El presidente estadounidense, Barack Obama, entrará en la historia de su país no solo como el mandatario durante el Gobierno del cual se ha vendido el mayor número de obligaciones del Estado por intereses más bajos, sino también como el presidente que ha dejado la mayor deuda pública.
De acuerdo con el portal ruso Vesti, la enorme deuda pública de EEUU puede convertirse en los próximos años en un verdadero talón de Aquiles para el siguiente inquilino de la Casa Blanca.
El afortunado Obama De hecho, el presidente Barack Obama, cuyo mandato expira en noviembre de 2016, puede considerarse uno de los presidentes más afortunados en la historia de EEUU.
Durante su Gobierno, el margen de ganancia de las obligaciones estadounidenses a 10 años se instaló en un nivel del 2,5%, en comparación con el 4,4% que se registró durante la Presidencia de George W. Bush.
Este índice económico cayó incluso mientras la economía estadounidense se recuperaba de la crisis financiera, cuando en teoría hubiera tenido que aumentar.
Teóricamente, cuando las cosas van mal, durante las turbulencias económicas, el margen de ganancia con los bonos del Estado suele aumentar, ya que crece su rendimiento a la vez que la percepción de riesgo.
Cuando las obligaciones se consideran seguras para la inversión, su margen de ganancia cae al mismo ritmo en el que cae el riego.
Además, durante su Presidencia, las acciones mostraron mejores indicadores que las obligaciones: el índice S&P 500 generó ganancias de hasta un 15% durante el Gobierno de Obama, lo que no puede compararse con su valor medio registrado entre 1980-2008.
Pese al crecimiento económico de EEUU, la carga de la deuda absorbió la mayor parte de los recursos financieros nacionales, algo que amenaza con dificultar de una manera sustancial la toma de decisiones del siguiente inquilino de la Casa Blanca.
El 'legado oscuro' de Obama Durante el Gobierno de Barack Obama, los bonos estadounidenses duplicaron su número y marcaron el récord de casi 14 billones de dólares.
No obstante, este no es el único mal que padece la economía estadounidense.
Tras cuatro años consecutivos, podemos observar el incremento del déficit presupuestario, mientras que la adquisición de las obligaciones estadounidenses por parte de los compradores extranjeros se reduce a un ritmo galopante a partir de 2013.
El empeoramiento de la situación en el mercado de valores más grande del mundo puede frustrar los planes de cualquier candidato a la Presidencia de EEUU, no importa quién sea, Hillary Clinton o Donald Trump.
Los economistas consultados por la agencia Bloomberg prevén a finales de 2017 el incremento del margen de ganancia de las obligaciones a 10 años en un 2,13%.
Al mismo tiempo, los analistas pronostican que el déficit presupuestario siga creciendo y para 2026 alcance un 4,6% del PIB.
En estas condiciones, los analistas de la Oficina del Presupuesto del Congreso de EEUU —CBO por sus siglas en inglés— auguran el aumento de la deuda pública hasta los 18 billones de dólares en 2021 y los 29,3 billones de dólares en 2026.