Los mafiosos y terroristas imponiendo su "democracia made in usa", robando, asesinando, violando soberanias, chantajeando, derrocando gobiernos con sus ejercitos de ocupacion entrenados por ellos mismos.
El objetivo fundamental de Estados Unidos es la neocolonización o neodominación de América latina y el Caribe con el uso de diversas estrategias doctrinarias, filosóficas, políticas, sociales, culturales y básicamente militares:
El expansionismo yanqui se origina en la filosofía, doctrina o idea del Destino Manifiesto presentida por los colonizadores puritanos, pues uno de ellos escribió:
"Ninguna nación tiene el derecho de expulsar a otra, si no es por un designio especial del cielo como el que tuvieron los israelitas, a menos que los nativos obraran injustamente con ella.
En este caso tendrán derecho a entablar, legalmente, una guerra con ellos así como a someterlos..."
Más tarde, el concepto del Destino Manifiesto se extendía para, -“en nombre Dios”, declarar guerras de rapiña, apropiarse de territorios y sus recursos naturales y humanos para depredarlos y explotarlos.
El periodista John L. O’Sullivan, en 1845, en la revista Democratic Review de Nueva York sentenciaba:
"El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno.
Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino..."
Ese “Destino Manifiesto” ha sido manipulado y usado por todas las administraciones de Estados Unidos sean demócratas o republicanas, y por todos los políticos y líderes de opinión.
El undécimo presidente James Knox Polk (1795-1849), con esa doctrina en mano, impuso la guerra contra México en 1846-48, conflicto bélico que anexó a Estados Unidos más de la mitad del territorio Mexicano.
El Destino Manifiesto se convirtió en una filosofía estadounidense que permitió no sólo la expansión territorial, sino también el surgimiento de la idea imperialista, consecuentemente, se diseñó y estableció la política internacional y todas las formas de relacionarse con los demás pueblos, Estados y naciones de la tierra habitados por pueblos inferiores según la “creencia de que los Estados Unidos de América está destinada a expandirse hacia los cuatro vientos pues respalda la idea de que esté, se expandiera sobre los territorios no conquistados de Norteamérica y, en general, sobre el Hemisferio Occidental.
De acuerdo a este ideario, no bastaba la ocupación de territorios y por ello también era usado para justificar las adquisiciones territoriales hechas por Estados Unidos.
Esta doctrina no estaba exenta de racismo, pues consideraba que los habitantes estadounidenses eran superiores a los «mestizos» de los países vecinos ubicados al sur de la frontera, por lo que debían ser «regenerados».
Pretende dar a entender al mundo que Dios eligió a ese pueblo para ser una potencia política y económica y ser una nación superior al resto del mundo.”
Desde 1840 se utilizó la filosofía del destino manifiesto para plantear y ejecutar toda clase de agresiones e injerencias a los pueblos de América Latina y el Caribe y en el siglo XX a otros pueblos del orbe terrestre.
Compraron Alaska a Rusia, a Francia le arrebataron por 15 millones de dólares, Luisiana y Florida que los franceses arrebataron a España.
En el siglo XIX despojaron de sus tierras a los pueblos originarios de Norte América y si no pudieron matar a todos en un gigantesco genocidio, a los sobrevivientes les obligaron a vivir en reservaciones inhóspitas.
Con toda clase de artimañas y estrategias militares o amigables, económicas o políticas “se apoderan lo mismo de Puerto Rico, que de Cuba, Panamá, Hawai, Alaska, Filipinas, Guam, Islas Vírgenes, entre otros ejemplos, a los que habrá de agregar Irak y también sus derrotas, como Vietnam, hoy conquistada con apoyos económicos cuantiosos, que al mismo tiempo que la desarrollan curan sus viejas culpas por una guerra infame de 10 años”.
Entre 1840 y 1845, Estados Unidos guerreó contra México y le robaron primero California y Texas, y luego de Colorado, Arizona, Nuevo México , Nevada, Utah y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma, en total 2 millones 100 mil kilómetros cuadrados –el 55% del territorio mexicano de entonces.
“Con lo anterior se comprueba que a lo largo de su historia, desde las 13 colonias hasta la actualidad, el Destino Manifiesto hizo nacer la semilla y la convicción del pueblo norteamericano de que la "misión" que Dios les dio fue explorar y conquistar nuevas tierras, con el fin de llevar a todos los rincones la "luz" de la democracia, la libertad y la civilización.
