¿Qué hacen los globalistas cuando quieren crear, mantener y reavivar su guerra contra el terrorismo luchando indefinidamente contra él?
Simplemente, llevar a cabo una serie de falsos ataques terroristas utilizando musulmanes como pistoleros a sueldo para cometer sus crímenes.
Esto es lo que sucedió el 11-s, en los EE.UU, el 7-j en Londres (Reino Unido), el atentado del 11-m sobre los trenes de Madrid, en España, el ataque terrorista contra Charlie Hebdo, en París en enero pasado, y el pasado noviembre, también en la capital de Francia, como segunda parte del anterior.
Durante décadas, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, los aliados europeos occidentales de Estados Unidos, pertenecientes a la OTAN, conspiraron, patrocinaron y perpetraron actos terroristas para asesinar a sus propios ciudadanos a través de una serie prolongada de operaciones clandestinas utilizando a la red terrorista Gladio, que fue originalmente diseñada para acusar falsamente a organizaciones comunistas de Italia, pero que se extendió por toda Europa y Turquía durante más de treinta años. Durante ese periodo se ejecutaron violentas operaciones falsa bandera de la Red Gladio de la OTAN. Numerosos gobiernos han participado en operaciones de falsa bandera para asesinar a sus propios ciudadanos con el fin de desencadenar guerras, manipulando a la opinión pública, en definitiva, ocultando y desviando la atención de la gente para que la verdad nunca saliera a la luz.
Las masacres del viernes 13 en París estuvieron coordinadas, cometidas por hombres fuertemente armados, y estrechamente monitorizadas por militares profesionales. Los ataques simultáneos tuvieron toda las trazas de ser terrorismo de Estado de falsa bandera, con experiencia en haber realizado ejecuciones similares anteriores, la más notable, la precedente de Charlie Hebdo, también en París. Pero las anomalías han empezado a crecer y se acumulan hasta llegar a ser no muy diferentes de las de otros ataques de falsa bandera precedentes.
Todos han promovido la misma agenda globalista con el objetivo de implementar una invasiva e ilimitada vigilancia autoritaria a fin de hacerse con el control tiránico absoluto de la población. Todo ello al mismo tiempo que explota la xenofobia y la islamofobia entre sus ciudadanos y se incrementa el odio. Hoy la élite está trabajando con habilidad su probada fórmula de divide y conquistarás. Mediante un sólo golpe crean las condiciones inestables para fomentar disturbios civiles y reacciones violentas que luego justificarán medidas policiales represivas que de otro modo hubiesen resultado inaceptables.
Al igual que el ataque a la revista Charlie Hebdo a principios de este año, existen informes que revelan que la inteligencia francesa había estado siguiendo a los autores antes de los ataques. El ex juez antiterrorista Marc Trevidic, en una entrevista realizada tres dias después, afirmó que las autoridades francesas conocían, ya en agosto, de un ataque terrorista inminente planeado por los yihadistas del Estado islámico a cometer “en un concierto de rock”.
En los tres meses anteriores al atentado el juez interrogó a varios terroristas, que revelaron la logística del atentado que se estaba preparando. Con tres meses de antelación las autoridades francesas supieron que el Estado islámico estaba planificando un ataque a una sala de conciertos en París. El último terrorista que llegó para ser interrogado declaró que le habían solicitado “claramente” la realización de un ataque contra “un concierto de rock”, dijo Trevidic. Esto sugiere, de forma concluyente, que la inteligencia francesa tenía conocimiento previo de las masacres del 13-N. Una vez más, parece que las fuerzas de seguridad francesas sabían de ataques planeados pero deliberadamente no quisieron detenerlos o incluso pudieron haber desempeñado un papel siniestro en permitirles que se produjeran.
En una declaración televisada a las 23:58 (hora local, aproximada) de la noche de los ataques, el presidente francés, François Hollande, declaró el estado de emergencia y el cierre de fronteras para toda Francia. Wikipedia anunció, precisamente, lo mismo, una hora antes de la declaración de Hollande, lo que podría sugerir que esta plataforma fue, de hecho, utilizada por las autoridades francesas como un “diseminador” de información de un evento planificado de antemano. De inmediato se estableció la narrativa oficial de que los terroristas árabes de Siria habían sido los asesinos que habían estado detrás de los ataques, antes de iniciar, incluso, una investigación preliminar.
