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El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

El programa de gobierno de la banda de ladrones


“Ella (Dilma) no robó nada, pero está siendo juzgada por una banda de ladrones”
The New York Times, 15 abril 2016 
Dos días antes de la votación en el senado de la separación de Dilma Rousseff de la presidencia de Brasil por 180 días -trámite previo para expulsarla- el nuevo presidente de la cámara de diputados, Waldir Maranhão (PSB), que sustituyó a Eduardo Cunha, decidió por medio de una maniobra burocrática anular todo el proceso de impeachment aprobado en diputados y pronto para votar en senadores el 11 de mayo. 

Era obvio que no se podía detener la anulación del mandato de DIlma: se trata de una resolución tomada por el conjunto de la gran burguesía brasileña, y en especial de su oligarquía financiera en acuerdo con el imperialismo estadounidense. Luego de una amenaza de los principales partidos golpistas (PMDB, PSDB, DEM, PSC, PPS, etc) de quitarle el mandato, Maranhão dejó sin efecto la maniobra.

¿Democracia representativa?

Desde el comienzo de la segunda presidencia de Dilma Rousseff con el nuevo congreso votado en 2014, en base a una ley que permite el financiamiento empresarial de campaña electoral, el poder pasó a manos de un legislativo rehén de los parlamentarios que comercian sus votos, que son mayoría aplastante y sin ninguna diferencia en las dos instituciones del congreso. Lo que el NWT denomina la banda de ladrones, domina tanto en diputados como en senadores.

El impeachment a Dilma obtuvo 367 votos de los 513 integrantes de la cámara de diputados, o sea más del 70% de los legisladores se reconoció como parte del golpismo corrupto. Y mientras se votaba, desde la presidencia de la cámara se corrió la voz que se ofrecían R$ 2 millones (más de 550 mil dólares) por el voto positivo al impeachment, para algún indeciso de último momento.

Los votos pro-golpe pertenecían a la mayoría de los 28 partidos con representación parlamentaria, de los cuales no llegan a cinco los que tienen algo parecido a un pensamiento político, o alguna definición que pueda ser considerada con indulgencia como “programática”.

Los varios partidos que reúnen a los evangélicos, por ejemplo, se financian en negocios de lavado de dinero hacia offshores, conducidos por “pastores” multimillonarios comerciantes de una fe que promueve la intolerancia medieval. Son las varias decenas de corruptos que dedicaron a dios sus votos por el impeachment, en la patraña “legislativa” del 17 de abril. Bajo la conducción “evangélica” de Eduardo Cunha, presidente de la cámara de diputados hasta el 5 de mayo, y lobista de la mayoría de los parlamentarios elegidos por las empresas que pagaron a través de él, sus campañas electorales. Por supuesto, con jugosas comisiones de intermediación. Y ahora separado del cargo por el máximo organismo de la Justicia: el supremo tribunal federal (STF) luego de meses de acumularse toda clase de denuncias de corrupción en su contra, por innumerables trapacerías de todas las clases.

El PMDB del vice-presidente Michel Temer, es un frente único de oligarquías estaduales sin ninguna preocupación por formular un programa nacional, más allá de la defensa de los privilegios políticos y económicos conquistados en cada estado y región a lo largo de los años.

De modo que un nuevo gobierno del actual vice-presidente Temer deberá ejercer la presidencia como rehén y parte de la banda de ladrones, donde las siglas de los partidos, sus programas inexistentes o la disciplina partidaria a nadie le importa. Lo que significa que todas las votaciones parlamentarias tendrán que ser compradas -como hasta ahora- con dinero “vivo”, con cargos o prebendas.

A la cámara de diputados, bajo dominio de la banda de ladrones no la van a convencer de un programa para el golpe con argumentos de economía política, son delincuentes reincidentes con múltiples causas abiertas a distinto nivel judicial.

De manera que el sistema constitucional presidencialista de Brasil de dudosa integridad, ahora dejó de existir. Y el actual sistema político no se puede denominar como democracia representativa. No estamos sólo frente a un golpe. El próximo gobierno será la dictadura lisa y llana de una banda de ladrones. No hay que esperar entonces ninguna clase de de honestidad política, ni de condescendencia con las reivindicaciones sociales y populares.

