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Las sospechosas conexiones entre el terrorismo islamista y la inteligencia británica



El infame protagonista de los videos del Estado Islámico en los que el grupo terrorista decapita a rehenes occidentales, conocido popularmente como Jihadi John por su reconocible acento británico, ha sido identificado como Mohammed Emwazi, un británico de 26 años con estudios de programación informática que tiene conexiones con los servicios de inteligencia británicos.

Los videos en los que el verdugo de ISIS decapita a sus víctimas, han sido ampliamente discutidos por expertos de todo el mundo, muchos de los cuales afirman que son montajes grabados en estudio. 

Emwazi afirma que fue hostigado e intimidado por los servicios de seguridad británicos en 2009, cuando viajó a Tanzania con unos amigos para realizar un safari. Fue detenido en Dar es Salaam y enviado de vuelta a Gran Bretaña. En una escala en Amsterdam, sin embargo, un agente del MI5 supuestamente lo acusó de tratar de llegar a Somalia para unirse al grupo terrorista Al Shabaab. 



Según el Daily Mail, Emwazi presentó una demanda por acoso ante la Comisión Independiente de Quejas contra la Policía (Independent Police Complaints Commission).

Al año siguiente, Emwazi fue detenido cuando regresó a Gran Bretaña de su Kuwait natal y posteriormente fue incluido en una lista de vigilancia terrorista.

De acuerdo con el Daily Mail, Emwazi declaró que el “MI5 lo sabía todo sobre mí; donde viví, lo que hice, y la gente con la que me relacionaba y afirmó que el MI5 intentó reclutarlo para que trabajara para ellos” 

Michael Adebolajo, uno de los dos asesinos que mató al soldado Lee Rigby en las calles de Londres en 2013, también se quejó de haber sido acosado por los servicios secretos británicos. 



INTELIGENCIA BRITÁNICA: FINANCIACIÓN DE PROYECTOS TERRORISTAS Y PROTECCIÓN DE SOSPECHOSOS DE TERRORISMO

La inteligencia británica ha jugado un papel clave en la creación y el fomento del terrorismo internacional.

Tal y como documentaron Jean-Charles Brisard y Guillaume Dasquié, autores de “La Verdad Prohibida” (The Forbidden Truth) en 1996, la inteligencia británica pagó a una célula de Al-Qaeda alrededor de 160.000 dólares para financiar un plan de asesinato contra el líder libio Muamar al Gadafi.


Anas al-Liby


A la prensa británica se le prohibió publicar y discutir acerca de este hecho.

Un miembro de esa célula de Al-Qaeda era Anas al-Liby, que recibió asilo político en Gran Bretaña.

Al-Liby vivió en el Reino Unido hasta mayo del año 2000, a pesar de ser uno de los más importantes lugartenientes de Osama Bin Laden; posteriormente, Al-Liby se vería implicado en los supuestos atentados de Al Qaeda contra dos embajadas estadounidenses en África.

A finales de la década de 1990, la inteligencia británica reclutó, preparó y protegió a una serie de figuras terroristas, entre ellos Abu Qatada.

Este imán radical dijo a los agentes del MI5 que él ejercía una “poderosa influencia espiritual sobre la comunidad argelina en Londres”, y aseguró que iba a cuidar de los intereses del estado Británico, ya que “él no mordía la mano que le daba de comer”

Abu Qatada más tarde se convirtió en una figura clave en el mundo terrorista.


Abu Qatada, fiel al Islam ... y al MI-6


Las autoridades dijeron que un importante número de personas detenidas en relación con el terrorismo habían hablado sobre la influencia que habían recibido de Abu Qatada.

Richard Reid, un presunto aspirante a terrorista que pretendía hacer explotar un avión sobre el Atlántico mediante explosivos ocultos en su zapato y Zacarias Moussaoui, convicto por haber participado en la red terrorista que organizó el 11-S, ambos afirmaron haber buscado consejo religioso para sus actividades en la persona de Abu Qatada.

De hecho, según afirmó la BBC en su momento, sermones del clérigo fueron hallados en un apartamento en la ciudad alemana de Hamburgo utilizado por algunos de los involucrados en los atentados del 11-S.


Su madre le encontraba guapo.



Un amigo de Abu Qatada, Bisher al-Rawi, más tarde se convirtió en un agente clave para la inteligencia británica. Según informó el diario The Independent en 2006, actuó como intermediario entre Qatada y el MI5.

Otra figura importante en la escena del “Londonistan” fue Abu Hamza al-Masri, el imán que presidía la infame mezquita de Finesbury Park, descrita como “el primer puerto de escala, un lugar de encuentro y un refugio para presuntos terroristas que llegan y que operan en el Reino Unido”, entre los cuales se incluyeron Richard Reid y Zacarias Moussaoui.



“Hamza, como imán de la mezquita y su figura central, ejerció una poderosa influencia sobre los que pasaron por ella”, informó en su momento The Independent. 

Hamza comenzó a trabajar para la inteligencia británica y la policía en 1997.

Se dedicó a informar sobre otros musulmanes y el MI5 le concedió favores, entre los que se incluyeron la liberación de sospechosos de terrorismo. Hamza dijo a sus ayudantes que estaba “fuera del alcance de la ley británica”, según los autores Sean O’Neill y Daniel McGrory, autores del libro “The Suicide Factory”. 

Curiosamente, tal y como afirman los autores, la admisión por parte de “Abu Hamza y sus seguidores de que estaban usando a Gran Bretaña para recaudar fondos para financiar el terrorismo en el extranjero”, no pareció causar ningun tipo de alteración ni alarma entre los agentes del MI5.




En 1999 Hamza se vio implicado en el secuestro y asesinato de turistas occidentales en Yemen. Le dijo a la policía que estaba siguiendo los dictados del Corán y fue puesto en libertad. La policía devolvió a Hamza sus cintas de audio “repletas de los mensajes habituales de intolerancia y odio, que culminaban con exhortaciones para matar a los enemigos del Islam”. 

A sus sermones en la mezquita de Finsbury Park asistieron presuntos secuestradores del 11-S, como Mohammed Sidique Khan y Shehzad Tanweer.


Abu Hamza, un sujeto bien parecido ... a Belcebú.


Haroon Rashid Aswat, un alto asesor de Abu Hamza, más tarde sería identificado como el autor intelectual de los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres. Aswat también fue sospechoso de colaborar con la inteligencia británica. 

Otro imán influyente, Omar Bakri Mohammed, quien colaboró ​​con Osama bin Laden, también trabajó para la inteligencia británica. 

“El gobierno británico sabe quiénes somos. El MI5 nos ha interrogado muchas veces. Creo que ahora tenemos algo que se llama inmunidad pública”, admitió Bakri en el año 2001.


Haroon Rashid Aswat. Por muy imán que sea, su
atracción no es precisamente "magnética".


Al igual que muchos yihadistas, el imán de origen sirio estaba conectado con los Hermanos Musulmanes, uno de los activos usados habitualmente por la Inteligencia Británica y por la CIA. 

Por lo que parece, la historia que nos han estado contando, tiene muy poco que ver con la auténtica realidad… 

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