EL DUENDE (Max Lesnik) / RADIO-MIAMI – En medio de las noticias políticas que sacuden a Estados Unidos proclamando que Hillary Clinton y Donald Trump se perfilan como los más probables candidatos a la presidencia del país por sus respectivos Partidos, el Demócrata y el Republicano, después de sus sendas victorias en las elecciones primarias del llamado “Súper martes”, se publican en la prensa de hoy, dos informaciones que también nos llaman la atención, que si fuéramos a publicar un libro sobre ellas lo titularíamos “El Viejo y el Rico”, parafraseando a Hemingway.
El rico es por supuesto es Bill Gates a quien la revista sobre economía y negocios “Forbes magazine” vuelve a proclamar como el hombre de la fortuna más grande del mundo de hoy, acumulando la respetable suma de 75 mil millones de dólares, una cifra que ni él ni toda su familia, descendientes y herederos, jamás pudieran gastar.
El “viejo” que me llama la atención en las noticias de hoy es Mario Kreutzberger, el popular Don Francisco, el hombre de “Sábado Gigante” que anuncia que a pesar de sus años volverá en diciembre a la televisión, no en Univisión donde hizo su carrera por más de 30 años, sino ahora como estrella de la Cadena rival Telemundo.
¿Por qué “Don Francisco” en vez de vivir una vida cómoda de merecido descanso, después de tantos años trabajando noche y día frente a las cámaras, quiere ahora volver a la televisión? Seguramente dirá que lo hace porque le gusta y punto. Y si es por eso, lleva razón que convence, porque a este Duende viejo le pasa igual. La fortuna no está en el dinero sino en el placer de hacer lo que a uno le gusta y basta.
Pero al que no entiendo es al rico, al multibillonario Bill Gates , que no se cansa de acumular dinero y más dinero, para amasar una inmensa fortuna que jamás podrá gastar, por muy larga que sea su vida y la de los que le vienen detrás. A lo mejor que si de felicidad se trata, el viejo Don Francisco es más afortunado que él.
Me falta por decir que en realidad la culpa de tantos billones no es de Bill Gates sino de un sistema, el del capitalismo salvaje que impera en Estados Unidos que engendra personajes como él o al mismo Donald Trump. Que tampoco la culta es suya, es del injusto sistema, digo yo. Y ahí se las dejo y los pongo a pensar.