Hay que tener claro a qué situación se enfrenta desde ahora la población. Y esto tiene enormes implicanciones no sólo respecto al rumbo que tomará la economía del país que ya va encaminada al desastre y a su sumisión a los intereses estadounidenses. Es momento de prever cuál será el destino de los derechos y libertades que rigieron, con muchas limitaciones, hasta ahora en Brasil.

En una nación en donde ya se ejerce el terrorismo de estado contra los favelados, los pobres de las periferias urbanas y en especial sobre los jóvenes negros y pardos que han sido asesinados por centenas de miles en lo que va del nuevo siglo; en una sociedad donde el racismo es estructural e institucional y se ejerce sobre más de la mitad de la población; en un Brasil donde la tortura no es excepción sino la práctica usual en las hacinadas cárceles del país, en las unidades de policía pacificadora (UPP) y locales policiales de las ciudades; en un extenso ambiente rural donde la justicia garantiza impunidad a los pistoleros a sueldo de los terratenientes, de la agroindustria, de los deforestadores, hidroeléctricas y corporaciones extractivas de minerales; sería un grave error apostar algo a un iluso diálogo democrático.

Se trata de un país en donde hasta hoy lo peor de la represión es selectiva sobre determinados sectores de la población con menores defensas o recursos. Pero a partir de ahora, es necesario prever que el cambio de gobierno tiende a desembocar en una actitud represiva generalizada frente a una rebelión juvenil, al descontento de los asalariados, o la movilización de movimientos social-políticos fuertes como el MTST (movimiento de trabajadores sin techo) o MST (movimiento de trabajadores sin tierra) en la cúspide de un archipiélago de movimientos sociales surgidos de la crisis del PT y de los partidos políticos en general. Y que la violencia oficial se expanda a todos los niveles, con el objetivo de defender y expandir los pilares principales de la desigualdad social que desde las movilizaciones juveniles de junio de 2013, está siendo cuestionada por distintos sectores de la población

Hasta hace muy pocos años el cuento de la “democracia racial brasileña” era aceptado con ingenuidad por la población afro-descendiente sin gran resistencia. Ahora gran parte de ella es consciente que tiene menores ingresos, oportunidades y derechos civiles y sociales que los blancos y enfrenta esa injusticia en varios planos y en forma radical. En especial el feminismo negro actúa como vanguardia de ese proceso.

Hoy también se generaliza la opinión de que los recursos estatales que deberían volcarse a la salud, la enseñanza y los beneficios sociales y jubilatorios, se los traga la corrupción institucional que los desvía hacia los privilegios de la oligarquía y sus funcionarios en los tres poderes del estado. La juventud, los trabajadores y movimientos sociales se han rebelado ante ese atropello.

De modo que racismo y corrupción gubernamental, dos de los pilares básicos de la extrema desigualdad brasileña -octava economía mundial y en el lugar 75 (y en caída) en índice de desarrollo humano (IDH)- empiezan a ser controvertidos por la población. Y la élite económica que no acepta perder sus privilegios entregó el congreso a una banda de ladrones para revertir la situación.

Para ellos y EUA -que ya aplicó la fórmula en varios continentes- la estrategia pasa por un golpe “institucional” ya encaminado, que legalice la violenta represión a aquellos que se opongan y que no acepten el plan burgués e imperialista de abrir un nuevo proceso de acumulación de capital, en base a un pillaje de la economía de los trabajadores, del amplio sub-proletariado precarizado surgido bajo los gobiernos petistas, de los pensionistas y jubilados y sectores populares en general.

Más aún si tenemos en cuenta la trayectoria política del vice-presidente que sustituirá a Dilma. El próximo presidente Michel Temer, fue durante tres ocasiones Secretario de Seguridad en São Paulo, el centro represivo de la dictadura, bajo gobierno de Franco Montoro, fundador del PSDB. Cargo que ejerció para encubrir los crímenes y la tortura de la policía civil y militar del estado, en el período de transición desde la dictadura militar hacia la “democratización”. Por su actividad como Secretario de Seguridad en São Paulo fue electo dos veces diputado de la bancada de la bala y luego pasó a la presidencia de la Cámara de Diputados por su colaboración en la compra de votos -en dinero, concesiones de radio y TV y cargos en todos los escalones del estado- para instaurar la reelección de Fernando Henrique Cardoso (PSDB). Para completar su trayectoria recordemos que fue uno de los testimonios de defensa del mayor torturador y asesino de la dictadura militar: el coronel Brilhante Ustra. A quien Jair Bolsonaro, líder actual de la bancada de la bala del parlamento, dedicó su voto por el impeachment.

