Richard Hayden Black es un senador del estado de Virginia que recientemente realizó un viaje no oficial a Siria —en donde incluso sostuvo un encuentro con el presidente Asad— para atestiguar con sus propios ojos la grave situación humanitaria de la que tanto se habla en los medios estadounidenses.
Al volver, concedió una entrevista a Jeff Steinberg, activista del centro de acción La Rouche PAC, para contar lo que los medios de su país en realidad ocultan sobre la situación siria. Situación en el campo Si leemos la prensa occidental, explica en senador, se crea una fuerte impresión de que en Alepo las fuerzas sirias y rusas combaten contra la población civil de la ciudad.
Los extremistas presentes en la ciudad no se mencionan en absoluto.
Lo que sucede en realidad es que cerca de 1/8 parte de la población de la ciudad se encuentra en territorio controlado por combatientes del Frente Fateh Al Sham, antiguo Al Nusra —afiliado a Al Qaeda, que perpetró los ataques del 11-S—.
Ellos forman el eje de las fuerzas insurgentes presente en la ciudad. Sus portavoces, citados por los medios occidentales, afirman que en la zona bajo su control permanecen cerca de 250.000 civiles, pero es más probable que se trate de unos 80.000, una cifra no menos alarmante.
Mediante una serie de maniobras militares, el Ejército gubernamental sirio logró cercar el territorio controlado por los yihadistas, con el fin de cortarles el abastecimiento de armas y municiones.
En el intento de romper el cerco, los extremistas respondieron con una ofensiva en la que estuvieron involucrados hasta 40.000 combatientes de diferentes grupos insurgentes.
"Es increíble.
Durante todo ese tiempo nos contaban la historia del pequeño niño que sobrevivió en medio de los combates, con su rostro cubierto de polvo.
Y eso era todo lo que decían las noticias.
Lo que los medios dejaron de contar, es sobre el ataque que Al Qaeda perpetró con unas fuerzas equivalentes a una entera división militar de 95 tanques y alrededor de 10.000 yihadistas.
Eso es lo que nadie vio".
Omran Daqneesh, de cinco años de edad que con su rostro ensangrentado se convirtió en la imagen de la guerra a mano de los medios estadounidenses, se encuentra dentro de una ambulancia después de que fuera rescatado tras un ataque en la zona controlada por los insurgentes, 17 de agosto de 2016
El senador resaltó que los llamados, tanto de EEUU como de la ONU, de establecer un alto al fuego para aprovisionar de alimentos los territorios controlados por los extremistas, sería algo similar a aprovisionar de alimentos a los territorios ocupados por Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.
¿Cómo resolver la crisis humanitaria?
El gobierno sirio, continúa el político, se merece el crédito de haber establecido corredores humanitarios, mediante los cuales los civiles pueden abandonar ese punto caliente y recibir atención en los numerosos campos para refugiados.
Esto, siempre y cuando los extremistas lo permitan. Richard Black recordó el reciente caso, cuando un grupo de locales trató de abandonar la zona, pero los combatientes de Al Qaeda se lo prohibieron, fusilando a 26 de ellos.
Así que, explica el legislador, para solucionar la crisis humanitaria la ONU debería ejercer presión, no sobre el Gobierno de Siria, sino sobre los llamados 'rebeldes moderados' y las naciones que los respaldan, sean turcos, saudíes o cataríes, diciéndoles "dejen a los civiles salir".
De esta manera, todos podrían recibir refugio y la atención médica necesaria en las zonas controladas por el gobierno. Incluso los insurgentes que bajen las armas, podrían acogerse a la ley de amnistía e incorporarse a la sociedad, como ya lo han hecho muchos con anterioridad, o abandonar el país en caso de que procedan del extranjero.
Claro está que no todos deberían ser absueltos. Entre los diferentes grupos existen verdaderos criminales de guerra.
A modo de ejemplo, Richard Black hace un recordatorio del movimiento Al Zenki —abastecido por los impuestos que pagan los estadounidenses, aclara— implicado en el secuestro y tortura de periodistas y trabajadores humanitarios en Alepo durante 2014 y 2015.
Este grupo fue, además, el que degolló ante las cámaras a un pequeño palestino de 12 años, raptado de un hospital durante su operación en el norte de Alepo, alardeando con su cabeza en la mano.
De esta manera, concluye, la respuesta a la crisis humanitaria no radica en abastecer a los civiles en el propio campo de batalla, sino hacer todo lo posible para que ellos abandonen el campo de batalla.