El referéndum constitucional
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El 21 de febrero de Bolivia volvió a las urnas para decidir si el presidente Evo Morales y su compañero de fórmula, el sociólogo Álvaro García Linera, podían presentarse a un nuevo mandato. La propuesta para modificar el artículo 168 fue derrotada, con 51.3 por ciento de la población votando por el “no”. [1]
Evo es en muchos aspectos una figura política notable, un hombre con muchas primicias en su haber. Fue el primer presidente indígena de Bolivia; él y su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS) fueron el primer partido político en ganar con mayoría absoluta en las elecciones desde el retorno a la democracia del país en 1982; también fueron el primer gobierno titular en ser reelegido.
Ahora han logrado esta hazaña dos veces, manteniendo su mayoría en ambas ocasiones. [2] Nadie en los doscientos años de vida republicana de Bolivia puede decir que ha tenido el mismo éxito electoral que Evo Morales y el MAS han disfrutado.
El problema que el proyecto político del MAS enfrenta ahora es uno de sucesión. El problema para Bolivia de manera más general es mucho más serio.
La más reciente constitución de Bolivia, diseñada por una Asamblea Constituyente e introducida el 25 de enero de 2009, es la decimoséptima del país. Bolivia por lo tanto, no es un país desacostumbrado al cambio constitucional. Actualmente a los presidentes de Bolivia y sus respectivos vicepresidentes sólo se les permite una duración de dos términos. A Morales se le permitió presentarse a un tercer mandato a través de una votación en el Congreso, se declaró que su tercer período fue en realidad su segundo constitucionalmente, en vista de que Morales fue elegido antes de la introducción de la nueva constitución. [3]
Esto representó una "re-fundación del país", y así se hizo un borrón y cuenta nueva con su introducción en 2009. El referendo fue una consulta con el pueblo boliviano para ver si el gobierno podía cambiar el articulo 168 y permitir a Evo Morales y Álvaro García Linera postular candidatura hasta 2025.
Desde el referendo se ha publicado una serie de artículos en prensa escrita, examinando las contradicciones del Estado Plurinacional y el Proyecto político del MAS. Tanto Pablo Solón como Pavel López subrayan las alianzas con capital transnacional y con la burguesía del oriente del país hechas por el MAS; que el gobierno no ha sido responsable por la mayor parte de los cambios de la última década; las nuevas clases que se han formado; y las tensiones entre el vivir bien y el neo-extractivismo de la economía política del Estado. [4]
A pesar de que estos puntos serán mencionados sin mayor hondura, el presente ensayo se enfocará particularmente en el estado de democracia en Bolivia. En este momento es más pertinente formularse otras preguntas: ¿por qué Evo Morales siente la necesidad de volver a gobernar por cuarta vez? Y ¿por qué los procesos de construcción del Estado durante su mandato han conducido a un entorno político tan estéril en Bolivia? Un examen crítico de la democracia revela las tensiones en el seno de este proceso; la democracia representativa liberal del Estado es marcadamente diferente de la democracia radical practicada por los movimientos sociales que llevaron a Morales al poder.
Los movimientos de 2000-2005 crearon nuevas formas de democracia radical –influenciados por las culturas indígenas– y se convirtieron en un aspecto importante de cómo los bolivianos entendieron y participaron en los procesos de cambio.
Una aproximación crítica a la democracia ayuda a tratar las cuestiones de por qué la transformación radical de Bolivia ha sido encarnada en Morales; por qué hay una escasez de posibles sucesores de Morales (o alternativas en la sociedad civil boliviana); y por qué debemos estar preocupados por el referéndum constitucional.
La elusiva esencia de la democracia en los últimos tiempos
La democracia con demasiada frecuencia se ha colapsado en el liberalismo (no libre de problemas); [5] por lo que es vital reconocer la democracia como un concepto compuesto que contiene dos tradiciones opuestas. Por un lado, la ilusión de la igualdad entre todos los hombres –esencial para la construcción de la clase burguesa– está en el corazón de la democracia representativa liberal. La democracia liberal no puede entenderse plenamente sin tener en cuenta su relación dialéctica con el capitalismo.
