Los científicos Jiebo Luo y Yu Wang, de la Universidad de Rochester (EE. UU.), no se habían propuesto predecir quién iba a ganar las elecciones de 2016 que concluyeron con Donald Trump como presidente número 45 de la historia de Estados Unidos, pero su exhaustivo estudio –basado en herramientas propias de la ciencia de datos– de los seguidores que en Twitter tenía cada candidato ofrece pistas clave de por qué el empresario ha acabado en el mítico despacho oval de la Casa Blanca.
"Queríamos entender cómo evolucionaba la campaña de cada uno de los candidatos y ser capaces de explicar por qué alguien ganaba o perdía", comenta Luo, profesor asociado de Ciencias de la Computación. Según explica su universidad, Luo y Wang resumieron los hallazgos recopilados en esos catorce meses de estudio (desde septiembre de 2015 hasta octubre de 2016) en ocho artículos que fueron publicando durante la campaña presidencial.
Realizaron observaciones como que cuanto más tuiteaba Donald Trump, más rápido incrementaba el número de sus seguidores, incluso después de no hacerlo muy bien en los debates contra los otros candidatos republicanos y de suscitar controversias con propuestas como la de prohibir la entrada de inmigración musulmana al país.
Los investigadores también registraron que cuando Trump acusó a Hillary Clinton de jugar la baza de ser mujer, durante la semana siguiente las mujeres se mostraron más propensas a seguir a Clinton y menos a dejar de seguirla. Sin embargo, los comentarios del republicano no afectaron a la composición de género entre sus propios seguidores.
Por otra parte, observaron que el "efecto de afinidad de género" visto en otras elecciones –que implica que las mujeres son proclives a votar a personas de su mismo género– no parecía estar trabajando en favor de Clinton cuando las primarias llegaron a su fin. El porcentaje de mujeres que seguían en Twitter a Clinton no era mayor de lo que suponían estas en el caso de Trump. Es más, aunque era más probable que los que dejaban de seguir a ambos candidatos fueran mujeres, el fenómeno era "particularmente pronunciado" en el caso de Clinton, apuntan.
Al mismo tiempo, varias encuestas de medios de comunicación de prestigio sugirieron que algunos de los partidarios de Bernie Sanders –candidato demócrata al que se enfrentó Hillary Clinton en las primarias– podrían abandonar las filas de este partido y terminar votando a Trump si Sanders se quedaba fuera de la carrera presidencial. Luo y Wang hallaron evidencias que parecen confirmarlo al constatar que el número de seguidores de Sanders que también seguían a Trump había crecido –mientras que el número de seguidores que también seguían a Clinton estaba cayendo–. Los seguidores que 'compartían' Sanders y Trump eran también mayoritariamente hombres –en torno al 64%–.
"Al final, aunque nosotros optamos por no hacer ninguna predicción al respecto, no nos sorprendió en absoluto que Donald Trump ganara", explica Luo. ¿Pero por qué se fijaron estos investigadores en Twitter? Ya en 2008, el uso por parte de Barack Obama de las redes sociales en la carrera presidencial ayudó a establecerlas como herramientas muy poderosas para los candidatos a la hora de alcanzar a un número mucho mayor de potenciales votantes, así como de recibir feedback de ellos y poder atacar a sus rivales.
Desde entonces, se ha producido un interés cada vez mayor entre los científicos de datos por analizar las elecciones basándose en las publicaciones que se hacen en las redes sociales. Twitter, en particular, es una fuente de datos muy rica porque los millones de tuits que se publican cada día son de fácil acceso.