Con esa trayectoria -oculta mientras el PT lo aceptaba como vice-presidente de Dilma en la alianza con el PMDB- hoy es el futuro sucesor en la presidencia. Con esa historia política apostar al diálogo democrático con ese crápula es una ingenuidad que la población puede pagar muy caro. Toda orientación que no sea enfrentar con la movilización popular a la banda de ladrones y sus jefes de la oligarquía, desde ya, es una error condenado al fracaso. Y con consecuencias nefastas para el pueblo brasileño.

La silenciosa intervención de EUA en el golpe

Es bueno recordar que Estados Unidos negó toda intervención en el golpe militar de 1964 en Brasil, pero luego apareció la documentación que no sólo probaba su activa intervención pro-golpe, sino que incluso demostraba que tanto EUA como Gran Bretaña habían adiestrado torturadores para la represión militar. Y esa ingerencia en nuestro continente se extendió luego a todos los países en las décadas siguientes. Alguien puede creer que los gobiernos estadounidenses a partir de ahora abandonen su intervencionismo en el continente, cuando tenemos sus ejemplos golpistas recientes en Venezuela (2002) Honduras (2009), Paraguay (2012) y otros varios intentos similares en centro y sudamérica?

Así que el actual, es un silencio cargado de suspicacia, más aún con un Imperio que demuestra amplia decadencia económica luego de sus aventuras militares en Afganistán, Irak y otros países de Asia.

Alguien puede dudar que EUA codicia con avidez el mercado interno y externo brasileño y sus recursos naturales? Y que prevé que el dominio sobre Brasil sea la llave para recuperar su absoluto control sobre todo el continente?

Estados Unidos tiene un partido subordinado que disputó el gobierno de Brasil en las últimas cuatro elecciones nacionales con el PT. Y en ellas fue derrotado. Nos referimos al Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), que representa sin pudor los intereses directos de EUA en el país desde antes de los 90. Desde 1995 a 2002 Fernando Henrique Cardoso (FHC) como presidente brasileño, sometió totalmente el país a la política estadounidense. Con la mayor privatización realizada en la historia de Brasil entregó Telebras -empresa telefónica estatal- a doce compañías privadas que luego se revendieron y convirtieron en una oligopolio que además de dar un servicio pésimo, hoy es el peor y más caro del continente. Y privatizó la minera Vale de Rio Doce -actual Vale- por un vigésimo o menos de sus valor real. Las voluminosas coimas otorgadas al PSDB, por estas privatizaciones sellaron una alianza histórica del Departamento de Estado con ese “partido” que ahora se fortalece con el golpe.

En la campaña electoral de 2014 Aecio Neves -un inútil y corrupto figurón de la oligarquía “mineira”- candidato presidencial del PSDB, se comprometió si ganaba la elección, a nombrar como ministro de “fazenda” a Armínio Fraga, funcionario destacado del Grupo de los 30, el principal organismo financiero privado neoliberal estadounidense e inventor de los “derivados de crédito”, que llevaron a la crisis económica 2007-08, aún no superada. Fraga es un personaje de triste memoria para los asiáticos, pues como gestor del Fondo Soros, ejecutó un ataque especulativo contra Tailandia en 1997, que otorgó al capital financiero un lucro de más de 700 mil millones de dólares. Es decir, Neves se comprometía a entregar la conducción de la economía brasileña en manos de un funcionario sin escrúpulos de la élite económica del capital financiero internacional y socio de Soros.