A medida que el capitalismo libera a las personas de su obligación con la tierra, el individuo cada vez más alejado se vuele desvinculado, no sólo de las demandas del señor feudal o propietario del latifundio, sino también de ‘identidades y obligaciones tradicionales, corporativas, prescriptivas y comunales.’ [6]
Los imperativos económicos de mano de obra bajo el capitalismo no dependen de la condición política o jurídica subordinada (como en el feudalismo), por lo que la mano de obra puede permitirse igualdad jurídica y política sin que, como afirma política marxista Ellen Meiksins Wood, ‘se prive al capital de su poder de apropiación.’ [7] Mientras se desarrolla el capitalismo, la arena "política" se separa de la esfera "económica", con duras consecuencias para el ordenamiento de la sociedad. Las luchas políticas se alejan de la lógica del capital y se limitan al ámbito político "formal".
Los portadores centrales de los "derechos individuales" y "libertades civiles" marcan la despolitización de la sociedad civil mientras el Estado es arrebatado de –y colocado por encima de– la sociedad civil. La democracia asume una forma representativa –algo que está en desacuerdo con el entendimiento original de la democracia como el gobierno del pueblo– mientras los ciudadanos votan por miembros de un grupo selecto, y la política legítima fuera de la esfera parlamentaria desaparece.
Esto significa que el voto universal y cierta extensión de los derechos políticos pueden concederse a la población en general, siempre y cuando no afecten al funcionamiento del capitalismo. [8]
Bajo una democracia liberal capitalista, lo nacional-popular (prestándonos la formulación de Gramsci) debe convertirse en la forma natural de la sociedad civil mientras el Estado y la sociedad civil surgen como entidades distintas, pero interconectadas. Esto permite la construcción de un mercado unificado a través de la subsunción de otras formas sociales. [9] O sea, la democracia liberal de esta forma tiene un elemento espacial –la "comunidad imaginada" de un estado-nación– que se construye a través de eventos históricos y discursos.[10] En otras palabras, si bien la democracia liberal no necesita funcionar sobre una comunidad monoétnica o monolingüe, requiere una subjetividad colectiva con el fin de funcionar correctamente.
A lo largo de gran parte de la historia de Bolivia, la construcción de la subjetividad colectiva de lo nacional-popular –o intentos de ello– ha tenido prioridad sobre el funcionamiento de la propia democracia liberal. Bolivia es una sociedad abigarrada, compuesta por 36 grupos indígenas reconocidos, que durante mucho tiempo careció del recurso adecuado necesario inclusive si la fachada de la democracia debía ser sostenida.
Las razones de esto se puede encontrar en la obra de René Zavaleta Mercado, posiblemente el pensador boliviano más importante del siglo XX. Zavaleta delinea tres etapas de la democracia liberal en Bolivia, un lugar donde la democracia liberal es una entidad no nativa. [11]
En primer lugar, se produjo el período posterior a la independencia del dominio colonial español en el que sólo los hombres mestizos podían votar, y la democracia operaba únicamente sobre la ilusión de una nación.
En segundo lugar, la revolución nacional en 1952 trajo el sufrage universal a los ciudadanos bolivianos, pero fue incapaz de unificar el mercado interno de la nación. En tercer lugar, la llegada del neoliberalismo a Bolivia transformó la sociedad boliviana y finalmente unificó el mercado interior (aunque fue incapaz de unificar la nación), transformando la democracia en la dictadura de la burguesía.
El fracaso, históricamente, de construir una unidad nacional condujo a recaídas continuas en la barbarie de los golpes de Estado, un problema que sólo fue superado en la tercera etapa de la democracia liberal boliviana que comenzó en 1985.
Por otro lado, un diferente concepción de democracia –mucho más cercana del gobierno del demos imaginados por los antiguos griegos– está en el corazón de la nueva izquierda en Bolivia. Esta forma radical de democracia estaba presente en los movimientos sociales entre 2000 y 2005, que practicaba la participación y el consenso político de las masas.
