Pablo Gonzalez

La rebelión de las masas contra las paralelas históricas de Estados Unidos.




La campaña de las elecciones presidenciales estadounidenses, actualmente en su etapa de primarias, se ha vuelto un complicadísimo revoltijo político, financiero e ideológico que tiene alarmadas a las élite dominantes de los partidos republicano y demócrata, quienes por siglos se han alternado en el poder para perpetuar el sistema capitalista imperialista sobre la clase trabajadora de ese gran pais del norte.

El grueso de simpatizantes del millonario charlatan Donald Trump, emplantillados en las filas del partido Republicano y militantes de una facción de extrema derecha conocida como el "Tea Party" (el partido del té), son generalmente personas entre los 40 y 70 años de edad, sin educación universitaria, golpeados por el desempleo y la "extranjerización" de las grandes corporaciones norteamericanas. 

Estas multinacionales como WalMart, que han lanzado a la quiebra a millones de pequeñas pulperías y tiendas en Estados Unidos, prefieren invertir en paises del tercer mundo, generoso en concesiones fiscales y mano de obra abundante y barata con enormes recursos naturales vírgenes, sin ningún respeto por el medio ambiente, ya no se diga los derechos y prestaciones de la clase trabajadora.

Por el lado demócrata ha sorprendido a los expertos y politólogos norteamericanos el vigoroso surgimiento de la pre candidatura del socialista Bernie Sanders, senador independiente por el estado de Vermont y abierto simpatizantes de las revoluciones cubana y nicaragüense. 

Durante el último debate entre Sanders y Hillar Clinton, previo a la primaria en Michigan, la ex primera dama acusó a Sanders de haber votado en contra de los tratados de libre comercio entre Estados Unidos y resto del mundo.

Sanders contra atacó alegando que si votó en contra de tales tratados porque habían tenido desastrosas consecuencias para la clase obrera estadounidense, ya que las grandes corporaciones preferían invertir en el extranjero, privando a los trabajadores norteamericanos de millones de empleos que tanto necesita la población. Michigan, donde se llevaba a cabo el debate entre Sanders y Clinton, es un estado seriamente golpeado por la última recesión con elevados índices de desempléo, particularmente en ciudades como Detroit y Flint. 

Dos días despues Sanders se alzaba con una emblemática victoria en Michigan precisamente por su posición sobre los tratados de libre comercio.

Hace apenas 10 meses las preferencias electorales para Sanders eran de apenas el 3% y la Clinton le llevaba una ventaja del 70%.

 Hoy la candidatura de Sanders, aunque todavía distante de Clinton, se ha convertido en una amenaza para la candidata favorecida por el "establishment" Demócrata. En solo el mes de Febrero, Sanders recaudó 42 millones en donaciones de parte de unos 3 millones de donantes en su mayoría pobres, con un máximo de 26 dólares por contribución.

Una reciente encuesta de CNN y el Washington Post, indicaba que Bernie Sanders derrotaría a Trump 55% a 43%, una diferencia de 12 puntos porcentuales, mientras Hillary Clinton derrotaría al millonario 52% a 44%, una diferencia de 8 puntos porcentuales, un márgen mucho mas amplio de victoria de Sanders sobre Trump. Sanders derrotó sorpresivamente a Clinton en el estado de Michigan cuando todas las encuestas lo ubicaban detrás de la ex primera dama por 5% puntos porcentuales.

Durante el ya mencionado debate escenificado en Flint, donde los habitantes beben agua con lodo y contaminado con plomo, Sanders exitosamente logró pintar a la Clinton como la candidata de Wall Street y las grandes corporaciones y los resultados de tales acusaciones fueron mas que evidentes a los dos dias.

Los mas entusiastes simpatizantes de Bernie Sanders, un viejo senador socialista de 74 años de edad, son los jóvenes universitarios que al momento de graduarse cargan con una onerosa deuda que promedia los 100 mil dólares en préstamos estudiantiles. 

Casi la mitad de los jóvenes recien graduados de las universidades norteamericanas no encuentran trabajo, fenómeno que antes solo se veía en paises del tercer mundo. 

El senador Sanders virtualmente le ha declarado la guerra a las corporaciones multinacionales de capital estadounidense que cual capitales golondrinas hacen nido en paises pobres, verdaderos paraísos fiscales en donde no respetan los derechos de los trabajadoes, no pagan impuestos y destruyen la ecología.

Se trata entonces de una virtual rebelión de las masas contra el aparato político, financiero e ideológico, contra la globalización y tratados comerciales con el mundo la que motiva el surgimiento de populismos de derecha e izquierda. 

Los salarios de la clase obrera estadounidense siguen igual a hace 20 años, Los hombres blancos en estados como Michigan, Ohio y Wisconsin se quedánd sin empleos por la fuga de empresas al exterior, todo acompañado del fenómeno de pauperización de las clases populares en donde el 10% de la población se queda con el 50% de la riqueza, según informó este fin de semana la cadena de televisión CNN.