Por eso EUA no precisó enviar un diplomático para negociar con los articuladores del golpe actual. Esa función la cumple para ellos el PSDB. Por eso tampoco no es sorpresivo que al día siguiente a la votación del impeachment, en un viaje poco divulgado, uno de los líderes del PSDB del senado, Aloysio Nunes, voló hacia Washington en representación de los golpistas para tres días intensos de reuniones con autoridades estadounidenses, líderes políticos, además de lobistas y personas influyentes próximas a Hillary Clinton.

Las reuniones fueron de altísimo nivel: con miembros del Comité de Relaciones Internacionales del Senado: Bob Corker (republicano de Tennessee) y Ben Cardin (demócrata de Maryland); y con el subsecretario de Estado y ex embajador de Brasil, Thomas Shannon.

Hasta aquí el besamanos normal de un representante colonial ante los altos funcionarios del Imperio. Pero para el PSDB y su fijación política con las coimas, el principal evento era un almuerzo con la empresa lobbista de Washington, Albright Stonebridge Group, comandada nada menos que por la ex secretaria de estado de Clinton, la canalla Madeleine Albright -del embargo a Irak que costó la vida a más de medio millón de niños irakíes- y por el secretario de comercio de Bush, ex director ejecutivo de Kellogg, Carlos Gutierrez. Sin lugar a dudas se trató de un recibimiento privilegiado, quizá agendado directamente por FHC. Recordemos que el senador Aloysio Nunes como garantía de transacciones con EUA no es un inexperiente parlamentario: está señalado por reiteradas denuncias de corrupción y de propinas ilícitas de “caja dos” para su campaña electoral y por “intermediar” contratos con Petrobras. Es decir, un personaje que brinda amplias garantías al Imperio.

Un programa económico sin novedades

El programa económico de los golpistas ya empezó a ser esbozado y en algunos aspectos se comenzó su aplicación. Parece difícil que tenga alguna novedad. Todo indica que Brasil quedará bajo la dirección de economistas neoliberales de la versión Consenso de Washington, es decir subordinados a políticas fiscales y monetarias recomendadas para los países sudamericanos por los organismos con sede en Washington: Banco Mundial, FMI, Reserva Federal y Departamento del Tesoro estadounidense.

Es importante dejar claro que los ajustes fiscales en la crisis económica, como el que Dilma Rousseff estaba aplicando desde inicios del 2015 para recuperar la aceptación del capital financiero a su gobierno, se trata de un programa aconsejado para países dependientes, ya que no son los que el próprio EUA aplica en su economía. En la crisis económica 2007-08 Estados Unidos entre esos dos años duplicó el déficit público para recuperar la economía y en los cuatro siguientes (2009-2012) más que triplicó -en cifras globales- los déficit anteriores a la crisis haciéndolos superar más del billón (en español, millón de millones) de dólares anuales. Esto, con la ayuda de la Reserva Federal -entidad privada del capital financiero- que emite los dólares al costo de sus gastos de impresión.

Como nos recuerda el periodista Joao Feres Jr. en Jornal GGN “este programa tiene olor a papeles mohosos de los años 90, relegados luego a las cloacas de la ideología” . Papeles a los que no se han molestado ni pasar un plumero. Y que darán continuidad al ajuste fiscal aplicado por Dilma Rousseff para congraciarse con la burguesía brasileña e imperialista.

Las enormes movilizaciones contra el gobierno petista en 2016, arrastraron a la mayoría de la clase media brasileña y un sector importante de trabajadores y sectores populares afectados por los planes de ajuste fiscal de Rousseff . Planes contrarios a lo prometido por el PT en la campaña electoral del 2014. Que hundieron la economía en una recesión que ya puede medirse como la peor de los últimos 116 años. Con retroceso del producto interno bruto (PIB) del 3,8% en 2015 y 3,5% en 2016 -proyección de organismos internacionales- el sexenio 2011-16 tendrá una media de crecimiento de 0,16% anual, tres veces menor (0,44%) que el sexenio Sarney-Collor que hasta ahora tenía el récord del desastre. Por su parte la desocupación abierta ya sobrepasó los 10 millones de desocupados en enero de 2016, sin contar el subempleo, la precariedad y quienes desalentados ya no buscan más trabajo.

A esta trágica situación económica para los sectores populares el nuevo programa del futuro presidente Michel Temer nos anuncia reducción del gasto público en políticas sociales y gasto ilimitado en beneficio del fundamentalismo de mercado.