La democracia radical se caracteriza por el aprendizaje –no escolarización– y costumbres y conocimientos culturales que se transmiten de generación en generación mientras las personas participan en democracia dentro de la comunidad. [12] Los movimientos sociales de unos quince años atrás aumentaron la participación de las clases subalternas través de la democracia directa practicada en un foro al aire libre, conocido comúnmente como el cabildo abierto.
Una demanda central de este foro masivo al aire libre era una Asamblea popular (o Constituyente). La Asamblea Constituyente fue imaginada como una expresión de la verdadera clase obrera y la democracia indígena, debería estar conformada, según el antropólogo Roberto Albro, por ‘delegados de las comunidades indígenas y juntas de vecinos urbanos, al lado de los sindicatos de trabajadores, gremiales y agrarios.’ [13]
Este fuera un verdadero momento de pluralismo político radical capaz de construir un nuevo orden social. [14] Se suponía que sería una extensión de la democracia directa practicada por el cabildo abierto, donde se discutieron los acontecimientos y acciones planificadas a través del consenso.
El motor de este radicalismo fue el Pacto de Unidad, una alianza de organizaciones de izquierda-indígena formadas en Santa Cruz en 2004. [15] Por tanto, esta democracia radical asume un carácter completamente diferente a la democracia liberal del Estado. Se basa en una igualdad ganada por los grupos subalternos a través de luchas contra las estructuras en la raíz de la desigualdad social.
Como hemos visto, la democracia es un concepto más complejo que la concepción liberal estrecha que a veces es presentada como la única forma de democracia. Es una idea controvertida que contiene tanto los grilletes de los oprimidos como su liberación. Se trata de las tensiones entre estas dos formas de democracia que tiene una característica de Bolivia bajo el régimen del MAS, y también se encuentra en el corazón del referéndum constitucional.
Negociando una salida: la reconstrucción de la democracia bajo el régimen del MAS
El régimen del MAS ha sido un período de democracia representativa reconstituida y una economía política dependiente de las regalías de la extracción de hidrocarburos.
Los movimientos sociales de 2000-2005 fueron, en parte, galvanizados por una crisis fiscal del Estado a finales de la década de las noventas, ya que el gobierno neoliberal de Gonzalo Sánchez de Lozada privatizó la principal fuente de ingresos del Estado. En primer lugar la empresa estatal de hidrocarburos Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, YPFB, se privatizó a través de la Ley de Capitalización en 1994, entonces las regalías en boca de pozo se redujeron con la Ley de Hidrocarburos de 1996, disminuyendo el presupuesto del estado por US$552 millones al año. [16]
Sin embargo, durante el mandato del MAS, Bolivia ha disfrutado de los beneficios de un auge mundial de las materias primas entre 2008 y 2013. Las regalías en boca de pozo renegociadas en un 50 por ciento, los altos precios mundiales para la exportación principal de Bolivia –gas natural– y tuberías recién terminadas para los mercados argentinos y brasileños llevaron a un auge en las ganancias del sector de hidrocarburos, y un aumento masivo de los ingresos del Estado. [17]
El estado ha utilizado estos ingresos para pagar por un paquete de redistribución limitada, mientras que al mismo tiempo creaba con diligencia una reserva de divisas a través de lo que el Washington Post describe como "prudencia fiscal." [18]
Aún así, ha habido poco cambio estructural en la economía de Bolivia, y los sectores de la acumulación de capital en el seno de la economía política del MAS siguen siendo principalmente capital multinacional en la agroindustria de tierras bajas, los hidrocarburos y la minería; complementada por la burguesía incipiente en la minería cooperativista, el comercio, el contrabando y los narcóticos. [19] Estas formas de acumulación de capital entran directamente en conflicto con el principio indígena del “vivir bien” (en Aymara “Suma Qamaña”) y las exigencias radicales de los movimientos sociales.
