Pablo Gonzalez

Los "Panama Papers" o el quinto poder


“Aproximadamente una cuarta parte de los cuatro millones de personas que viven en Panamá se encuentran por debajo de la línea de la pobreza, sufriendo de diarrea y desnutrición.

 Y, como contrapunto, un gigantesco Bufete de Abogados panameño administra el mayor negocio de “lavado de dinero y evasión fiscal del mundo para la minoría más rica del país”. 

Con esta nota periodística se hacía pública la divulgación de once millones y medio de documentos, hasta entonces ultrasecretos, del bufete MOSSAK-FONSECA.

Es habitual hacer referencia a los tres poderes del estado (ejecutivo, legislativo y judicial) como los determinantes en el mundo social. Y, desde hace varias décadas, se le había aumentado un “cuarto poder” al mundo de los medios de comunicación social.

 Pero a partir de ahora, se puede decir que ha cobrado gran relevancia el “quinto poder” que reside en el “periodismo de investigación”, los “blogueros”, los hackers y los “periodistas-activistas” que rompiendo las fronteras de lo secreto, de lo legal, de los consorcios internacionales, la secretividad de los paraísos fiscales, divulgan, visibilizan y divulgan una información patrimonio exclusivo de quienes controlan y dirigen el mundo económico-financiero.

Se le ha denominado como la “wikileakización” del nuevo periodismo. Si el descubrimiento de los “wikileaks” era adentrarse en una montaña de información, los “Panamá-Papers” es hacerlo en una cordillera montañosa.

 Se han necesitado casi dos años y 370 periodistas de 76 países para divulgar lo que hasta entonces era secreto de los banqueros, dueños de las finanzas y gobernantes. 

Detrás de todo esto había más de 15,000 empresas de fachada controladas por los líderes mundiales cuyos tentáculos de la corrupción alcanza a 140 políticos y autoridades mundiales.

Entre estos líderes se encuentran Vladimir Putin, el presidente de Rusia, su homólogo de Ucrania, el ex primer ministro de Islandia, el rey de Arabia Saudita, el presidente de China, Gana, Azerbaiján, Mauricio Macri, el clan de los Kichner, el presidente de Pakistán, et, etc.

 Para hacernos una idea de lo que se mueve en este mundo de la evasión fiscal y el lavado de dinero se calcula que la “fuga de impuestos en Europa fue estimada en 2,000 euros/año para cada uno de los 500 millones de ciudadanos de la unión europea. Y las pérdidas para los países pobres de 125,000 millones de euros/año, fondos indispensables para luchar contra la pobreza, crear empleo y salud.

La complicidad con este mundo encriptado es por parte de todos los Gobiernos, la Comisión Europea, el FMI, la OCDE, el G8 y el G20 pues desde hace años conocen esta situación.

 No deja de ser irónico que uno de los denunciantes de esta realidad haya sido el candidato republicano Donald Trump quien ha dicho que “los medios legales de evadir impuestos están llevando a ruina de los EUA y al sistema económico mundial”. 

Tampoco se encontrarán en esta lista muchos nombres norteamericanos puesto que ellos mismos tienen sus propios paraísos fiscales en los estados de Delaware, Nevada y Wyoming, entre otros.

El volumen de información que se encuentra en esta “fuga informativa” nos da una idea del fraude mundial en que vivimos y del número de personalidades (de la política, de los negocios, del deporte, del mundo del espectáculo y del crimen organizado) que no solamente evaden los impuestos sino que consiguen ocultar su riqueza para esconder sus crímenes.

 Las personas que se sirven de estos paraísos fiscales pretenden ocultar dinero proveniente de negocios sucios, disponer de dinero cuyo origen no pueda ser rastreado para financiar actividades ilegales y, por añadidura, no pagar impuestos en ningún país.

Se sabe también que el dinero que se encuentra en los paraísos fiscales es dinero que fue robado de la economía del país, del erario público, a los contribuyentes y que, en caso de haber voluntad política para enfrentar la evasión fiscal, la mayor parte de los problemas sociales que afectan a nuestro mundo podrían ser resueltos y muchos de los conflictos desaparecerían.

Terminamos señalando lo que la mayoría de los ciudadanos no ve o no quiere ver: las leyes se aplican de forma draconiana a las clases medias, los trabajadores, a los ciudadanos con menos recursos y a los pobres, que son obligados a pagar los impuestos.

 En el otro extremo los más poderosos, los que detentan la casi totalidad de la riqueza del mundo, viven a costa del sacrificio y la miseria de buena parte de la humanidad. 

¡El sistema impone leyes a los más pobres y permite todas las trampas e ilegalidades a los más ricos!.

PUBLICADO POR NO NOS OLVIDAMOS 


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