Es lo que exigió al futuro “mandatario” Temer, el presidente de la Confederación Nacional de la Industria (CNI): Hay que arrasar con la legislación favorable a los trabajadores y las leyes jubilatorias onerosas “para mejorar el ambiente de negocios”. Esta pretende ser la tónica de la asignación de recursos en la economía, sin ninguna concesión a los sectores populares.

La priorización del sector privado como motor económico y la reducción radical del peso del sector público, tienen en primer lugar la mira dirigida a destruir Petrobras y privatizar el sector petrolero en beneficio de las corporaciones imperialistas que quieren apropiarse del Pre-sal. Orientación iniciada por los gobiernos petistas al aceptar y utilizar la corrupción en Petrobras para financiar campañas electorales o alimentar cuentas offshore. Con el golpe, la privatización pretende abarcar otra magnitud. Va mucho más allá. Sus consignas se sintetizan en dos palabras “ privatizar todo ” como definió sin eufemismos José Olympio Pereira, Presidente de Credit Suisse en Brasil, em discurso reciente en Brazil Conference de Boston.

Los dos primeros objetivos a privatizar son la enseñanza pública y el Sistema Único de Salud. La intención es de liberalización total del mercado interno a la codicia de las transnacionales y la apertura externa sin controles como estrategia fundamental de inserción en la economía mundial. El Alca y todas las variantes del libre comercio vuelven a estar a la orden del día. Incluida ahora la ofensiva estadounidense por la desregulación y apertura suicida de los países respecto a los servicios. Políticas ya demostradas como un total fracaso respecto a la soberanía económica de las naciones, y resistidas en las décadas del 70, 80 y 90 del siglo pasado.

Continuar con el sistema tributario basado en impuestos al consumo, extendiendo aún más la reducción o eliminación de toda clase de gravámenes al capital y sus ganancias y derogando cualquier restricción o impuesto al movimiento internacional de capitales. Incluida la libre remisión de utilidades de las empresas extranjeras a sus sedes centrales. Concesión oportunamente utilizada por las empresas de la industria automotriz durante la crisis de 2007-08. Aquí también debemos dejar claro que el petismo no encaró en ningún momento una reforma del sistema tributario brasileño cuya recaudación proviene en un 44% del consumo lo que rigió durante sus cuatro ejercicios. En este sistema tributario regresivo los mayores impuestos -respecto a sus ingresos- los pagan la mujeres negras, el sector más explotado de la sociedad.

Y como una regla impuesta desde el Plan Real bajo FHC en adelante, los ministros y funcionarios a cargo de la cartera económica, -y en especial del Banco Central- deberán ser personajes pertenecientes y con trayectoria en actividades especulativas del capital financiero.

En ese sentido los gobiernos del PT no rompieron la regla, desde Henrique Meireles, director del Banco Central (2003-2011) bajo presidencia de Lula y proveniente del Banco de Boston, hasta Alexandre Tombini director del BC en la presidencia Dilma Rousseff de 2011 en adelante y proveniente del FMI (2001-2005) Y también los dos últimos ministros de “fazenda” de Dilma Rousseff provienen del capital financiero. Joaquim Levy -que ocupó cargos en Bradesco, en varios departamentos del FMI, del Banco Central Europeo y el Banco Interamericano de Desarrollo- y al salir del Ministerio da Fazenda de Brasil a principios de 2016 fue nombrado Director Financiero del Banco Mundial (BIRD). Es el futuro que espera a Nelson Barbosa, continuador del ajuste fiscal de Levy y actual ministro de economía, que proviene del BNDES- y cuando deje el ministerio que hoy ejerce en Brasil, tendrá de inmediato ofertas de organismos financieros subordinados a EUA.