El MAS no es, como algunos reclamarían, un sencillo agente contrarrevolucionario contra el radicalismo de los movimientos sociales que llevaron a Morales al poder. Hay que tener cuidado de no meter a Morales en el mismo saco que algunos de sus adversarios políticos: el MAS, el régimen neoliberal de Gonzalo Sánchez de Lozada y los gobernadores cívicos de extrema derecha detrás del fallido golpe de Estado en 2008 no son la misma cosa. [20]
Es más útil para ver la reconstrucción de la democracia representativa a través del prisma de una "dialéctica de restauración-revolución." [21] La forma que la transformación del Estado asumió –reforma conservadora disfrazada de progreso o verdaderos cambios progresivos que se restringen de restauración facciones– se determinó por la dinámica de poder entre las presiones "revolucionarias" desde abajo y empuja hacia la "restauración" desde arriba.
Esta es la forma en que podemos concebir los cambios en Bolivia desde 2005. La transformación de la sociedad boliviana, galvanizada por los movimientos sociales de 2000 a 2005 ha dado lugar a un tipo cualitativamente diferente de la política parlamentaria y la democracia en Bolivia.
El movimiento cocalero en contra de los programas de erradicación lideradas por Estados Unidos y el nacionalismo aymara fundado en la unidad social del ayllu han encontrado su expresión en el terreno político formal. Los actores políticos a quienes les fue largamente negada representación en el parlamento boliviano, han encontrado que ahora tienen representantes de sus comunidades que comparten su punto de vista, y han luchado junto a ellos sus mismas luchas.
Tal vez esto es parte de la razón por la que la popularidad de Morales sigue siendo tan alta, y también puede explicar por qué Morales fue capaz de convertirse en el primer presidente titular en ser reelegido. Sin embargo, esto no fue una transformación completa, una revolución sin restricciones que moldeó esta nueva Bolivia en la forma imaginada por los movimientos sociales.
Una cuestión importante que debe ser preguntada en este momento es "¿cómo han los actores involucrados en movimientos sociales, previamente excluidos (o por lo menos poco representados) obtenido representación al interior del parlamento?" Por un lado, representa un avance, y un giro progresivo en lo que al parlamentarismo se refiere. Pero si tenemos en cuenta los procesos que condujeron a este resultado supuestamente progresista, llegamos a conclusiones ligeramente diferentes.
Estos nuevos representantes en el parlamento se integraron al MAS durante el período posterior a las agitaciones sociales de 2000-2005: ‘aquellos involucrados en prácticas de organización, articulación y dirección en relación con la construcción de un bloque histórico (la masa de los movimientos sociales entre 2000 -2005) y un proyecto de la civilización, Estado y sociedad’ se convirtió en parte del MAS y su proyecto. [22] Este es el proceso que Gramsci denomina "transformismo", pero ¿qué significa en el contexto de Bolivia?
La absorción de los líderes de los movimientos sociales fue diseñado para ayudar a mantener un vínculo orgánico entre los sectores militantes de la sociedad que fueron responsables de las convulsiones del Estado, y el proyecto político formal del MAS.
Sin embargo, este proceso ha dado lugar a una serie de resultados perversos. En primer lugar, porque el MAS estaba más interesado en la búsqueda de una trayectoria parlamentaria y consolidar su lugar dentro de las estructuras democráticas liberales preexistentes, se redujo la democracia radical de los movimientos sociales.
Los rasgos democráticos pluri-políticos y radicales que formaron los horizontes internos de los movimientos sociales fueron reemplazados por la democracia representativa, reduciendo la democracia al mismo núcleo del Estado. [23] A lo largo del período de la Asamblea Constituyente (y hasta su segunda victoria electoral) el MAS estaba más preocupado por consolidar los logros alcanzados por la victoria electoral 2005 que por intentar la radicalización de la democracia misma y poner en práctica las transformaciones imaginarias de los movimientos sociales.
Eso hubiera requerido el desmantelamiento del mismo sistema que proporciona el MAS con su legitimidad, una medida que habría socavado su posición a la cabeza del proceso de restauración.