Esto, por supuesto, implicaba la creencia de que la república democrática era la forma de gobierno favorecida por Dios”.
Estrategias militares, políticas, diplomáticas y el uso del Dios dólar para corromper a gobernantes, militares y oligarquías latinoamericanas han servido a Estados Unidos para justificar sus injerencias pacíficas o bélicas en procura de sus objetivo superior: la neocolonización o neodominación y para ello, con la CIA, el Departamento de Estado y el Pentágono han cometido magnicidios, derrocado gobiernos desafectos al imperio para reemplazarlos con sanguinarias y fascistas dictaduras, todo en nombre de la defensa de la democracia, libertades y derechos humanos.
Según consta en un texto de Silvina M. Romano, difundido por Alai-amlatina, “El discurso de libertad, democracia, acercamiento diplomático y relaciones amistosas con América Latina, tan característico de la administración Obama en su afán por reforzar el “poder blando” de su política exterior, encuentra sus límites reales en la necesidad de “orden” y “estabilidad” (consignas muy usuales durante la implementación de la Doctrina de Seguridad Nacional en América Latina).
En la actualidad, las FFAA estadounidenses en el Hemisferio están presentes no solo en las más de 70 bases militares, sino que se materializa en diversos acuerdos de seguridad multi y bi laterales: Plan Colombia, Iniciativa Regional Andina, Iniciativa Mérida, Iniciativa para la Seguridad Regional de Centroamérica, entre otros.
Estos pactos incluyen programas de entrenamiento, cursos de capacitación, venta de armas y equipos, involucrando desde las empresas proveedoras de estos materiales y las agencias de seguridad estadounidenses como la DEA y el FBI, hasta los gobiernos, empresas y policías de países latinoamericanos.
La razón de esta presencia es la “seguridad de Estados Unidos”, que implica por definición la seguridad y la “estabilidad” en territorios que podrían resultar en una amenaza para Estados Unidos. En los manuales de entrenamiento de finales de los ‘60, se leía claramente el vínculo entre ambas:
“La falta de estabilidad política y de orden socio-económico en un país latinoamericano pone en jaque la seguridad nacional norteamericana.
Por consiguiente, EEUU debe adoptar en materia de entrenamiento y programas de ayuda militar, tácticas destinadas a evitar los riesgos de tal inestabilidad, mediante el desarrollo económico y la imposición del orden”.
La “estabilidad” política es otra estrategia de Washington para someter a los países de nuestra América Latina y el Caribe. Par ello qué importa derrocar gobiernos legítimos, democráticamente elegidos, inclusive con la intervención militar de El Pentágono, como ocurrió en Guatemala, República Dominicana, Granada, Panamá, ataques de todo tipo a Cuba, y las guerras en América Central o la imposición del fascismo en forma de dictaduras en el Cono Sur con el uso de militares graduados y entrenados en la famosa Escuela de las Américas que estuvo en Panamá, antes del Tratado Torrijos-Carter.
Así Estados Unidos jamás, respetó la soberanía nacional y menos el derecho a la autodeterminación de los pueblos.
En la página web del Comando Sur, se leía que uno de los objetivos de las operaciones como UNITAS “Southern Seas 2015”, es “la continuación del compromiso con la región, orientado a estrechar el trabajo conjunto y promover la estabilidad hemisférica” con la participación de las fuerzas armadas de cada país.
“Claro que este trabajo conjunto se realiza con países y gobiernos que se encuentran alineados a las pautas político-económicas y de seguridad que no alteran los preceptos de Washington, como Perú, Chile, Colombia y Panamá. Los ejercicios de entrenamiento llegan hasta Brasil: UNITAS adiestra a las FFAA de ese país para combatir en el campo de la guerra electrónica, en materia de guerra aérea y submarina, en operaciones de interdicción, a la vez que llevan a cabo diversos ejercicios conjuntos, escribe Silvina M. Romano, que agregaba:
En términos generales, el Comando Sur tiene por misión brindar a las naciones amigas cursos de entrenamiento, mecanismos para “compartir la información”, equipos y asistencia tecnológica, así como asistencia en infraestructura (nótese que esto reditúa especialmente a las empresas estadounidenses dedicadas al rubro de seguridad).
Además, asesora especialmente en cuestiones de inteligencia y en operativos para combatir el narcotráfico y el terrorismo, siempre “respetando los Derechos Humanos”.
