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Shimon Peres, el criminal de guerra israelí cuyas víctimas Occidente siempre ha ignorado


Shimon Peres, que falleció el pasado miércoles a la edad de 94 años tras haber sufrido un derrame cerebral el 13 de septiembre, encarnaba la disparidad entre la imagen de Israel en Occidente y la realidad de sus sangrientas políticas coloniales en Palestina y en toda la región.

Peres nació en 1923 en la actual Bielorrusia, y su familia se trasladó a Palestina en la década de 1930. Cuando era joven, Peres se incorporó a la Haganah, la milicia que fue la principal responsable de la limpieza étnica de los pueblos palestinos en 1947-1949, durante la Nakba.

Shimon Peres (1923-2016)

Famoso en Occidente por su papel en los Acuerdos de Oslo

Su familia se trasladó a Palestina en la década de 1930

Luchó con la Haganah durante la Nakba

Se le ha descrito como el arquitecto del programa nuclear clandestino de Israel

Consideraba que los ciudadanos palestinos eran una “amenaza demográfica”

Jugó un papel fundamental en los primeros momentos de los asentamientos implantados en Cisjordania

Fue responsable de la masacre de Qana, en el Líbano, en 1996

Defendió el bloqueo de Gaza y las últimas ofensivas israelíes

A pesar de que el desplazamiento violento de los palestinos es un asunto de los archivos históricos, Peres ha insistido siempre en que las fuerzas sionistas “defendieron la pureza de armas” durante el establecimiento del Estado de Israel. Así es, incluso afirmó que antes de que Israel existiera, “aquí no había nada”.

A lo largo de siete décadas, Peres actuó como primer ministro (en dos ocasiones) y presidente, aunque nunca ganó realmente unas elecciones nacionales de forma rotunda. Formó parte de doce gabinetes y fue ministro de defensa, asuntos exteriores y economía durante determinados períodos.

Quizá como mejor se le conozca en Occidente es por su papel en las negociaciones que llevaron a los Acuerdos de Oslo de 1993, que hicieron que ganara, junto con Yitzhak Rabin y Yasser Arafat, el Premio Nobel de la Paz.

Sin embargo, para los palestinos y sus vecinos en Oriente Medio, el historial de Peres se diferencia mucho de la reputación que tiene en Occidente como incansable “paloma”. Las líneas siguientes no son en absoluto un sumario completo del historial de Peres al servicio del colonialismo y del apartheid.

Armas nucleares

Entre 1953 y 1965, Peres trabajó como director general del ministerio de defensa de Israel y después como ministro de defensa adjunto.

 A causa de sus responsabilidades en aquella época, se ha descrito a Peres como “arquitecto del programa de armas nucleares de Israel”, programa que, hasta este mismo día, “permanece fuera del control de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA)”.

En 1975, según revelaron unas actas secretas, Peres se reunió con el ministro sudafricano de defensa, PW Botha, y “se ofreció para vender ojivas nucleares al régimen del apartheid”. En 1986, Peres autorizó la operación del Mossad a través de la cual el denunciante del programa nuclear Mordechai Vanunu fue secuestrado en Roma.

Ataques contra los ciudadanos palestinos

Peres desempeñó un papel fundamental en el régimen militar impuesto a los ciudadanos palestinos hasta 1966, en función del cual las autoridades ocupantes perpetraron el robo masivo de tierras y el desplazamiento de quienes allí vivían.

Una de las herramientas utilizadas fue el Artículo 125, que permitió que la tierra palestina fuera declarada zona militar cerrada. 

Se negó el acceso a esa tierra a sus propietarios, después de confiscarla proclamando que “no era cultivable”. Peres alabó el Artículo 125 diciendo que era un medio para “proseguir la lucha a favor de los asentamientos y la inmigración judía”.

Otra de las responsabilidades de Peres en su calidad de director general del ministerio de defensa fue la “judaización” de Galilea; es decir, fomentar políticas que tenían como objetivo la reducción de la proporción de ciudadanos palestinos en la región en comparación con los judíos.

En 2005, como viceprimer ministro en el gabinete de Ariel Sharon, Peres renovó su ataque contra los ciudadanos palestinos mediante una serie de planes que fomentaban el traslado de los israelíes judíos a Galilea. Su plan de “desarrollo” abarcó 104 comunidades, 100 de ellas judías.

Ese mismo año, en conversaciones secretas con altos funcionarios estadounidenses, Peres afirmó que Israel había “cedido un millón de dunums [1.000 kilómetros cuadrados] de la tierra del Negev a los beduinos”, añadiendo que el “desarrollo” del Negev y Galilea “aliviaría lo que tildó de amenaza demográfica”.

Apoyando los asentamientos ilegales en Cisjordania

Aunque el proyecto de asentamientos de Israel en Cisjordania ha ido ante todo asociado con el Likud y otros partidos nacionalistas de derechas, en realidad fue el laborismo el que con más rapidez inició la colonización del recién conquistado territorio palestino, y Peres fue uno de sus más entusiastas participantes.

Durante el mandato de Peres como ministro de defensa de 1974 a 1977, el gobierno de Rabin estableció una serie de importantes asentamientos en Cisjordania, incluyendo Ofra, una gran parte del cual se construyó en tierra palestina confiscada de propiedad privada.