En lugar de ello, se concentró todos los logros de la última década –las victorias contra el neoliberalismo y el viejo Estado republicano– en el corazón del partido, hasta que se convirtieron indistinguibles del propio Morales.
El presidente, para muchos, se ha convertido en la encarnación de las transformaciones logradas por los movimientos masivos, oscureciendo el potencial de un cambio más radical. Para los masistas, Evo es sinónimo de la reducción de la pobreza en los últimos diez años, y el aumento de los indicadores de salud y desarrollo. [24]
Él se ha convertido en la única razón de estos cambios, a pesar de que gran parte de esta mejora no se ha debido a un aumento masivo en el gasto social (la proporción del PIB gastado en el programa de transferencia de clase condicional asciende a un mísero 1,6 por ciento), si no al auge mundial de precios de materias primas entre 2008 y 2013. [25] Entre este sector de la población, Evo se está convirtiendo, sostiene Pablo Stefanoni, en una figura que rivaliza con el mismo Tupaj Katari. [26]
De hecho, esta es una imagen que él mismo ha tratado de obtener, con el gobierno movilizando de la leyenda de Tupaj Katari, el líder indígena que puso cerco a La Paz en 1781, como una herramienta retórica lo largo de su presidencia. Uno simplemente necesita mirar a los cielos, hacia el nuevo satélite de Bolivia Tupaj Katari 1, para encontrar evidencia de esto.
El segundo resultado de transformismo ha sido para decapitar a organizaciones y proyectos de la comunidad a nivel local.
Sus líderes o bien han sido denunciados como herejes; o convertidos a masistas, jalados hacia el partido y negados de la oportunidad de operar de forma autónoma y desarrollar las habilidades de liderazgo necesarias para dirigir el país.
Durante el período de intensa lucha, los movimientos sociales se convirtieron en incubadoras del radicalismo y el liderazgo, con Evo Morales, Felipe Quispe y Alejo Véliz todos emergentes y vibrantes líderes en los años 1980 y 1990. Las luchas contra las dictaduras de las setentas, la erradicación de la coca y los estrictos programas sociales de las ochentas y las noventas crían una generación de líderes de la sociedad civil que poseían los conocimientos y la capacidad para dirigir efectivamente .
En este momento del tiempo, no existe la misma profundidad de liderazgo, ni las mismas oportunidades para desarrollar estas habilidades vitales.
Por un lado, todas las luchas sociales contra el proyecto político del MAS –siendo el más claro ejemplo el conflicto sobre la carretera a ser construída a través del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Secure, el parque nacional TIPNIS– son etiquetadas como contrarrevolucionarias, y retratadas como enemigos del Estado. El bloque socio-popular formado por diferentes y numerosos movimientos sociales en el período 2000-2005 fue apenas homogéneo, y siempre se ha caracterizado por las contradicciones y tensiones internas.
Sin embargo, estas antinomias se han vuelto más pronunciadas desde el inicio de este conflicto. El gobierno ha intentado –aunque con un éxito limitado– hacer frente a las contradicciones internas expresadas en este conflicto mediante la creación de una dicotomía de amigo-enemigo, acusando a los grupos indígenas de tierras bajas de oponerse a la construcción de la carretera a través del parque nacional TIPNIS como la fractura del bloque socio-popular de la revolución y de obstaculizar el proceso de cambio. [27]
Por consiguiente, los movimientos de tierras bajas y los movimientos de tierras altas desconfían el uno del otro, celosos de las ganancias en el territorio o privilegios políticos que el otro recibe. Estas tensiones se agravan al contrastar puntos de vista sobre la trayectoria que Bolivia debe seguir: los pueblos indígenas representados por la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia, CIDOB, y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu, CONAMAQ, no comparten la misma perspectiva desarrollista que los colonizadores –campesinos que se trasladaban de las duras condiciones del altiplano hacia las fronteras agrícolas en busca de tierras y prosperidad desde la década de 1950 en adelante– y los cocaleros.