Llama la atención lo poco que se ha difundido todo esto en la opinión pública; es como si esta presencia de unas FFAA cooptadas fuese un componente “natural” de la soberanía de los países de la región aún en un contexto de reconstrucción de la memoria con respecto a la contrainsurgencia, las desapariciones forzadas, los operativos paramilitares, etc., entre la década de 1950 y finales de 1980.
Precisamente, durante la Guerra Fría, se aseveraba en relación al entrenamiento de tropas latinoamericanas en academias estadounidenses, que se trataba de un entrenamiento técnico y para nada “político-ideológico”.
Esa afirmación fue desmentida con los acontecimientos de Chile y posteriormente de Argentina, donde las FFAA ocuparon la esfera política formal.
Las fuerzas armadas de América Latina, sometidas al dictado imperial son continuamente entrenadas en Estados Unidos. Con el Plan Colombia y Plan Patriota, “Suboficiales de Colombia reciben lecciones de liderazgo en Estados Unidos (…) recibirán instrucción en liderazgo compartido, resolución de conflictos, liderazgo y comportamiento organizacional y entrenamiento emocional durante diez días en las instalaciones del fuerte militar de Sam Houston en San Antonio Texas, por personal del Ejército Sur de EEUU”.
Algunas cifras que ilustran el grado de dependencia de las FFAA latinoamericanas.
La venta de armas estadounidenses a América Latina y el Caribe en el 2014 alcanzó 1,605,861,326 dólares y en el 2012 fue de 2,408,527,664 dólares. Los militares latinoamericanos que recibieron entrenamiento en el 2013 fueron 12,157, mientras que en el 2014 fueron 14,600.
La “estandarización de las FFAA” según las necesidades de EEUU es una constante desde inicios de la Guerra Fría que prosigue en la actualidad.
El enemigo interno y externo a combatir va cambiando de nombre, pero siempre está ahí para justificar el impulso/imposición de una Seguridad Hemisférica que garantice una mínima estabilidad para los negocios (legales, ilegales, locales, transnacionales).
Por eso desde el imperio nunca escucharemos el concepto de “fin de ciclo” sino de “renovación de estrategias”, sostiene Silvina M. Romano que es investigadora del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe, UBA, CONICET, Argentina.
LA CIA EN LAS ESTRATEGIAS IMPERIALES
Desde hace 70 años, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos -CIA- ha sido un arma estratégica fundamental para los planes de dominación y neocolonización imperial de América Latina, el Caribe y buena parte del resto del, mundo.
Esa organización de espionaje que trabaja en la clandestinidad, ha cometido toda clase de crímenes que permanecen en la impunidad. Está al servicio de las grandes empresas y consorcios norteamericanos que, a su vez, son parte esencial de los gobiernos inquilinos de la Casa Blanca; en consecuencia, siempre la CIA defiende sus intereses, es decir los intereses imperiales que son los mismos de sus grandes corporaciones transnacionales por medio de las cuales depreda y explota los recursos naturales.
La dirección de la CIA mantiene estrechos contactos con el Council of Business, cuyos miembros son propietarios de algunas de las corporaciones más importantes de loa Estados Unidos y representantes de los Rockefeller, los Rothschild, los Mellon, los Whitney y otros según Domhoff.
Otros directores de la CIA, vinculados a las grandes empresas y capitales norteamericanos, fueron William Casey que poseía una fortuna superior a los 9.6 millones de dólares o William Webster, un fanático de la doctrina de la seguridad nacional y de los designios neoglobalistas de Estados Unidos y Richard Helms, diplomático y antes que nada hombre de negocios vinculado a los interese de la clase superior.
La CIA está bajo órdenes directas de la Casa Blanca y del Presidente de Estados Unidos. Siempre en su calidad de miembro de la clase superior y dirigente de la élite en el poder, el presidente, en ocasiones, desconoce de los pasos, operaciones o actividades de CIA que hayan sido decididos previamente por NSC o el Special Group.
La CIA no puede ser o autoproclamarse como “un gobierno invisible” o como una especie de Estado dentro del Estado, porque esa situación es tan solo un mito difundido por la propaganda ya que, en su esencia, es una arma secreta, mortal, subversiva y desestabilizadora de los Estados Unidos; es decir de la clase superior y, por tanto, “la CIA actúa bajo dirección aparente del Presidente de los Estados Unidos o del Consejo de Seguridad Nacional. Sin embargo, la CIA ejecuta acciones especiales, casi siempre con el victo bueno del Presidente según de afirmaba en la guía especial de los Estados Unidos.