Al haber jugado un papel fundamental en los primeros días del proyecto para establecer los asentamientos, en años más recientes, Peres ha estado interviniendo para socavar cualquier tipo de medida, no importa lo modesta que pudiera ser, a la hora de sancionar las ilegales colonias, siempre, por supuesto, en nombre de proteger las “negociaciones de paz”.

La massacre de Qana

En 1966, cuando era primer ministro, Peres ordenó y supervisó la “Operación Uvas de la Ira”, en la que las fuerzas armadas israelíes asesinaron a 154 civiles en el Líbano e hirieron a otros 351. La operación, considerada ampliamente como una demostración de fuerza previa a las elecciones, estuvo intencionadamente dirigida contra los civiles libaneses.

Según la página web oficial de la Fuerza Aérea de Israel (en hebreo), la operación implicó el “bombardeo masivo de los pueblos chiíes del sur del Líbano para motivar un flujo de civiles hacia el norte, hacia Beirut, presionando así a Siria y al Líbano para que frenaran a Hizbollah”.

El suceso más infame de la campaña fue la masacre de Qana, cuando Israel bombardeó un recinto de las Naciones Unidas matando a 106 civiles que allí se refugiaban. Un informe de la ONU afirmó que, contrariamente a las negativas israelíes, eran “poco probable” que el bombardeo fuera el resultado de errores técnicos o de procedimiento”.

Más tarde, los artilleros israelíes dijeron en la televisión israelí que no lamentaban la masacre, porque los muertos eran “sólo un montón de árabes”. 

En cuanto a Peres, su conciencia estaba también limpia: “Todo se ha realizado siguiendo una lógica clara y de forma responsable”, dijo. “Me siento en paz”.

Gaza: defendiendo el bloqueo y la brutalidad

En los últimos diez años, Peres se convirtió en uno de los embajadores globales más importantes de Israel, mientras se sometía a la Franja de Gaza a un bloqueo devastador y a tres importantes ofensivas. A pesar de la indignación mundial ante esas políticas, Peres ha apoyado firmemente los castigos colectivos y la brutalidad militar.

Por ejemplo, en enero de 2009, a pesar de los llamamientos de las “organizaciones por los derechos humanos israelíes… para que se pusiera fin a la ‘Operación Plomo Fundido’, Peresdescribió la “solidaridad nacional a favor de la operación militar” como el “mejor momento de Israel”. Según Peres, el objetivo del ataque “era golpear duro a la población de Gaza para que perdieran la afición a disparar cohetes contra Israel”.

Durante la “Operación Pilar de la Defensa”, de noviembre de 2012, Peres “asumió la tarea de ayudar en el esfuerzo de relaciones públicas de Israel trasladando la narrativa israelí a los dirigentes mundiales”, en palabras de Ynetnews

La víspera de la ofensiva de Israel, “Peres advirtió a Hamas que si quería que el pueblo de Gaza tuviera una vida normal, debían dejar de lanzar cohetes hacia Israel”.

En 2014, durante un bombardeo sin precedentes sobre Gaza, Peres fue aún más allá de nuevo para tratar de blanquear crímenes de guerra.

 Después de que las fuerzas israelíes asesinaran a cuatro niños que jugaban en una playa de Gaza, Peres supo bien a quién culpar: a los palestinos. “Se trataba de una zona de que ya habíamos advertido que iba a ser bombardeada”, dijo. “Y, lamentablemente, no se llevaron a los niños”.

El asfixiante bloqueo, condenado internacionalmente al constituir una forma prohibida de castigo colectivo, ha sido también defendido por Peres: precisamente sobre la base de que es una forma de castigo colectivo. Como Peres señaló en 2014: “Si Gaza deja de disparar, no habrá necesidad de bloqueos”.

El apoyo de Peres al castigo colectivo se extendió también a Irán. En 2012, al comentar las informaciones que indicaban que seis millones de iraníes sufrían cáncer por no poder conseguir tratamiento a causa de las sanciones, Peres dijo: “Si quieren volver a una vida normal, que se conviertan en normales”.

Al final, sin remordimiento alguno

Peres fue siempre claro respecto al objetivo de un acuerdo de paz con los palestinos. Y así manifestó en 2014: “La primera prioridad es preservar a Israel como Estado judío. Ese es nuestro principal objetivo, eso es por lo que luchamos”.

 El año pasado, reiteró esos sentimientos en una entrevista con AP al decir: “Israel debería poner en marcha la solución de los dos Estados por su propio bien”, para no “perder nuestra mayoría judía”.

Recuerden que eso fue lo que moldeó el apoyo del laborismo a los Acuerdos de Oslo. Rabin, en un discurso ante la Knesset no mucho antes de su asesinato en 1995, se expresó con claridad al decir que lo que Israel buscaba de los Acuerdos de Oslo era una “entidad” palestina que fuera “menos que un Estado”.

 Jerusalén sería la capital indivisible de Israel, se anexionarían los principales asentamientos y permanecerían en el Valle del Jordán.

Hace pocos años, Peres describió a los palestinos como “autovictimistas”. 

Y, de nuevo, llegó mucho más lejos: “Se victimizan ellos mismos. 

Son víctimas de sus propios errores sin necesidad”. Esa cruel condescendencia era característica de un hombre para el que la “paz” significó siempre pacificación colonial.

Ben White es un periodista independiente, activista y escritor especializado en Palestina/Israel. Se licenció en la Universidad Cambridge.

Middle East Monitor

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

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