Nicaragua: “Oenegé” de Javier Meléndez Quiñónez facturó C$88 millones anuales

El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

La guerra kurda desde adentro


María Álvarez, una argentina que estuvo en las trincheras. La guerra kurda desde adentro. La experiencia de la entrevistada en una de las regiones más conflictivas del planeta. 

En la lucha del Kurdistán, no sólo hay cuestiones étnicas y religiosas: también es clave el rol de las mujeres en esa sociedad.

El Estado Islámico (EI) había sido derrotado. La noticia recorrió el mundo a fines del último enero. 

Los grupos armados de la banda terrorista que quiere imponer el califato musulmán por doquier –y que tiene predilección por los degollamientos y ejecuciones de periodistas y de rehenes extranjeros, además de una marcada opción por la opresión de la mujer– habían tenido que abandonar Kobane luego de dos años de combate. 

Los vencedores fueron los combatientes kurdos organizados en las milicias del Partido de los Trabajadores del Kurdistán.

Entre las mujeres armadas con kalashnikovs, los combatientes varones disparando contra los islamistas, entre la infraestructura de una ciudad destruida por los bombardeos, una mujer argentina llegó hasta ahí para ayudar con las tareas médicas en forma de brigadista.

En las trincheras. María Alvarez, profesional de la salud y militante de Convergencia Socialista, había partido hacia Medio Oriente con el fin de llegar a la región kurda en noviembre de 2014.

“Mi plan inicial era entrar a través de Irak –cuenta Alvarez a PERFIL–. Viajé a Turquía y me dirigí a la frontera con Irak, pero ahí me rechazaron la visa porque había una situación de guerra. Me informaron que no podría pasar en calidad de turista ni de nada. Me quedé, entonces, en Turquía ayudando en distintos campos de refugiados kurdos”.

En los dos años de combates en la región producidos por el avance de EI miles de refugiados cruzaron la frontera escapando de los terroristas.

 EI, a su paso, dejó un tendal de veinte mil muertos y secuestró a 3.500 mujeres y niñas que vendió en otras regiones bajo su control.

Médica de guerra. “En varias ciudades colaboré con asistencia médica a los refugiados –continúa Alvarez–. En Cizre trabajé en un campo de refugiados yazidíes. 

En esa ciudad había una situación de guerra civil abierta: los kurdos consideran que viven bajo una ocupación por parte del Ejército turco y por eso organizaron autodefensas populares casa por casa, donde desde las abuelas a los chicos están armados y sostienen barricadas en cada cuadra. Se estaba produciendo un proceso similar al de Rojava, pero en Turquía, un país que es miembro de la OTAN y por eso no lo va a permitir tan fácilmente”.

—¿Qué es Rojava?–, pregunta PERFIL.

—En 2012, en medio de la guerra civil en Siria, el pueblo kurdo declaró su autonomía mediante un levantamiento. El ejército de Al Assad se retiró y conformaron un autogobierno basado en asambleas populares. Esto se produjo en la región de Rojava, que tiene tres cantones, uno de ellos llamado Kobane.

El autogobierno también definió la creación de autodefensas, de hombres y mujeres.

 El protagonismo de las mujeres es notable: están a la vanguardia no sólo de defender la revolución con las milicias armadas, sino por estar al frente de todas las organizaciones que se fueron creando para el autogobierno. Por ley tiene que haber dos personas para cada cargo: si hay un presidente, tiene que haber una presidenta. Si hay un ministro, tiene que haber una ministra.

 Establecieron una especie de Constitución en esas provincias, llamada Contrato Social, donde las mujeres impusieron la criminalización de la violencia hacia las mujeres. 

Está prohibido el matrimonio de menores, la ablación del clítoris, la poligamia, la dote para que la novia pueda casarse. A los cargos públicos no pueden acceder hombres acusados de violencia hacia las mujeres.

Establecieron la separación de la religión de los organismos de gobierno. 

Y para defender este proceso decidieron resistir el avance de EI. Los terroristas habían avanzado porque el Ejército sirio abandonaba las regiones sin dar combate. Se retiraban dejando los bancos con millones de dólares.

 La única resistencia armada a EI se dio en Kobane, armados sólo con kalashnikovs frente a esta gente armada por las monarquías de la región, por la CIA y el Mossad. La movilización de los kurdos en Turquía promovió que empezaran a bombardearse las posiciones de EI y así avanzaron las milicias expulsándolos. Finalmente, las milicias kurdas derrotaron a EI.

—¿Cómo continuó su travesía para llegar a Kobane?

—Desde los campos de refugiados en Turquía donde estaba, fui guiada por miembros de la resistencia kurda. Una noche, después de planificarlo todo, nos subimos a una combi con varios kurdos y una mujer sueca. Avanzamos sin luces por rutas por las que no pasaban autos. En cierto momento paramos y debimos continuar a pie.

 Caminamos en la noche por campo abierto y atravesando territorios alambrados. También cruzamos una zanja que habían hecho los turcos para impedir la llegada de refugiados.

De ese modo pudimos llegar a Kobane. Allí me desempeñé como asistente sanitaria con los heridos que venían del frente, en hospitales de campaña que habían sido armados por las milicias. El hospital trabajaba con un equipo de médicos y enfermeras. 