El New York Times Magazine4 escribía: “Todos los directores de la CIA están protegidos por los presidentes a los que sirven.
Ningún director de la CIA puede desobedecer las instrucciones del Presidente…”; sin embargo, la CIA realiza operaciones clandestinas bajo órdenes del NSC que no siempre son informadas al Presidente.
Cualquier análisis de las intrigas y actividades de la CIA concluirá que es una Agencia encargada de cumplir el rol de guardián de la clase superior que es la que la controla por intermedio de sus representantes. Por eso, la misión básica de la CIA es ejecutar todas las acciones ilegales, encubiertas, clandestinas, directas, indirectas o públicas -en países débiles o con gobiernos complacientes o serviles a Estados Unidos, manipulados también para defender y salvaguardar los intereses expresos o manifiestos de la clase gobernante o de la élite en el poder.
Politólogos, sociólogos y otros analistas sostienen que la clase superior de Estados Unidos es la clase de los multimillonarios que constan en la lista anual de la publicación especializada Social Register. Si esta clase social, económica y política es la ejerce control sobre la CIA, fácil es deducir que esa agencia del crimen terror y muerte, defenderá los intereses de esa clase que ha llegado a convertirse en el verdadero e invisible gobierno de Estados Unidos; en otras palabras, un poder real, concreto y efectivo dentro del poder que ejerce el Gobierno Federal, aparentemente, compartido por el Congreso.
Los millonarios de Estados Unidos poseen empresas en todos los países del mundo. Controlan las industrias, los sistemas de producción y los mercados, los bancos y comercios de importación y exportación; y en especial, controlar el complejo industrial-militar o poseen las compañías escogidas por el Departamento de Defensa, para fabricar y producir todo tipo de armas. Naturalmente que el Pentágono está bajo el control de la misma clase superior.
La clase económica superior, controla el poder de la CIA y el poder del imperio que ha desatado guerras de agresión e implantado dictaduras con la CIA o el poder militar. En la práctica, esta clase gobierna al ejecutivo y al legislativo, a los militares, políticos, diplomáticos, abogados, periodistas y es propietaria o accionista de las principales cadenas de radio y televisión, de las agencias trasnacionales de prensa y de los más influyentes periódicos y revistas y espectáculos de entretenimiento. Es la clase que ejerce férreo control sobre la “comunidad de inteligencia” y en especial sobre la CIA.
Los documentos secretos -hechos públicos por orden de la Casa Blanca o del Congreso- llegaron a revelar parte de las intrigas criminales de la CIA en América Latina y en algunas regiones del mundo. Muchos políticos considerados indeseables por Estados Unidos han sido cobardemente asesinados, varios gobiernos no obedientes a los dictados de Estados Unidos o que han sido considerados peligrosos para sus intereses; es decir para los negocios de los magnates de la industria el comercio y las finanzas, han sido derrocados luego de recibir órdenes secretas del Consejo de Seguridad, -hoy NSC- de los Estados Unidos, ejecutadas bajo la denominación genérica de “operaciones secretas”.
Bajo responsabilidad de la CIA y de su Directorio de Inteligencia está el procesar datos e informaciones proveniente de fuentes públicas o abiertas o de las remitidas por sus agentes desde diferentes partes del mundo y en espacial desde las zonas en conflicto y mucho más si esos conflictos podrían, eventualmente, desembocar en potenciales peligros para los intereses estadounidenses que no son otros que los interese económicos de la clase superior.
Este es el principio rector que ha justificado el desenfadado y cínico intervencionismo yanqui en todo el mundo y no la tan propagandizada defensa de los derechos humanos, la libertad y la democracia. Al fin “the business are business”, y la CIA hace su negocio redondo por la complicidad de las llamadas clases dominantes elitarias y gobernantes enquistadas en el poder, mayoritariamente con el voto del pueblo.
Pijamasurf en Contrainjerencia decía: “En su novela Snowcrash, Neal Stephenson imagina un mundo donde las corporaciones han constituido sus propios estados-nación y cobran a los ciudadanos por el servicio de poder vivir en su territorio. La CIA es la Central Intelligent Corporation y la Librería del Congreso es una especie de Apple Store. ¿Sucederá esto en un futuro cercano? ¿O será más cómodo para las corporaciones seguir manteniendo la fachada de los gobiernos para que éstos hagan el trabajo sucio por ellas?