Mientras un sector de las clases populares, intoxicado por la propaganda de derecha y de programas radiales incendiarios de la extrema derecha, ven en Donald Trump al "campeón" que les va a devolver la prosperidad que disfrutaron durante la presidencia de Bill Clinton, otro amplio sector estudiantil, hijos de la clase obrera, ven a Bernie Sanders como su abanderado y como solución a los graves problemas económicos que afligen a las grandes mayorías que a todas lucen claman por una respuesta a sus problemas.

Tanto la clase política republicana como la demócrata, dos caras de la misma moneda se encuentran entre la espada y la pared.

 Constituyen dos versiones de una misma historia, dos estrategias de una misma causa, dos alas de un mismo pájaro. Como rehenes de un capitalismo que ha agotado los niveles de explotación de los recursos naturales y mano de obra del pueblo estadounidense, las clases populares se rebelan contra las corporaciones que buscan los paraísos fiscales en donde maximizar sus ganancias a expensas de las clases obreras dentro y fuera de los Estados Unidos.

La actual carrera política electorera se ha vuelto tan impredecible que ahora ningún analista político se atreve a predecir los resultados. 

Aun no se sabe si Bernie Sanders, el senador socialsita por Vermont, logrará imponerse a la candidata de Wall Street, la misma que fue denunciada por una alta funcionaria del partido Demócrata como la "arquitecta" del derrocamiento del coronel Mohammar Kaddafi en Lybia y la consiguiente destrucción de una nación entera. 

Clinton igualmente estuvo detrás del ilegal y antidemocrático golpe de estado en la vecina Honduras que terminó con el gobierno de Manuel Zelaya.

Quien mas amenaza al "establisment" político del imperialismo norteamericano a como lo conocemos hoy, aunque no necesariamente al imperialismo mismo, es la candidatura de Donald Trump. Ha alborotado el avispero de las frustraciones de un electorado blanco, desempleado, sin estudios, empobrecido y de derecha, conocidos en la jerga popular de izquierda como "yanquitos pobres", virtuales analfabetas políticos funcionales que desde las bases republicanas se vuelcan masivamente hacia Trump como su redentor.

En una maniobra a todas luces desesperada que denota la gravedad con que la plutocracia "iluminática" de Estados Unidos ve la actual coyuntura, el fin de semana anterior (6 y 6 de Marzo), un grupo de dirigentes políticos y ejecutivos de grandes corporaciones multinaciones se dieron cita en la isla conocida como "Sea Island" frente a las costas del estado de Georgia, para revisar una urgente estrategia presentada por el "gurú político" Karl Rove, para detener el tsunami político de Donald Trump.

 Entre los asistentes se encontraban el líder de la mayoría del senado, el republicano Mitch McConell, el presidente de la Cámara de Representantes (Cámara de Diputados), el tambien republicano Paul Ryan, ejecutivos de Facebook, de la firma digital Apple y otros que el portal "The Huffington Post" se negó a revelar, participaron en la reunión calificada de secreta.

El partido Republicano y sus aliados intenta a toda costa evitar la histórica debacle que sufrió el dicho partido durante las elecciones presidenciales de 1964, cuando Lyndon B. Johnson practicamente pulverizó al candidato de extrema derecha, Barry Goldwater, republicano por Arizona. 

Dieciseis años despues Ronald Reagan recogió la empolvada y derrotada bandera de Goldwater y entró como un huracán a la Casa Blanca, solo para dejar como legado varios paises pobres destrozados, entre ellos Nicaragua, en donde dejó un cementerio de héroes y mártires y un pueblo de huérfanos, viudas y madres desconsoladas.

Como un anticipo de lo que le espera al pueblo de Estados Unidos y al mundo una posible victoria de Trump, los mitines políticos del millonaria se han visto plagados de constantes controversias, contra protestas, rñas, peleas a puñetazos y abiertas confrontaciones entre simpatizantes y detractores del nuevo mesías que oculta su verdadero aspecto detrás de una ridícula peluca rubia.

 Este Viernes último, (11 de Marzo de 2016), Trump se vió obligado a cancelar su mitin ante una ruidosa y masiva manifestación anti Trump que irrumpió en el estadio donde estaban reunidos.

Si el exentrico charlatan multimillonario, DonaldTrump se hace de la nominación Republicana, hará saltar en pedazos al partido republicano. Aun el delfin de la oposición nicaraguense, el joven imberbe senador Marco Rubio, republicano por Florda, quien ya ha sido virtualmente derrotado por Trump, se negó a respaldar a Trump si este gana la nominación. 

Muchos otros seguiran el ejemplo de Rubio. Si Trump gana la presidencia de los Estados Unidos, el mundo verá con horror el espectro de una cada vez mas probable tercera guerra mundial y el hongo nuclear, no como una película de ciencia ficción sino una altamente probable apocalíptica realidad del siglo XXI.

(Carlos Escorcia Polanco es un analista político nicaragüense, afincado en Los Angeles, California)

Related Posts

Subscribe Our Newsletter