En 2011, los primeros signos de rotura surgieron, con CIDOB y CONAMAQ separándose del Pacto de Unidad. Una vez que CIDOB y CONAMAQ habían dejado formalmente el Pacto de Unidad, el MAS inició una campaña para socavar sus capacidades.
En 2012, masistas dentro CIDOB condenaron a los funcionarios elegidos y exigieron la elección de nuevas autoridades a través de "una comisión ampliada;" mientras que en diciembre de 2013, una minoría de seguidores del MAS en CONAMAQ ocupó su sede, expulsando violentamente las autoridades legítimas con la ayuda de la policía. [28]
Entre las filas de seguidores de Evo –las bases ahora dominadas por los mineros orientados al mercado de cooperativas, productores de coca y la burguesía aymara incipiente– los líderes que hablan en contra del gobierno no son de fiar, ya que el estado denuncia la acción política sobre cuestiones controversiales como actos egoístas en defensa del interés propio.
Por otro lado, aquellos dirigentes que se convirtieron en una parte del MAS son parte de un proyecto que se ha vuelto cada vez más cerca de un solo hombre, por lo que es difícil que los potenciales sucesores construyan habilidades de liderazgo y el respeto del público necesario para tener éxito sucediendo a Morales.
El sindicato campesino, la CSUTCB, los colonizadores y los sindicatos cocaleros permanecen leales a Morales, mientras que los proyectos de infraestructura rural dirigidos por El Fondo Indígena se gestionan principalmente por masistas. [29]
Estos grupos están vinculados al proyecto del MAS, incapaz de cumplir con su radicalismo de más de hace diez años atrás. Jorge Viaña pone de relieve las consecuencias de estos lazos, demostrando que no es sólo en el interior del edificio del estado donde las tendencias conservadoras han echado raíces. [30] Por lo que la toma de decisiones ha sido monopolizada dentro del corazón del estado, el cisma entre el gobierno y su base de apoyo se ha ampliado.
Los movimientos sociales han experimentado la alienación a través de la exclusión de los procesos democráticos, la fragmentación de los movimientos y disminuyendo la sensación de que una profundización del proceso de cambio es posible.
Las tendencias conservadoras que surgieron con el conflicto del TIPNIS en junio de 2010 se han convertido, a través de este proceso de "transformismo", en presentes no sólo en las estructuras formales del Estado, pero con los propios movimientos sociales.
Las Tensiones Democráticas
El MAS asumió el poder en un momento de crisis: las estructuras del Estado estaban débiles y carecían de legitimidad.
Hubo una verdadera oportunidad para reconstruir el estado de la imagen de la democracia radical de los movimientos sociales. Sin embargo, el MAS decidió utilizar la retórica de la plurinacionalidad y la autonomía– pilares centrales de la democracia radical practicadas durante el período 2000-2005– para reconstituir el Estado y sus instituciones liberales.
El gobierno se embarcó en un proyecto de restauración, la re-construcción de un Estado-nación y la consolidación de la democracia representativa con el fin de mantener la autoridad y la legitimidad del propio MAS. Esta decisión requiere necesariamente ser centralizada y se concentró en el interior del Estado a través de la consolidación de la democracia liberal.
Esto se llevó a cabo bajo el pretexto de la "plurinacionalidad", una idea compleja que contiene una concepción de múltiples capas de la autonomía, donde los territorios indígenas originarios campesinos originarios, las regiones indígenas, regiones interculturales y los departamentos se les asignó un nivel de auto-determinación. [31]
En vez de existir más de una sola comunidad, definida geográficamente, la plurinacionalidad pide prestado una no-espacialidad de los ayllus aymaras, cuya capacidad de funcionamiento no está limitada por la superposición de territorios geográficos.
La Plurinacionalidad se basa en la democracia radical de las asambleas de la comunidad, donde la toma de decisiones descentralizada y el consenso sobrepasa el poder concentrado y la regla de que la mayoría manda. "Rotación" y "obligación" son las piedras fundamentales de esta concepción radical de democracia, en lugar de los ideales liberales de "derechos" y "responsabilidades".