Como lección aprendida en varias falsas banderas anteriores, también las fuerzas de seguridad en París fueron movilizadas para realizar, simultáneamente con los equipos de emergencias, un simulacro a primeras horas del viernes 13. Patrick Pelloux, un especialista en servicios médicos de emergencia y uno de los primeros en llegar al lugar de los atentados, confirmó en una entrevista de radio que dichos ejercicios habían tenido lugar. Unos eventos públicos concurrentes en el tiempo, perfectamente solapados con actos de terrorismo, no puede considerarse una mera coincidencia.
Otro hecho de peso que mueve a la sospecha es que tan sólo dos semanas antes del ataque del viernes, el 29 de octubre, el director de la CIA, John Brennan, se reunió con su homólogo francés, junto con el ex jefe del MI6 del Reino Unido y el ex asesor de seguridad nacional israelí. Además, el lunes, Brennan admitió que la comunidad de inteligencia internacional esperaba un ataque terrorista en Europa (sic). Al igual que los mercenarios terroristas islámicos siempre, “accidental o voluntariamente”, dejan sus pasaportes o tarjetas de llamadas olvidadas, también las huellas sucias de la CIA-Mossad quedan indeleblemente escritas en todos los actos de terrorismo que han patrocinado en este planeta.
Durante años se ha demostrado repetidamente que Estados Unidos y las fuerzas de inteligencia israelíes han estado trabajando, secreta y directamente, con los yihadistas del Estado Islámico. Documentos de la NSA mostraron que el líder de ISIS, El Baghdadi, había sido entrenado por el Mossad. Asímismo, un coronel de las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) capturado en Irak por el ejército popular iraquí había estado liderando un grupo del Estado islámico. “El oficial sionista tiene rango de coronel y había participado en operaciones terroristas del grupo Takfiri ISIL” dijo un comandante iraquí. La evidencia documental es tan abrumadora que ha demostrado la conexión entre EEUU e Israel (más Arabia Saudita-régimen turco- monarquías del Golfo) con los terroristas de ISIS, en la guerra "de diseño" contra el terrorismo manufacturado.
Mientras, Estados Unidos e Israel llevaron a cabo ejercicios militares conjuntos en el desierto de Sinaí (¿se coordinaron con el ISIS para derribar el avión ruso como inmediata revancha contra Putin?) Luego, vinieron las amenazas del Secretario de Defensa de EEUU, Ashton Carter, contra Rusia, que parecían sacadas de un archivo sobre “guerra fría” de Ronald Reagan, seguidas, apenas unas horas más tarde, del brillante espectáculo de luz del misil Trident, lanzado por EEUU en unas maniobras de sus submarinos en la costa californiana, que fue visto en todo el mundo como una amenaza a Rusia y China para que retrocedan en su lucha por impugnar la hegemonía global del imperio estadounidense.
Los belicistas de Washington están cada vez más desesperados, tienen miedo de perder tanto su dominio del espectro político en el mundo, como de su valioso aliado-apoderado terrorista (ISIS), mientras que la ayuda de Putin a Assad está dando al traste final su fanático trastorno obsesivo compulsivo sobre un cambio de régimen en Siria.
Así pues, el jefe de la CIA, Brennan, se había encontrado con la inteligencia francesa e israelí para invocar la siguiente falsa bandera en París. Y puesto que Hollande ha sido leal lacayo de Washington, con la falsa bandera de Charlie Hebdo en su haber, además de encabezar un papel activo de Francia en el asalto imperialista tanto sobre Libia como Siria, el país galo ahora se convierte en un catalizador clave de la política imperial de EE.UU.
Las bombas de Occidente es seguro que no están atacando al ISIS y destruyendo las refinerías de petróleo que controlan los terroristas a través de las cuáles venden el crudo en el mercado negro para países miembros de la OTAN y Turquía. Tampoco están atacando la línea crítica de suministros de ISIS en el norte de Siria y que se extiende hasta Turquía. Es demasiado obvio que una renovada, fortificada y agresiva ofensiva aliada chocaría frontalmente con la campaña que están desarrollando las fuerzas sirias y rusas en el país de Asad. Algo que provocaría el riesgo de prender la mecha de una guerra mucho más amplia.
Joachim Hagopian
(Fuente: http://uraniaenberlin.com/)
Ni caso a los conspiranoicos, ... la información seria solo la da la tele
Publicado por posesodegerasa