Pablo Gonzalez

La Crueldad Alemana.


La Masacre de Oradour-sur-Glane.

En diversas ocasiones hemos hablado en este blog de cómo algunos hombres son capaces de actos de barbarie contra sus enemigos, vecinos e incluso contra sus propias familias, parte de esa naturaleza salvaje aún no erradicada por nuestra especie y que nos separa de la mayoría de los otros animales. 

Prácticamente todas las grandes civilizaciones de la antigüedad, y muchas de la era moderna, mancharon sus historias con sangre inocente con la excusa del engrandecimiento de sus propios imperios, de sus religiones o simplemente por el capricho de sus gobernantes.

La crueldad humana es histórica.

En muchos casos debemos comprender que todo aquello sucedía en un mundo violento, desconocedor de los principios humanitarios que tanto pregonamos ahora, y no voy a ser yo quien se los discuta.

 Pero hay eventos en tiempos más cercanos en el tiempo, hechos llevados a cabo por hombres supuestamente educados, miembros de una sociedad presuntamente avanzada, que ya no pueden esgrimir el subterfugio de la normalidad histórica.

 La Masacre de Ourador-sur-Glane es, sin duda, uno de los peores ejemplos.


Alumnas de la escuela femenina. Ninguna sobrevivió.

Se caía el Reich

A mediados de 1944, la situación en Europa se presentaba cada vez más negra para el Tercer Reich. En el frente oriental, el Ejército Rojo marchaba firme hacia Alemania y recuperaba los territorios perdidos tres años atrás.

África y buena parte de Italia habían sido liberadas el año anterior.

En Francia, el día 6 de junio se iniciaba la Operación Overlord con el desembarco de Normandía, y en pocos días decenas de miles de tropas aliadas se adentraban en la Fortaleza Europa para acabar con la amenaza nazi.

En esos días, la 2ª División Panzer “Das Reich” de las Waffen SS, estaba estacionada al norte de Toulouse, aguardando refuerzos de personal y equipo después de sufrir grandes pérdidas en la Batalla de Kursk unos meses antes.

Al recibir las noticias del desembarco aliado, el Alto Mando ordenó a todas las tropas del interior desplazarse hacia Normandía para reforzar la defensa en esa zona.


Pero la Das Reich estaba ocupada con otras tareas.

 En los días previos y posteriores al Día D, la actividad de la Resistencia había aumentado con el objetivo de distraer a los alemanes y de interrumpir sus movimientos para evitar los refuerzos en el norte.

Unas semanas antes, el 11 de mayo, varias unidades de la Das Reich habían participado en acciones de supresión de los Maquis en varios pueblos, perpetrando actos de violencia contra la población civil.

Victoria maqui

El 8 de junio se reciben noticias de que los maquis habían atacado la guarnición alemana en Tulle, y la Das Reich, ya conocida por su crueldad, fue enviada a ese sector.

Al llegar a Tulle al día siguiente y retomar la ciudad, se encontraron los cadáveres de 39 alemanes y, como represalia, se ahorcaron a varias decenas de civiles y se fusilaron a 20 más.

 No obstante, la actividad de la Resistencia era intensa y varias unidades tuvieron que ser enviadas a otros pueblos y aldeas para mantener el orden.

El 10 de junio, poco después de las 14:00, el Primer Batallón del 4º Regimiento Panzer Granadier “Der Führer”, comandado por el Sturmbannführer (Mayor) Adolf Diekmann, entró en el pueblo de Ourador-sur-Glane con unos 200 hombres, varios vehículos blindados y tres camiones.

 Poco antes de llegar, Diekmann informó al Mayor Otto Weidinger, quien estaba a punto de convertirse en Comandante del Regimiento, que un par de miembros de las milicias, fieles al Gobierno de Vichy y, por ende, a los alemanes, que un miembro de las SS, el Mayor Helmut Kämpfe había sido hecho prisionero por los maquis en el pueblo cercano de Ourador-sur-Vayres. Diekmann recibió la orden de arrestar a 30 civiles como rehenes para intercambiarlos por Kämpfe. Pero Diekmann y Weidinger tenían otros planes.

Crueldad nazi

Diekmann ordenó a sus tropas que rodearan el pueblo y a su alcalde que reuniera a todos los habitantes en la plaza mayor. Soldados alemanes fueron casa por casa obligando a golpe de culata a salir a todos los residentes, incluyendo personas mayores, enfermos, y a los niños en el colegio para poder identificarlos.