La lucha por la construcción de un Estado Plurinacional [radical] en las palabras de Viaña, ‘es la lucha por ir desmontando las formas perversas de la modernidad liberal, en las que se expropia la soberanía colectiva a nombre de representar.’ [32]
La verdadera autogestión y la autonomía de esta plurinacionalidad han sido ignorados por el MAS, quien lo ha utilizado para consolidar una forma contradictoria de democracia, una forma liberal de democracia.
Un término más para Evo Morales no conduce a Bolivia fuera de este callejón sin salida, más allá de las contradicciones de la democracia en Bolivia. Sin embargo, lo que podemos decir es que el referéndum constitucional está en contradicción con los valores en el seno de las comunidades indígenas que Morales representa supuestamente.
La clave para la organización de los ayllus, y también relevante para la movilización de los actores de los movimientos sociales de 2000-2005, fueron las ideas de "rotación" y "obligación".
En las comunidades aymaras, se espera que todo el mundo en un momento u otro realice funciones de dirección (así como otras funciones también). Las familias fueron obligadas a enviar a un familiar a los consejos comunales, y para los controles de carretera a la altura de las protestas.
Sin embargo, esto fue compensado con la idea de "rotación": una vez que alguien había llevado a cabo una tarea para la comunidad, bajaban y pasaban la pelota a otro miembro de la comunidad. Morales, pidiendo un cuarto mandato, está directamente en conflicto con estos ideales.
Esto no ha pasado desapercibido para muchos dentro del MAS, y algunos de los protagonistas centrales de la campaña del “no”, incluyendo el gobernador de La Paz Félix Patzi, que son ex masistas. [33]
El problema es que Morales es para muchos la personificación de los logros de los últimos tiempos, –logros que se ganaron desde abajo– y se transformaron en la posición que ocupa, evitando la rotación del liderazgo.
El referéndum constitucional del 21 de febrero representó una negativa a adherirse a los principios democráticos de los movimientos sociales que llevaron a Evo Morales al poder, y un rechazo de las prácticas indígenas.
En la elección de consolidar la tradición occidental de la democracia liberal, Morales ha excluido a la misma gente que dice representar.
El referéndum constitucional no fue más que la última expresión de las tensiones provocadas por esta exclusión.
Un voto de sí en el referéndum podía permitir que Morales continúe durante un cuarto período, pero no se hubiera ocupado de las contradicciones más profundas que yacen en el corazón de la democracia en Bolivia hoy.
Notas
[1] OEP, 2016. [accedido en el 01/03/2016].
[2] MAS ganó 54 por ciento del voto en diciember 2005, 64 por ciento en diciember 2009 and 61 por ciento en octubre 2014 (Webber, J.R., 2015. Burdens of a State Manager.Viewpoint Magazine:p1).
[3] Stefanoni, P. 2015, Evo, el referéndum y su "re-re-reelección" [ accedido en el 13/01/2016]; The Guardian , 27/09/2016 [accedido en el 13/01/2016].
[4] Veas https://pablosolon.wordpress.com/2016/02/25/algunas-reflexiones-autocriticas-y-propuestas-sobre-el-proceso-de-cambio/ [accedido en el 27/02/2016] y López, P. 2016, 10 mitos sobre el discurso de “proceso de cambio” en Bolivia. Bolpress [accedidoen el 27/02/2016].
[5] Veas Wood, E.M., 1995. Democracy against Capitalism: Renewing historical materialism, Cambridge: Cambridge University Press: pp.225-237.
[6] ibid: p.220.
[7] ibid: p.201.
[8] ibid: p.217.
[9] Zavaleta Mercado, R., 2011.“Las masas en noviembre,” René Zavaleta Mercado: Ensayos 1957-1974, Plural editors: p.129.
[10] García Linera, Á., 2015. Plebeian Power: Collective Action and Indigenous, Working-Class and Popular Identities in Bolivia, Chicago: Haymarket Books: p.171.
