Entrevista al sociólogo y militante de izquierda Ricardo Antunes, Unicamp-SP, Brasil
-M.H.: Finalmente se dio el escenario menos favorable para Dilma Rousseff.
-R.A.: Seguro que sí. El último domingo el Parlamento brasileño dio una prueba de que es de lo peor, es como un pantano, una masa de diputados absolutamente descalificados en su gran mayoría, profundamente involucrados con la corrupción, con los peores intereses de las capas dominantes brasileñas y sin preparación alguna.
El resultado final fue la aprobación de un inicio de proceso de impeachment en contra de la Presidenta Dilma.
Yo dije otras veces que cualquiera sean las evaluaciones en relación a su gobierno, la mía es profundamente crítica, pero esto es distinto, porque solo puede darse comienzo a un impeachment cuando hay una prueba material del crimen cometido por el actual gobierno. Eso no existe, al menos por ahora.
Actualmente, el pedido de impeachment está en el Senado brasileño, que es una prolongación de la Cámara de Diputados, no es ni más ni menos que eso. Es el mismo grupo pantanoso, con los mismos intereses involucrados con la corrupción y los intereses de los ricos, de las finanzas, de los altos sectores de las burguesías industriales.
Todo hace creer que en más o menos 10 a 15 días ocurra una votación para iniciar el proceso de juzgamiento.
La única cosa distinta que hay en el Senado es que mientras acepta el inicio del proceso del impeachment, será analizado por el Presidente del Supremo Tribunal Federal.
Esto abre una pequeña posibilidad, pero real, de que la ilegalidad pueda ser recusada. Porque el papel del Presidente del Supremo Tribunal Federal, que va a presidir el impeachment en el Senado, es impedir que alguna ilegalidad sea realizada.
Este es el único elemento nuevo, porque las fuerzas que controlan el Senado son mayoritariamente conservadoras. La tragedia mayor es que parte importante de los diputados y diputadas que votaron en contra de Dilma el domingo pasado, eran de la base de apoyo de su gobierno que fue traicionado por sus aliados. Es lo que yo llamo el grupo de parlamentarios que integran el pantano de la política brasileña.
-M.H.: Más allá de estos detalles importantes que estás brindando, tengo toda la sensación de que la salida política de esta crisis institucional va hacia la derecha.
-R.A.: Sí. Esa es la tragedia, o la farsa. Porque hay un poco de las dos. Dilma y Lula no hicieron un gobierno de izquierda, hicieron gobiernos que atendieron todas las reivindicaciones esenciales de la burguesía, sea las del agrobussines, la industrial, financiera, de servicios, etc. Pero ahora hay un cuadro de crisis social, económica y política profunda.
Y con un involucramiento profundo del PT en la corrupción, las clases y fracciones sociales dominantes burguesas decidieron descartar, mandar a la basura al gobierno de Dilma.
Esta es la tragedia. Sirvió, funcionó con una servidumbre completa y ahora ya no interesa más, por lo tanto, es un golpe parlamentario con trazos judiciales que tiene la apariencia de no serlo, porque el impeachment está permitido por la Constitución brasileña de 1988, pero solo es posible con la prueba de un crimen materialmente comprobada, lo que hoy no existe.
Dilma está siendo rechazada del poder porque no interesa más a los partidos conservadores y de centro. El Presidente de la Cámara que comandó todo el proceso en un plazo absolutamente rápido, está completamente involucrado en casos de corrupción de mucho dinero.
Por lo tanto, es un golpe para preparar la llegada de la derecha más conservadora, que anteriormente apoyaba al gobierno de Dilma. La situación brasileña, por lo tanto, es la más crítica desde la dictadura militar en 1985.
Si Dilma es sometida al impeachment la única alternativa serán las elecciones generales para todos los cargos
-M.H.: La semana pasada se nos cortó la comunicación cuando te preguntaba por el lanzamiento de la campaña de Marina Silva por elecciones presidenciales anticipadas. ¿Cómo ves esta propuesta?
-R.A.: Marina es oportunista, porque cree que tiene condiciones de ganar las elecciones. Pero en este momento de profunda crisis de la institucionalidad brasileña, hay dos medidas que son imprescindibles para los movimientos sociales, los sindicatos y los partidos de izquierda.
Primero, exigir la renuncia del gobierno indicado para suceder a Dilma, es decir, el primer día que el Vicepresidente Michel Temer se convierta en Presidente se debe lanzar una campaña nacional con la consigna “Fuera Temer”.
Y segundo, la alternativa más importante para las izquierdas sociales y políticas hoy, es empezar un proceso de campaña por elecciones directas para la presidencia y para todos los niveles del Brasil, porque en octubre habrá una elección para alcaldes y para representantes de las municipalidades.
La mejor propuesta sería que haya elecciones directas para presidencia, vice presidencia, diputados federales, diputados estatales, municipalidades y alcaldías.
Solo eso seria capaz de frenar el golpe parlamentario y judicial que está en curso en Brasil, comandado por la dupla Michel Temer y Eduardo Cunha, lo más nefasto, corrupto, totalitario y dictatorial que existe en el país actualmente.
Por lo tanto, no es una propuesta de Marina. Hoy empieza a ser una propuesta de muchos sectores sociales y políticos como el PSOL, el PSTU y muchos otros movimientos. Si Dilma es sometida al impeachment la única alternativa aceptable serán las elecciones generales en todos los niveles.
Hay muchas dificultades jurídico-constitucionales para llegar a esta propuesta, pero está siendo discutida en muchas partes del país hoy mismo, hasta por sectores del Partido de los Trabajadores que ya reconocen que será casi imposible retroceder e impedir el juicio político de Dilma que ahora está en manos del Senado brasileño.
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