Por su parte, Pere Ortega, Centre Delàs d’Estudis per la Pau, expresa que no es descabellado hablar de Tercera Guerra Mundial, no porque lo diga el Papa Francisco, sino porque hay que remitirse a los hechos. Los principales conflictos que se viven en Oriente Próximo, África subsahariana y del norte, en el Cáucaso, y en el centro y sur de Asia, tienen mucho que ver con la denominada Guerra contra el terror, o así la denominan los que dicen combatir el terrorismo.”
En la actualidad, según señala el Department of Peace and Conflict Research (Uppsala University), contabilizaba 33 conflictos armados, con datos de 2014; luego se establece la existencia de 41. Un aumento que tiene que ver con el auge de conflictos en los que una de las partes es considerada terrorista por las partes contrarias.
Pero la palabra terrorismo tiene difícil definición, al menos Naciones Unidas no ha sido capaz hasta el momento de ponerse de acuerdo sobre ese concepto, debido a las discrepancias entre expertos y los mismos estados.
Recordemos que, la mayoría de las colonias que lucharon por la independencia frente al imperialismo, emplearon la lucha armada y atacaron objeticos civiles y en algunos casos, atentaron contra sus metrópolis.
Aunque sea en etapas históricas diferentes, muchos de los conflictos actuales surgen de la pésima gestión de cómo se llevó a cabo la descolonización, que favoreció la creación de estados con fronteras artificiales y qué élites que debían gobernarlos.
Esto tiene mucho que ver con los pueblos que hoy se sienten ocupados o atacados en Palestina, Afganistán, Irak, Paquistán, Chechenia, Cachemira, Siria, donde grupos de distinto signo utilizan como arma el ataque indiscriminado contra objetivos civiles de sus ocupadores o atacantes, incluidas sus propias metrópolis, en palabras de Pere Ortega.
En realidad, la lucha contra el terrorismo internacional es otra estrategia que usa los Estados Unidos para justificar las agresiones militares y liderar las coaliciones internacionales que bajo el mando imperial que desencadenó las guerras autodenominadas contra el terror en Afganistán e Irak; Siria, contra los kurdos; o respalda a Arabia Saudita en Yemen.
En Siria, para desestabilizar al gobierno de Bashar al-Asad, EEUU y sus aliados han bombardeado a ciudades y aldeas con el pretexto de combatir al terrorismo del E.I., pero con la CIA .han colaborado con los gobiernos sumisos de Irak, Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes en donde han entrenado a combatientes, además de entregarles armas y dineros a los diferentes actores en conflicto.
Más aún: Pere Ortega advierte que “Sobre Daesh sabemos que se formó con oficiales y efectivos del ejército de Saddam Hussein, disuelto por Estados Unidos en Irak, hecho que favoreció la creación de grupos que primero lucharon contra la ocupación de Irak y el régimen títere impuesto en Bagdad, para después, una vez formado Daesh, asentar un califato en territorios de Siria e Irak, declarando la guerra a todos los países que forman parte de la coalición internacional que dan su apoyo a la política de EEUU en todo Oriente Próximo. De ahí que algunos la denominen Tercera Guerra Mundial.
Respecto de América Latina y el Caribe, el analista internacional Nil Nikándrov en RT afirmaba que Estados Unidos ha intensificado los esfuerzos para desestabilizar a los países latinoamericanos que hayan conducido una política independiente exterior, lo que la Casa Blanca considera un desafío.
“La liquidación de los enemigos de EE.UU. permitiría a Washington socavar el proceso de consolidación de países y pueblos latinoamericanos y asestar golpes contra organizaciones como el ALBA, la Unasur y la Celac, así como reducir la cooperación en el marco de Petrocaribe y el Consejo Suramericano de Defensa”, explica el analista.
“A Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua igualmente [EE.UU.] las acusan de promover el autoritarismo, desmontar la democracia, oprimir a la oposición y a los medios independientes, de hacer la vista gorda al narcotráfico y la corrupción”, recuerda Nikándrov en el portal de la Fundación de la Cultura Estratégica.