Y esto es así porque el principal saqueo a Brasil es el del capital financiero a través de la Deuda Pública y Extranjera y los tramposos mecanismos de interés sobre interés, que no responden a ninguna contrapartida de capital otorgado, como ya demostró la auditoría pública de la deuda realizada en Ecuador bajo gobierno de Correa. El fraude de la deuda en Brasil es el pilar fundamental de la desigualdad social del país. De los cuatro ejercicios presidenciales del PT, sólo unos pocos meses se intentó reducir las tasas de interés que rigen en el país y lo someten a un pillaje del capital financiero nacional e internacional. Durante la mayor parte de los cuatro gobiernos petistas se aceptó las imposiciones de los rentistas nacionales, las 20 mil familias más ricas de Brasil que detentan el 80% de los títulos públicos en el país. Y las exigencias de la banca extranjera, las entidades intermediarias de la colocación de la deuda y los fondos de inversión imperialistas que lucran con ella.

Mientras en Brasil la tasa de interés impuesta en 2016 por el gobierno Rousseff es 14,25%, tanto en EUA como en otros mercados de capitales del mundo las tasas de interés son cercanas a cero o directamente negativas.

El resultado de este saqueo es que la deuda acumulada en 2015 alcanzó casi un billón de reales (R$ 962 mil millones). Al ritmo de un crecimiento de 2.630 millones diarios . Lo que transformó a la deuda interna en casi 4 billones de reales (3.936 billones) y la deuda externa en más de medio billón de dólares (más de 545 mil millones de dólares). Y este despojo que con certeza continuará y crecerá bajo una presidencia de Temer, es responsabilidad directa del gobierno petista, que en su idilio con el capital financiero internacional fue incapaz de enfrentar su pillaje con una auditoría ciudadana de la deuda.

Agitación Juvenil y huelgas de profesores

El objetivo de los golpistas de privatizar la enseñanza pública no es una batalla futura ya se está desarrollando en los principales estados de Brasil.

El PSDB desde los estados que gobierna adelantó los primeros proyectos de privatizar la enseñanza en 2015. En Paraná, Beto Richa (PSDB) elegido gobernador en 2014 quiso aplastar a los profesores con la violencia policial poco después de asumir. Encontrando una resistencia feroz de los educadores y perdiendo toda credibilidad a meses de su elección.

En São Paulo la privatización de la enseñanza fue la razón de las ocupaciones de escuelas de noviembre\diciembre de 2015 por los secundaristas. 

Las ocupaciones y las movilizaciones em SP obligaron a renunciar al secretario de enseñanza del estado Herman Voorwald, que luego de enfrentar la más larga huelga de profesores estaduales -89 días- comenzó el plan privatizador de la enseñanza secundaria cerrando 92 colegios y desplazando a otros centros de enseñanza a más de 300 mil estudiantes. 

Los secundaristas de São Paulo derrotaron el plan de cierre de escuelas públicas de uno de los gobernadores más reaccionarios del PSDB, Geraldo Alckmin con más de 200 ocupaciones de colegios y enfrentamientos con los letales PMs paulistas, los campeones del crimen policial en el país. En principios de 2016, el nuevo secretario de educación de SP Renato Nalini comenzó por prometer mucho diálogo, impulsando el mismo plan privatizador.

Estos choques en SP estuvieron precedidos por un programa privatizador similar en el estado de Goias donde también hay un gobierno del PSDB. El gobernador Marconi Perillo en 2015 tomó por sorpresa a educadores y estudiantes e impulsó la privatización radical de la enseñanza. Pero luego de la experiencia estudiantil en SP, en 2016 los estudiantes del estado de Goiás, en el centro oeste del país, ocuparon decenas de escuelas y se enfrentaron a la represión policial en lucha contra los recortes y la privatización de la enseñanza en ese estado. 

El 31 de marzo de 2016, el gobernador Marconi Perillo (PSDB) fue condenado por la justicia de Goiás por improbidad con separación del cargo y pérdida de los derechos políticos por cinco años. Otro indicador de que a banda de ladrones no está circunscripta a los delincuentes que coparon el parlamento.

En João Pessoa, Paraíba, en febrero de 2016 estudiantes secundarios manifestaron contra el aumento del transporte junto a trabajadores y en marzo los estudiantes de la universidad federal ocuparon el rectorado y estuvieron más de 153 horas en huelga de hambre contra los recortes educativos.

En Río de Janeiro, tomando el ejemplo victorioso de los secundaristas de São Paulo, estudiantes universitarios y secundarios salieron a la lucha junto con los profesores contra los ajustes fiscales a la educación aplicados por el gobernador del PMDB, Luiz Fernando Pezão. 

