Sr Presidente,
Nosotros, los representantes de los movimientos sociales del mundo hemos visto con asombro e indignación como el 9 de marzo de 2015 usted decretó la emergencia nacional de su país para confrontar a Venezuela designándola como “una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos”.
Ese decreto constituye un acto de agresión violatorio del derecho internacional y el más grave intento para cambiar la voluntad democrática del pueblo venezolano.
Nosotros creemos, además, que su decreto pone en peligro la paz en el continente al dejar claro que su gobierno está decidido a derrotar los avances sociales logrados en la última década en América Latina.
Usted Presidente Obama, aísla a su país al convertirlo en el verdadero estado “forajido”.
Usted está tratando como enemigo a Venezuela, un país que tiene una tradición de paz internacional de más de doscientos años.
Usted está actuando como un (World Bully) “forajido internacional” que quiere imponer su fuerza sobre la ley, y la soberanía de los pueblos.
El poder militar y económico de los EEUU nunca será suficiente para desconocer los derechos del resto de la humanidad.
Usted Presidente Obama quiere cambiar al gobierno de Venezuela para destruir los avances sociales del continente.
El gobierno de los EEUU quiere “torcer el brazo” a las mujeres y hombres de Venezuela porque ellos decidieron, democráticamente y en paz, corregir las enormes desigualdades acumuladas por siglos de racismo contra los pueblos originarios y afro-descendientes, de violencia contra las mujeres, de opresión contra los trabajadores del campo y la ciudad, de discriminación contra las minorías sexuales, de exclusión de las minorías con necesidades especiales y de destrucción del ambiente.
En los últimos quince años, millones de mujeres y hombres en Venezuela, así como en América Latina y el Caribe, han visto sus vidas mejorar al luchar contra la pobreza, el analfabetismo, la falta de atención médica y el reconocimiento de sus derechos culturales, ambientales y sexuales.
Todo se debe a un gran cambio histórico que pone a los movimientos sociales como actores principales de la acción política de los estados y no a las élites tradicionales.
Usted Presidente Obama, usa el poder de su país para reponer al uno por ciento formado por los grupos de poder que por siglos han oprimido al noventa y nueve por ciento de los pueblos de América Latina.
Al querer retroceder el reloj histórico de la región su gobierno conspira contra la democracia, las mayorías populares y la paz con justicia que tantos sacrificios ha costado a millones de venezolanos y latinoamericanos.
Venezuela no está sola.
En esta lucha por la paz y la justicia el pueblo de Venezuela tiene derecho a decidir su futuro en libertad, incluso tiene el derecho a cometer sus propios errores.
Nosotros acompañamos a Venezuela en su esfuerzo liberador. Las luchas de las mayorías venezolanas son nuestras luchas. Sus victorias y derrotas las nuestras.
Venezuela puede ser inusual y extraordinaria pero usted Presidente Obama es la amenaza.
Usted Presidente Obama está convencido de que derrotando a Venezuela creará un “efecto dominó” sobre todo el continente frenando la ola de cambio social que corre por la región. Este error nace de la incomprensión y desprecio hacia los movimientos sociales latinoamericanos que priva en las élites de su país. Su injustificada agresión está destinada al fracaso.
Mientras Venezuela ofrece paz, solidaridad, y amistad a los pueblos del mundo su gobierno sólo ofrece el regreso al pasado con el uso ilegal de la fuerza, bases militares, amenazas e intimidación.
Para nosotros la elección es clara, Venezuela puede ser inusual y extraordinaria pero es usted Presidente Obama, y el gobierno de los EEUU, los que son una amenaza para la democracia, la paz y la justicia en América Latina.
Nosotros hacemos un llamado a la reflexión, al cese de la arrogancia, al respeto de los derechos humanos de los pueblos de todo el mundo y a la más intensa organización y movilización de las mayorías sociales para defender lo conquistado hasta ahora y avanzar en nuestras aspiraciones de justicia y paz.
Por eso, Sr Presidente Obama, demandamos: ¡Derogue su decreto ya!