de tenerlas el derecho de defenderlas cuando lo que se plantea es racionalmente en beneficio del país, pero cuando es para destruir pasando por el derecho de otros, generando daños mortales y económicos para secundar los llamados violentos de la politiquería entonces ahí entramos a otra dimensión.

Esa dimensión de la que hablo es lo que se debió haber evitado, es haber asumido conscientemente que la lucha tiene sus riesgos y hay que asumirlos con todas sus consecuencias porque al final ni nadie puede aducir ignorancia de la ley ni pensar que porque soy un fulano de nombre o jovencita me van a perdonar el delito cometido.

En este tipo de circunstancia no hay corona, al menos no debería de haberla, sobre todo cuando los delincuentes grabaron videos de sus fechorías, fueron identificados por sus víctimas, se tomaron fotos torturando gentes, fueron captados por cámaras de terceros pegándole fuego a un cadáver y después bailando a su alrededor celebrando tan abominable hecho, fueron filmados derribando árboles de la vida o quemando instituciones públicas o abiertamente llamando al crimen.

Muchos que hicieron esto pensaron que como caía el actual gobierno no pasaría nada y que por sus atrocidades serían reconocidos como héroes por las autoridades entrantes. 

Es más, llegaron a creer que serían los nuevos policías y los nuevos jueces y que desde el poltrón de victimarios cínicamente terminarían condenando a las víctimas que con mucha razón demandan justicia por sus muertos y desaparecidos y ya no digamos de la cantidad de heridos, de torturados y desaparecidos y la enorme lista de gentes que perdieron sus negocios porque les fueron saqueados o porque simplemente quebraron como consecuencia del régimen de terror impuesto por la barbarie.

Ahora resulta que los medios involucrados en el fallido golpe han convertido en prisionero político a cada individuo que la policía detiene o captura para su debida investigación, a fin de determinar su grado de responsabilidad en el contexto de los actos terroristas y llegan al extremo hasta de ponerlos a la par de Nelson Mandela y para darle una connotación más grande al pretendido explotan los sentimientos de los familiares que lógicamente sufren por ver al esposo, esposa, hijo o hija presa.

Entiendo el dolor de estas personas que creen en la inocencia ciega de sus presos y digo inocencia de sus presos porque nadie que esté en el lugar de una madre que tiene a su vástago encarcelado aceptará nunca los cargos que imputan a su familiar. 

Por el contrario, sea madre, padre, esposo, tío, hermano o hasta amigo siempre te dirá que eso es falso, que su criatura es incapaz de hacer algo así, que es buen trabajador, buen cristiano y que el día que dicen lo que pasó él estaba en la casa y así muchísimas virtudes que salen a flote, pero que nada que ver a la hora de ser contrastadas con las pruebas que determinan una culpabilidad que terminará en años de cárcel.

El Cardenal Leopoldo Brenes sin saber lo que decía llamó recientemente a terminar con las detenciones cuando hay víctimas que demandan justicia y son muchas. 

Este llamado es a la impunidad, a que no pase nada y no se castigue el delito, a que los hechores paseen campantemente frente a las casas de aquellos que no terminan de llorar a sus muertos o tienen esperanzas de que les devuelvan a sus desaparecidos y dado que las investigaciones continuaran y es previsible que habrá más detenidos, esperemos que sean los tiburones y no como hasta ahora las sardinas, llamo a quienes pudieran aun ser manipulados por los que no arriesgan nada, por quienes reciben los dólares de quienes les financian en sus oficinas con aire acondicionados y los gastan en centros comerciales y restaurantes, diciendo que aquí nada es normal, para que no se presten al juego de la politiquería creyendo que lo que hagan no tendrá consecuencias. 

Todo tiene un costo y todo se paga. 

No esperen después que la sociedad abogue por las muertes y daños que directa o inducidamente cometieron porque nada de eso es merecedor ni de lástima ni de compasión y este es una advertencia que los padres deben hacer a sus hijos.

Los que están presos en el contexto del fallido golpe de estado son delincuentes no prisioneros políticos porque cometieron daños mortales, físicos, morales y económicos y tienen que pagar.

 A ninguno de ellos se les encarceló por protestar contra el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo, ninguno de ellos fue a la cárcel por marchar o por decir lo que quisieron a través de aquellos medios que no hacen periodismo sino terrorismo. Todos ellos están presos en gran parte porque sus padres no los supieron aconsejar, porque no ejercieron la autoridad que les correspondía en el momento que tuvieron que hacerlo porque lo que terminaron criando fue a delincuentes que hoy están presos.

Estas palabras son duras para quienes les cae, pero no van dirigidas a quienes ya derramaron la leche y no la pueden recoger, sino a los que aún pueden evitar que eso suceda y por ello quiero compartir una reflexión llamada “CÓMO CRIAR FUTUROS DELINQUENTES” que sirva de fórmula para que nuestras cárceles no se sigan llenando de terroristas y que la implementen aquellos padres de familia que no quieren a sus hijos presos.

COMO CRIAR FUTUROS DELINCUENTES.

La policía de Houston, Texas, distribuyó un curioso y acertado panfleto titulado: “Cómo criar hijos delincuentes.” El contenido decía lo siguiente:

• Dé a su hijo todo lo que pida. De esta manera su hijo crecerá pensando que tiene derecho a obtener todo lo que desea.

• Ríase cuando su hijo diga malas palabras. De esta manera su hijo crecerá pensando que el vocabulario soez divierte a la gente y se esforzará por incrementar su repertorio de malas palabras.

• Jamás oriente a su hijo en el área espiritual. Deje que cuando sea adulto él decida lo que quiera creer. No reprenda y no discipline a su hijo por su mal comportamiento, “podría dañar su autoestima”. De esta manera su hijo crecerá pensando que no existen reglas en la sociedad.

• Recoja todo lo que su hijo desordena. De esta manera su hijo crecerá creyendo que otros deben hacerse cargo de sus responsabilidades.

• Permítale ver cualquier programa en la televisión. De esta manera su hijo crecerá con una mentalidad “abierta y desinhibida”.

• Peléense delante de sus hijos. De esta manera, sus hijos no se sorprenderán cuando tengan que divorciarse. (además crecerán con mucha rabia dentro de ellos).

• Dé a su hijo todo el dinero que pida. De esta manera su hijo crecerá pensando que obtener dinero es fácil y no dudará en robar para conseguirlo. 

Al final había una nota que decía:

“Siguiendo estas instrucciones le garantizamos que su hijo será un delincuente y nosotros tendremos una celda lista para él”.

Por: Moisés Absalón Pastora.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA

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