Allí se recuperaban varios heridos en combate, de distinta gravedad. El médico jefe del hospital era un hombre joven de no más de 40 años que atendía con una pistola en la cintura todo el tiempo.

Mientras tanto, los combates persistían y las bombas seguían cayendo sobre Kobane. Hubo momentos dramáticos con los heridos, tuve que pasar por amputaciones, eran milicianos heridos por estar combatiendo directamente a EI.

 El escenario también era dramático. Los terroristas habían destruido literalmente la ciudad. La mayor parte de la infraestructura de Kobane había sido arrasada.
—¿Qué dirección política tiene el proceso?

—El PKK se convirtió en un verdadero partido de masas. Abandonaron el marxismo-leninismo y tienen una definición socialista difusa, autonomista, semianarquista. Dirigen el proceso. Conocí comandantes de las milicias que habían llegado desde distintos lugares del Kurdistán. –Alvarez hace una pausa y muestra una fotografía–. 

Se la ve junto a tres mujeres vestidas de fajina–. Estas tres chicas tenían el grado de comandantes.

La de la izquierda era una kurda de origen turco, la del medio de origen iraní y la tercera de la región de Siria. La comandante que había nacido en Turquía falleció en combate contra el EI. Las mujeres combatían hombro a hombro con los hombres.


De regreso. María Alvarez volvió al país a mediados de enero.

Días después, los kurdos tomaron las colinas que están alrededor de Kobane y las bandas armadas de EI huyeron. 

Kobane, el bastión en disputa, había sido recuperado por las milicias de hombres y mujeres kurdos que habían derrotado a los más bestiales terroristas de la era contemporánea. 

Miles cayeron y la ciudad quedó destruida, pero se demostró que el temible EI no era una entidad invencible. 

Y también se puso de relieve que la lucha de las milicias irregulares mixtas, empujadas por la voluntad de resistencia y en función de la continuidad de un proyecto político transformador, podía vencer.

 Los últimos informes señalan que se encontraron cadáveres de miembros de EI que no fueron víctimas de combates con fuerzas kurdas, lo cual indica divisiones y ejecuciones intestinas. 

En lo inmediato, EI no supondría un peligro para los kurdos, que deben cuidarse en cambio de las decisiones que puedan tomar los gobiernos de Turquía y Siria, que ven al proceso de Rojava como un potencial peligro político.

Para celebrar el triunfo, centenares de banderas kurdas amarillas, rojas y verdes ondearon en toda la región de Kobane y más allá, en Rojava, y más allá, en todo el Kurdistán.

Hay un proceso abierto en la región kurda, una experiencia social y política inédita en marcha y una moral elevada en todos sus protagonistas debido a las virtudes que insufla en los espíritus de los que participan el sabor del triunfo.

Notas adjuntas al reportaje:

-“LOS PROBLEMAS ÉTNICOS SON TAMBIÉN IDEOLÓGICOS”

Gran Ozcan es miembro del Comité de Solidaridad de América Latina con el Kurdistán y conversó con PERFIL sobre el proceso político que se desarrolla en esa región de Medio Oriente.
—¿El PKK es un partido étnico?

—Abdullah Ocalan, el líder del PKK preso en Turquía desde 1999, siempre dijo que los problemas étnicos son problemas ideológicos. La cuestión étnica es un síntoma de los problemas del sistema. Por eso, la lucha nacional de los kurdos es también una lucha antisistema. Ocalan plantea que la cuestión de la independencia no puede estar regida por un Estado nacional: el enemigo es el Estado. 

La propuesta del PKK está centralizada por el así llamado confederalismo democrático, que es una solución antiestatal. Para Ocalan cuando se toma el control del Estado, el Estado toma control de uno. Por eso hay que deshacerse del Estado.

—Los marxistas tienen como sujeto a la clase obrera, ¿qué piensa el PKK?

—La centralidad no está puesta en la clase trabajadora, sino que la categoría principal es la mujer. La mujer es el sector más explotado. La clase trabajadora sólo puede liberarse una vez que la mujer se haya liberado en la sociedad. 

Los kurdos en Rojava están organizándose con esas premisas. Las mujeres tienen su propia milicia. Todo puesto político está compuesto por dos personas, por un hombre y una mujer. 

Es una revolución porque están cambiando el sistema económico y político. El planteamiento es un revolución antiestatal socialista en Medio Oriente y creemos que esto empezará por el socialismo en el Kurdistán.

—¿Cuál es la situación actual en Rojava?

—Cuando EI atacaba Kobane, los turcos sostenían objetivamente a EI. Hace días llegó la noticia de que están dejando caer armas para EI desde aviones en la región siria. Turquía está sosteniéndolos abiertamente. Son los enemigos que tiene el pueblo kurdo y el proceso político que protagoniza. No por nada Ocalan fue entregado a Turquía por la CIA y el Mossad. El desarrollo de los kurdos es una amenaza para sus intereses en la región.

Entrevista publicada en el diario PERFIL
Redacta: Diego Rojas

Related Posts

Subscribe Our Newsletter