Pablo Gonzalez

Al carajo, albañil que se acabó la mezcla


Todo está en reposo en el llamado proceso electoral democrático estadounidense con la buena noticia de que ganan los que nadie quería que ganasen según dicen los que creen que saben.

La pregunta es... ¿y si nadie los quería como es que ganan?

Desfilaron por distintos escenarios desde el extremismo de Donald Trump exhibiendo la faceta más brutal del racismo y la codicia que, por increíble que parezca, ha sido la más votada por los estadounidenses si fuera verdad lo de los votos.

Aparentemente también llega a la final Hillary Clinton, agotada por el esfuerzo retórico realizado para intentar lograr el gran triunfo de su vida, ahora con el refuerzo del fogoso de su marido apreciado por llenar el país de dinero ajeno y la masacre democrática de turno en los Balcanes.

Los otros fueron quedando por el camino, algunos considerados como príncipes por su origen y respaldo, otros, solo metidos en el coro, se podría decir que por el brillo del oro.

Al cachorro Bush, el hombre del Proyecto por un Nuevo Siglo Americano lo persigue el fantasma de los muertos por su padre y su hermanito: se engañaba a sí mismo.

Otro cachorrito, este del alto mando de Miami, Marcos Rubio, dicen ahora que solo se entrenaba para la próxima gubernatura de su Estado donde no fue capaz de ganar al que dicen indeseado, pero imbatible y popularísimo Donald Trump.

Cualquiera diría que por el voto popular fácilmente triunfa el descaro de Trump.

Pero a última se habla de un arreglo a escondidas y que se sacará a relucir un fulano "rarito" de nombre Mattis y que ese sería el nuevo presidente porque el tipo debe de ser elegido por su odio hacia Irán, lo cual sería del agrado de Israel.

Lo que piensa el pueblo a nadie le importa, pero en fin, lo curioso está en que todo ese cambalache lo llamen democracia.

Por eso lo del escandaloso titulo.

Liborio Guaso

Publicado por JM Álvarez

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