[11] Veas Zavaleta Mercado, “Cuatro conceptos de la democracia,” in Obra completa, tomo II, 513-30
[12] Wood, E.M., 1995. Democracy against Capitalism: Renewing historical materialism, Cambridge: Cambridge University Press: p.193.
[13] Albro, R., 2006. The Culture of Democracy and Bolivia’s Indigenous Movements. Critique of Anthropology, 26(4): p.388.
[14] Tapia, L., 2011. El Estado de Derecho como Tiranía, La Paz: CIDES: p.90.
[15] Webber, J.R., 2015. Political Theatre in Bolivia. Herramienta, 56: p.4.
[16] Claire Mcguigan, The benefits of FDI : is foreign investment in Bolivia’s oil and gas delivering ? (La Paz: CEDLA, 2007), 52.
[17] Veas Carlos Arze Vargas and Javier Gómez, “Bolivia: ¿El “Proceso de Cambio” nos Conduce al Vivir Bien?,” in Promesas en su laberinto, eds. Carlos Arze Vargas et al. (Buenos Aires: CLACSO, 2013).
[18] Nick Miroff, “ Leftists are Wobbling in Latin America. Here’s Why Evo Morales May Be the Last Socialist Standing ,” Washington Post, January 7, 2016.
[19] Webber, “Burdens of a State Manager.”
[20] El golpe fue orquestado por dirigente del comité-cívico Branko Marinkovic y prefecto departamental Rubén Costa en Santa Cruz. Veas Jeffrey R. Webber, From Rebellion to Reform in Bolivia: Class Struggle, Indigenous Liberation, and the Politics of Evo Morales (Chicago: Haymarket Books, 2011), 132.
[21] Antonio Gramsci, Quaderni del carcere (Rome: Einaudi, 1975), Q9:§133; citado en Massimo Modonesi, “Revoluciones pasivas en América Latina,” in El Estado en América Latina: Continuadades y Rupturas (Buenos Aires: CLACSO, 2012), 143.
[22] Luis Tapia, El Estado de Derecho como Tiranía (La Paz: CIDES, 2011), 119.
[23] Ibid,115.
[24] Emir Sader, “ ¿Por qué Evo ?,” La Jornada, December 24, 2015.
[25] Carlos Arze Vargas and Javier Gómez, “Bolivia: ¿El ‘Proceso de Cambio’ nos Conduce al Vivir Bien?,”in Promesas en su laberinto, eds. Carlos Arze Vargas, Javier Gómez, Pablo Ospina, and Victor Alvarez (Buenos Aires: CLACSO, 2013), 114.
[26] Stefanoni, “ Evo, el referéndum y su ‘re-re-reelección .’”
[27] Jeffrey R. Webber “Revolution against ‘Progress’: Neo-Extractivism, the Compensatory State, and the TIPNIS Conflict in Bolivia,” in Crisis and Contradiction: Marxist Perspectives on Latin America in the Global Political Economy (London: Brill, 2014), 303.
[28] Webber, op. cit. (2015), 4.
[29] Brito and Ampuero, “ El Referendo Constitucional y la reelección presidencial .”
[30] Jorge Viaña, “Estado plurinacional y nueva fase del proceso boliviano,” in El Estado en América Latina: Continuadades y Rupturas, ed. Mabel Thwaites Rey (Buenos Aires: CLACSO, 2007), 391.
[31] Fernando Garcés “The Domestication of Indigenous Autonomy in Bolivia: From the Pact of Unity to the New Constitution,” in Remapping Bolivia: Resources, Territory and Indigeneity in a Plurinational State, eds. Nicole Fabricant and Bret Gustafson (Santa Fe: School for Advanced Research Press, 2011), 51.
[32] Viaña, “Estado plurinacional,” 387. Mi énfasis.
[33] Brito and Ampuero, “El Referendo Constitucional y la reelección presidencial.”
Fuente original: https://viewpointmag.com/2016/02/18/the-latest-turn-of-bolivias-political-merry-go-round-the-constitutional-referendum/
Artículo traducido para Rebelión por el propio autor.