Pablo Gonzalez

¿Quién se esconde tras el uso de armas químicas en Siria?


La Declaración de Viena del 30 de octubre de 2015 ya no habla de «proceso de transición» sino de un «proceso político» llamado a tener lugar en Siria. En la Declaración se describe ese «proceso político» haciendo además referencia al Comunicado de Ginebra emitido el 30 de junio de 2012.

Pero la Declaración de Viena también menciona la resolución 2118 del Consejo de Seguridad de la ONU [1], aunque no parece existir ninguna relación entre el futuro político de Siria y la adhesión de la República Árabe Siria a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ).

Sin embargo, el 5 de noviembre de 2015, la OPAQ anunció a los 40 países miembros de su Consejo Ejecutivo que en agosto de 2015 se utilizó gas mostaza en la región siria de Marea, cerca de la frontera turca, durante combates entre el Emirato Islámico y los «rebeldes». 

Las potencias de la OTAN llaman «rebeldes» o «yihadistas moderados» a los grupos armados que portan la bandera de la colonización francesa –con 3 franjas (verde, blanca y negra) y 3 estrellas rojas– en oposición a los «yihadistas extremistas» de al-Qaeda y del Emirato Islámico.

Una reunión especial del Consejo Ejecutivo de la OPAQ ha sido convocada para el 23 de noviembre, en La Haya.

Hasta ahora se pensaba que los datos que ya tenía la OPAQ sobre los casos anteriores de uso de gas sarín en Siria serían utilizados indistintamente contra la República Árabe Siria o contra Turquía, según mejor conviniera a las grandes potencias [2].

Lo interesante es que resulta imposible imputar el nuevo caso de uso de armas químicas a ninguno de esos dos países.

Lo cual indica que, antes de la Conferencia de Viena, Estados Unidos y Rusia llegaron a algún tipo de acuerdo sobre el uso de esa información.
[1] “Joint Statement on the outcome of the multilateral talks on Syria”,Voltaire Network, 30 October 2015.

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