A pesar de que el gobierno macrista cortó el funcionamiento de los trenes y también del servicio de internet en la localidad, Cristina se presentó el 16 de octubre en el estadio de Racing, en su cierre de campaña ante nada más y nada menos que cien mil almas. Ni los juegos de fútbol en final de Mundial logran llenar un estadio con esa magnitud.
Es bien sabido por todos el revés que tuvo Argentina en los últimos dos años: de la era progresista, en un santiamén pasó de nuevo a la era neoliberal y; las consecuencias de la equivocación del voto la están pagando caro los argentinos que pensaron que le iría mal solo al paria, por paria.
El neoliberalismo agarra parejo, es máquina de destrucción masiva.
En el neoliberalismo solo se salvan las oligarquías, porque están cimentadas sobre las mentes colonizadas, ignorancia, deslealtad, patriarcado, misoginia, homofobia, la falta de gratitud, de identidad y la inexistencia del sentido común.
Eso por un lado y por el otro: siguen funcionando porque se han encargado de cortar toda vía de desarrollo, de la restauración del tejido social post dictaduras.
Para las oligarquías latinoamericanas la Memoria Histórica es probablemente el peor de sus enemigos, porque un pueblo que sabe en dónde está parado difícilmente se deja engañar y deshonrar de nuevo.
Es por esa razón que se empeñan en la manipulación masiva, vía los medios corporativos que falsifican, inventan y crean noticias al acomodo de las grandes mafias que se encargan de mantener el sistema intacto y funcional a éstas.
En lo visible de este andamiaje post invasión española en el continente, vemos el ahínco con el que estas mafias manejan los tres poderes del Estado, para dejar a la población sin recursos, oportunidades y en el desamparo total; porque en la vulnerabilidad de la ignorancia, el hambre y la tragedia es más manipulable.
Y no sucede solamente en Argentina, lo vemos a lo largo y ancho de Latinoamérica. Pero a pesar de eso, de un sistema patriarcal, racista, homofóbico, clasista y cachureco, un pueblo mancillado que es capaz de ver en la desnudez su grandeza, tiene el poder suficiente para levantarse.
Y es eso lo que debe hacer Argentina el domingo en las elecciones.
Decirle a las oligarquías argentinas, latinoamericanas e internacionales, que el pueblo despertó y que ya no tienen cabida con su impunidad.
Cristina es una perseguida política y esperaban que saliera corriendo del país o estuviera escondida, muerta en vida. No le perdonan que esté del lado del pueblo y no de los estafadores, no le perdonan las agallas, la entereza, la palabra y la necedad.
No le perdonan que sea mujer. No le perdonan y no le perdonarán nunca que haya dignificado a los descamisados de Evita.
La persiguen a ella, para darle en el corazón al pueblo raso. Cristina es la arteria aorta que sigue bombeando esperanza, firmeza, dignidad y Memoria Histórica que permitirá a los argentinos volver a luchar por la restauración de su sociedad.
El día es decisivo, Cristina lo está dando todo, ella debería estar descansando, pero sigue poniendo el pecho por todos los argentinos, sin importar ideología; es hora que ese pueblo le responda y agradezca votando por Unidad Ciudadana.
Que muestre que el Cristinazo no fue solo en el Racing, que también será en todo el territorio argentino.
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