De manera un poco diferente se hace lo mismo con los dirigentes de Brasil y algunos países caribeños, sostiene el autor. “El uso de acusaciones, pruebas falsificadas y desertores no tiene fin en el afán por desacreditar a los políticos indeseables desde el punto de vista de EE.UU.”, destaca Nikándrov. El mayor objetivo de estas actividades, coordinadas por el Departamento de Estado, la CIA, la NSA y la Agencia de Inteligencia de Defensa, es remplazar a dichos dirigentes por otros “democráticamente orientados e inclinados a un diálogo” con Washington”. Esta tesis se demuestra con la política de Estados Unidos en Argentina gobernada por la derecha que puso en el poder a Macri, visitado y alabado por Obama.
En el Gobierno de Obama hay partidarios de escenarios radicales para la región, incluido el “escenario libio”. Los intentos de eliminación física de políticos extranjeros considerados indeseables, practicados por la CIA y los demás servicios secretos estadounidense, en numerosas ocasiones en el pasado, continuarán sin duda alguna, asegura Nikándrov.
Los montajes de derrocamiento de los políticos que ponen trabas a la hegemonía estadounidense en América Latina tienen en cuenta la situación operativa en dichos países. Según él, los lacayos de EE.UU., de “los cuales hay suficientes en América Latina”, procurarán también socavar las actividades de los BRICS e implicar a los países de la región en la guerra de sanciones contra Rusia.
VIEJA AMBICIÓN: DOMINAR A AMÉRICA LATINA
No existe ni un sólo Estado latinoamericano o caribeño que, en algún momento de la historia, no haya sido atacado militarmente por Estados Unidos o manipulado a través del dólar, la diplomacia, la política. Con extraordinaria habilidad se ha aprovechado de las debilidades humanas: ambición, notoriedad, inclinación a la corrupción e inclusive la traición a sus patrias y pueblos, y hasta de la ignorancia y el egoísmo de políticos y militares, para imponer el dictado imperial.
Ha utilizado la doctrina Monroe, la de la zanahoria y el garrote, o la Alianza para el Progreso, el Plan Colombia, el Plan Patriota, la Iniciativa Mérida, la guerra contrainsurgente, la guerra contra el terrorismo internacional, la lucha en defensa de la democracia, libertades y derechos humanos, y hoy la “ayuda humanitaria” para penetrar en América Latina y el Caribe, imponer gobiernos y saquear los recursos naturales y liquidar sus diversas formas de convivencia política, social y cultural.
En cualquier lugar en el que intervenga Estados Unidos ha habido y habrá muerte, regueros de sangre, destrucción, cárceles y torturas para los patriotas y revolucionarios, riqueza y poder para los traidores, al tiempo que han liquidado los avances socio-políticos y los esfuerzos para abandonar el subdesarrollo y las desigualdades impuestas por el imperio en sus afanes de neocolonización.
El neomarxista de origen egipcio, Sadir Amin al referirse a Estados Unidos y sus ansias de dominación afirma que “la carencia origina las mejores ideas, y de hecho es así como Estados Unidos ha sido lo suficientemente hábil como para envolver a cada país, diciéndole lo que éste quiere escuchar y quitándole lo que él quiere tener.
Por eso podemos decir que hoy en día Estados Unidos es lo que es, gracias al resto del mundo; es correcto llamarlo así "Estados Unidos", ya que precisamente es la unión de muchos otros estados-países lo que ha conformado el poder de los yankees….
Estados Unidos supo además utilizar las estrategias adecuadas: unírsele al enemigo, manipulación de ideologías, etc. Supo, como dijo Sun Tzu, ser lúcido, es decir, combinar las armas (puesto que nadie duda del calibre de la tecnología en armamento que posee Estados Unidos) y la información (información que, bien guiada, es capaz de transformar).
La forma de atacar de los EEUU es parecida a la del águila, la cual antes que nada identifica plenamente a su presa, la analiza, la mira con detenimiento, y después ¡boom! la come, destruyendo de manera planificada sus capacidades militares, industriales, y políticas.
Hoy en día, Estados Unidos pretende impedir que surja otro país como su competidor en el terreno económico y militar, por ello están entre sus proyectos: desmantelar grandes naciones como Rusia, mantener a Europa como una dimensión dentro de ese continente, luchar en tecnología contra los asiáticos, etc, y "entre sus prioridades de agresión están el Medio Oriente y América Latina"
¿La razón? "oro negro". Todos sabemos que en México, Venezuela, y otros países de Latinoamérica, como en el Medio Oriente abundan los recursos petrolíferos, los cuales traducidos al inglés norteamericano significan "money" (dinero, dinero que es poder, poder que no quiere perder el Estado imperial).