El gobernador, que condujo los fraudes en las obras para las olimpíadas de 2016, culpó la falta de recursos a la disminución de la recaudación de los royalties del petróleo que cubren el 30% del presupuesto del estado. 

Sin mencionar las exenciones fiscales concedidas a las empresas en medio del espejismo petrolero del pre-sal. Llegaron a 70 los colegios ocupados, creando grupos de trabajo y organizando debates sobre la educación y el país. 

Los alumnos cuentan con apoyo de los padres y los profesores. El movimiento de ocupación es horizontal como en São Paulo, las decisiones se toman en asamblea, donde sólo los alumnos tienen voz.

Igual que en São Paulo, los estudiantes encontraron en los locales cantidad de material de estudio sin uso, marcado para descarte. Altoparlantes, material de laboratorio e instrumentos musicales, guardados sin ninguna preocupación por su deterioro. En Queimados en la Baixada Fluminense los colegios están cribados de goteras, lámparas quemadas, paredes cayendo, residuos de todo tipo, nidos de palomas y murciélagos y otra infinidad de problemas.

La experiencia paulista los previno de ONGs y organizaciones estudiantiles como “Estudiantes por la libertad” -de origen made in USA- y políticas que pueden tratar de copar el movimiento. Alertando que toda ayuda es bienvenida, mientras los alumnos ocupantes mantengan el derecho exclusivo de sus decisiones. El movimiento que ya se prolonga por más de un mes se auto bautizó como “Ocupa Tudo”

En São Paulo, Belo Horizonte y Porto Alegre se desarrollaron también manifestaciones de la juventud contra los aumentos de los boletos y en esta última capital, masivas manifestaciones triunfaron obligando al gobierno a retroceder.

En la actualidad el enfrentamiento con los estudiantes en SP es alrededor del mayúsculo fraude privatizador del gobierno Alckmin con la merienda escolar. Allí el gobierno corrupto del estado y empresarios ladrones se enriquecen robando el alimento de los estudiantes. En abril las manifestaciones multitudinarias juveniles cerraron la Avenida Paulista en dos oportunidades. Los últimos acontecimientos de la movilización juvenil y estudiantil fueron la ocupación y desalojo por la policía del Centro Paula Souza tomado por quienes reivindican almuerzo y recursos, en las escuelas técnicas estaduales. Y acusan al nuevo secretario de educación de SP de pretender aplicar la misma reforma derrotada en diciembre de 2015. Los desalojados del CPS se sumaron a otras ocupaciones de escuelas técnicas.

Perspectivas poco halagüeñas

La movilización estudiantil de las generaciones que cumplen su mayoría de edad en las dos primeras décadas del siglo, está a la vanguardia del enfrentamiento a una clase política degradada e infame. De ella nada se puede esperar, desde que el PT renunció a hacer política por medio de la movilización social y abrazó la conciliación de clase con la burguesía. Y de esto amplios sectores de la juventud ya es consciente.

La generosidad juvenil y su rechazo a la clase política brasileña es un ejemplo y una esperanza. Pero se está lejos aún de iniciar un proceso que cuestione el orden social existente. Para esto se precisa unificar el descontento popular y enfrentar sin tregua al sistema político-económico en decadencia. Está lejos de perfilarse un movimiento social-político nacional que cumpla con esta tarea. Y a partir del 11 de mayo el país estará sin restricciones en manos de una banda de ladrones.

Referencias

Glenn Greenwald, Andrew Fishman y David Miranda. Brazil Is Engulfed by Ruling Class Corruption and a Dangerous Subversion of Democracy The Intercept. 18 de marzo 2016.


Joana de Moraes Monteleone. Ainda vivemos sob o Judiciário da Ditadura


Joâo Feres Jr. A Pinça antidemocrática


Jose Eustáquio Diniz Alves. O sexénio (2011-16) perdido e a crise fiscal. EcoDebate


Maria Lucia Fattorelli. Dividômertro 2015.


Mauricio Fidalgo. E as ocupações de escolas chegam ao Rio.


http://www.rebelion.org/noticia.php?id=212152

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