 Una vez reunidos,Diekmann, a través de un intérprete, acusó a los civiles de almacenar armas y ayudar a los maquis, acusación negada por el alcalde Jean Depierrefiche.

Los alemanes entonces separaron a los hombres del grupo y se los llevaron a seis graneros en las afueras donde ya se habían colocado sendas ametralladoras.

A las mujeres y niños les ordenaron entrar en la iglesia.

Cuando se estaba terminando esta última tarea, una señal de humo explotó dentro de la iglesia, provocando el pánico entre los inocentes, que intentaron escapar.

 Fueron ametrallados con crueldad por los alemanes que les esperaban fuera.

 Al mismo tiempo, los hombres eran fusilados en los graneros y luego estos prendidos fuego.

De los 195 hombres, sólo cinco escaparon con vida.

Crueldad humana

Dentro de la iglesia, algunas mujeres y niños habían sobrevivido a las balas.

Dos de ellas, con un niño pequeño en brazos, lograron salir por una ventana tras el altar, pero las SS las vieron y les dispararon. Crueldad pura.

 Una de ellas y el niño murieron, la otra, Marguerite Rouffanche, herida, consiguió hacerse la muerta durante unos segundos antes de esconderse en un jardín cercano, de donde fue rescatada al día siguiente.

Desde ahí pudo ver como los alemanes prendían fuego a la iglesia con 247 mujeres y 205 niños dentro. En total, 642 civiles fueron asesinados en unas horas. Por la tarde, el pueblo fue arrasado.

Las noticias no se hicieron esperar, las reclamaciones tampoco.

 El mismo Mariscal Erwin Rommel, el General Gleiniger, Comandante de la zona y el Gobierno de Vichy protestaron por lo que consideraban una abuso de fuerza por parte de Diekmann.

El General Stadler, su superior divisional, abrió una investigaciónjudicial, pero Diekmann, al igual que muchos de los hombres que habían participado en la masacre, murió pocos días después en la Batalla de Normandía y la investigación se cerró.

 Después de la guerra, en 1953, un tribunal de Burdeos imputó a los 65 sobrevivientes, pero sólo 21 estaban presentes pues el resto vivía en Alemania Oriental y los Soviéticos se negaron a extraditarlos.
Sin castigo

De los 21 acusados 14 eran alsacianos, ciudadanos franceses de etnia alemana que alegaron haber sido reclutados por la fuerza, los llamados malgré-nous (contra nuestra voluntad). 20 hombres fueron condenados por su crueldad, 13 alsacianos y 7 alemanes.

 Las protestas del gobierno de Alsacia consiguieron que se declarara una amnistía a favor de sus ciudadanos. Para 1958 hasta los alemanes habían sido liberados.

En 1983, el Obersturmführer Heinz Barth fue detenido y juzgado en Alemania Oriental por su participación en la masacre. Sentenciado a cadena perpetua, fue liberado en 1997 y murió en 2007.

Ruinas de Oradour-sur-Glane en la actualidad.

El general Charles de Gaulle decidió después de la guerra no reconstruir el antiguo pueblo de Oradour-sur-Glane, sino levantar uno nuevo a unos cientos de metros al noroeste. Las ruinas quedaron como un memorial a la crueldad, a la masacre y un monumento a sus muertos que aún puede ser visitado. La Masacre de Oradour-sur-Glane no fue la única de este tipo durante la Segunda Guerra Mundial.

Pueblos enteros fueron arrasados por los nazis y sus habitantes ejecutados o enviados a los campos de exterminio, especialmente en el frente oriental.

Infame es también la destrucción del pueblo de Lídice en Checoslovaquia y la ejecución de 183 hombres, casualmente también un 10 de junio pero de 1942, como venganza por el asesinato del líder nazi Reinhard Heydrich.

Estos y otros eventos demuestran que el límite de la barbarie ha sido alcanzado varias veces.

Los acontecimientos actuales en el Medio Oriente evidencian que seguirá sucediendo, al menos, mientras seamos humanos.

http://www.cienciahistorica.com/2015/04/07/la-crueldad-del-hombre-alcanzo-sus-limites-la-masacre-de-oradour-sur-glane/

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