La política de defensa de EEUU, apunta a 6 objetivos: la protección del territorio nacional y de las bases estadounidenses en el exterior; la proyección de potencia hacia teatros de operaciones lejanos; la destrucción de santuarios enemigos; la seguridad de los sistemas de información y de comunicación; el desarrollo de la utilización de las técnicas necesarias para las operaciones combinadas en el terreno; y la protección del acceso al espacio y del potencial espacial estadounidense”.
Pero, a más del petróleo, el imperio necesita de otros recursos que posee América Latina y, entre ellos el agua. Todos a los recursos hídricos que Latinoamérica posee en abundancia los quiere Estados Unidos, tanto así que suele afirmar que la lógica del capitalismo neoliberal y la globalización imperialista siguen reinando, en unos años la gente morirá no solo por falta de agua, sino también por las guerras y conflictos violentos que se generarán entre países y bloques de países por el dominio de los recursos acuíferos. Se ha dicho incluso, con razones evidentes, que las guerras del futuro ya no serán más por el petróleo, sino por el agua.
Otro recurso ansiado por el imperio del terror es el petróleo que es el motor que mueve la economía mundial y el factor desencadenante de decenas o centenares de conflictos no “solo “entre las grandes potencias y los países pobres y entre las propias potencias mismas.
Quien detente el control de la producción, la circulación y los precios del petróleo tiene en sus manos el mayor poder dentro del sistema imperialista. Por eso Estados Unidos está en el centro de todas las redes de dominación del oro negro e implicado a sangre y fuego en la lucha por la dominación y control sobre los países productores del combustible y, además posee la fuerza necesaria para imponer tratados de libre comercio que favorecen la producción estadounidense; es decir de sus poderosas empresas.
BASES MILITARES EN AMÉRICA LATINA
El Comando Sur de Estados Unidos se ha convertido en General en Jefe de los ejércitos latinoamericanos y caribeños. Es el entrenador o adiestrador de las fuerzas armadas e impone los ejercicios que considere pertinentes a sus intereses mediante el programa UNITAS.
El monopolio de venta de armas mantiene Estados Unidos. En los últimos años, Colombia y Chile han sido los países que mayor cantidad de armas han adquirido o que han sido “donadas” con las consecuencias de siempre: dominación total y obediencia ciega de los militares “agradecidos” por los juguetes de guerra recibidos.
El “Comando Sur se ha esforzado por preparar a los ejércitos sudamericanos para futuros combates "contra el terrorismo" o contra los insurgentes porque “el plan de dominación económica y política, que tiene como punta de lanza el dominio militar de Estados Unidos, se dirige igualmente a vigilar y controlar la dinámica de los movimientos populares de la región o, como lo llama la profesora mexicana Ana Esther Ceceña, "disuadir", "impedir que el enemigo se forme".
“Para los latinoamericanos y caribeños son ya tristemente familiares nombres que designan bases militares yanquis como, entre otras, las de Tres Esquinas, en Colombia; Iquitos, en Perú; Palmerola, en Honduras; Comalapa, en El Salvador; Reina Beatriz, en la Isla de Aruba; Libería, en Costa Rica.
Y a la vez muchos latinoamericanos conocen de la resistencia que han podido hacer hasta ahora los pueblos de Brasil y Argentina, para no entregarle a los yanquis la base de Alcántara, instalada en un lugar estratégico del territorio brasileño; y no permitir al Comando Sur que instale una base en Misiones, en la llamada Triple Frontera, el vértice donde Argentina se toca con Paraguay y Brasil”, decía Amin.
Cuba exige la devolución de Guantánamo que Estados mantiene en forma arbitraria e ilegal y el pueblo de Puerto Rico luchó denodadamente para que el imperio colonizador desaloje la base en la Isla de Vieques. Finalmente triunfó el pueblo convirtiéndose en acción ejemplar en defensa de la soberanía.
Cada base militar estadounidense en tierras de Nuestra América, significa incremento de la prostitución, del narcotráfico y de una serie de delitos concomitantes a esas ilegales y despreciables prácticas. Cada base militar yanqui es, de por sí misma, una amenaza a la paz proclamada por la Celac, y es una amarga realidad que ofende a la dignidad de los pueblos.
Correo electrónico: tribunalpazecuador@yahoo.com
COMITÉ INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA (CISPAL)