Pablo Gonzalez

La estética y la mítica transición política en España: 1997-83


La clase política que comienza pilotando la Transición Política en 1976 en España, se lanza a elaborar un amplio consenso entre la sociedad sobre qué ha sido y qué ha significado la Dictadura de Franco en la Historia inmediata del país. 

Más que una explicación basada en la verdad, el embrión de sistema político que se está fraguando en aquellos años, termina ofreciendo una verdad consensuada donde la Dictadura queda más que explicada, disimulada, casi caricaturizada.

 Quizás intentaron no irritar demasiado a la cúpula militar (muchos de los generales y mandos de alta graduación eran antiguos contendientes y vencedores de la “Cruzada” como denominaban a la Guerra Civil 1936-39).

Esta operación casi didáctica de desdibujar la trágica realidad que significó la Dictadura fue (y sigue siendo) una de las estrategias de mayor éxito llevadas a cabo por la clase política del momento. Consiguieron inocular en la opinión pública (recién estrenada) la sensación de que la Dictadura del General Franco no fue tan terrible y que se trató más bien de una dictablanda, una especie de régimen autárquico de carácter bonancible, al mando del cual se perpetuó a lo largo de 40 años un abuelete senil y malintencionado que no dejaba votar a los españoles. 

En fin, un régimen “neutro” que impedía la modernidad del país pero que por lo demás te dejaba tranquilo si no te metías en política”. 

Esta obsesión por lograr el consenso a base de amnesia histórica y maquillaje ideológico, se nutrió de la necesidad del nuevo modelo político español de que los futuros votantes interiorizaran mensajes del tipo: “evitar de nuevo la división entre hermanos” “acabar de una vez por todas, con las dos Españas” o “nunca más luchas fratricidas entre españoles”. Independientemente de la necesidad de cerrar heridas y todo eso, la realidad de la crueldad de la Dictadura de Franco, sin ser ocultada ha sido desdibujada para dos generaciones de españoles.

 Como siempre las verdades a medias han sido las mentiras más eficaces. 

Y todo en busca de conseguir una Ley de Punto Final encubierta y aceptada implícitamente por la sociedad española.


Fuente: http://chrismielost.blogspot.com.es/2011/02/el-golpe-de-estado-del-23-fprimera.html

DE KISSINGER A WILLY BRANDT

Volviendo a la etapa de la idealizada y sobrevalorada Transición Política, hoy es sabido por todos y reconocido por muchos de los protagonistas de la Transición, estaban más preocupados en ir y venir a las embajadas de EEUU y Alemania Federal en Madrid que en ajustar cuentas con el Régimen anterior. Según cuentan los propios archivos desclasificados de EEUU, las embajadas de estos dos países eran dos referentes obligados para la nueva clase política española, que las visitaban de forma habitual, no se sabe, (aunque se intuye) si en busca de orientación, instrucciones, financiación, o de todo a la vez.

Hemos de tener muy en cuenta que el gobierno de Estados Unidos no quería que el proceso democrático en España tomara tintes ajenos a sus intereses. A nadie se le escapa a estas alturas las estrechas relaciones entre E. Kissinger y el entonces Príncipe Juan Carlos al que se supervisaba amablemente desde Washington. 

Los americanos aún estaban consternados y sorprendidos por los problemas que les estaba causando para sus intereses en Europa la reciente Revolución de los Claveles en Portugal. EEUU no quería que el caso español tomara derroteros similares al portugués, sobre todo estando en juego intereses como la integración de España en la OTAN. 

 En cuanto a Alemania, país que ya se adivinaba como el epicentro de la actual UE, todo el mundo sabía por aquel entonces de su influencia, asesoramiento y financiación al PSOE y a la UGT mediante la Fundación Ebert y la Internacional Socialista de Willy Brandt.

Era como si EEUU y la propia Alemania expidieran carnets de país homologado según las reglas del juego imperantes en el mundo occidental. La clase política española dedico grandes esfuerzos a buscar esos estándares de homologación en el concierto de los países de su entorno y muy poco tiempo en ajustar cuentas ideológicas y jurídicas con el Régimen de Franco.

Nada nos debe impedir sin embargo, reconocer y valorar los méritos innegables de una clase política que inició un difícil camino hacia las libertades públicas y la democracia, en un país donde estaba todo por hacer. 

Pero tampoco hemos de ignorar y dejar de reconocer que la Transición Política Española 1977-1882, tan modélica, tan del pueblo, tan pacífica y tan estudiada en las facultades de Ciencias Políticas, estaba ya encauzada, condicionada y rediseñada en sus parámetros generales, ya que se habían determinado desde el exterior de España las “líneas rojas” que no se debían cruzar: NO a la República, NO a las alianzas con el PCE y SI a la OTAN.



El cambio político a llevar a cabo en el nuevo Estado Español quedaba así fuertemente determinado desde los centros de poder del “Imperio”, tanto en su nivel interno (bunker tardofranquista y cúpula reaccionaria del Estado Mayor del Ejército) como en su nivel externo: los condicionantes económicos y políticos expuestos e impuestos amablemente por EEUU y Alemania, ambos exponentes preponderantes del status quo imperante en la geopolítica mundial. Parte de dichos condicionantes se impondrían de nuevo años después en la negociación para la integración de España en la CEE.

SEGUNDA TRANSICIÓN. DE LA EDUCACIÓN A LA ÉTICA CIUDADANA

Por todo lo anterior no es de extrañar que muchos actores importantes de aquella etapa histórica de la Transición olvidaron rápidamente que el 27 de Septiembre de 1975 aún se produjeron fusilamientos en España por el Régimen Franquista, tan sólo 20 meses antes de las primeras elecciones democráticas del 15 de Junio de 1977.

 Este es el relato que hizo el párroco de la localidad de Hoyo de Manzanares:

“Además de los policías y guardias civiles que participaron en los piquetes, había otros que llegaron en autobuses para jalear las ejecuciones. Muchos estaban borrachos. 

Cuando fui a dar la extremaunción a uno de los fusilados, aún respiraba. 

Se acercó el teniente que mandaba el pelotón y le dio el tiro de gracia sin darme tiempo a separarme del cuerpo caído. La sangre me salpicó.”


Foto homenaje a los fusilados el 27-09-75

Acontecimientos violentos como estos asesinatos producidos en los estertores de la Dictadura Franquista y otros hechos viles y detestables que se gestaron desde el advenimiento de la II República en 1931 deberían explicarse en las escuelas y universidades para que las nuevas generaciones (y algunas de las antiguas) tomen conciencia de que nada es gratis, para que sepamos de dónde venimos y quizás de esta manera se hubiera valorado en su justa medida lo que significa un Régimen de libertades, un Régimen de ciudadanos libres y su diferencia con un Régimen de súbditos y quizás no tendríamos un grave problema con políticos nefastos y falta de ética en la función pública.

Hay que explicar a las nuevas generaciones sin odio, explicar sin acritud, enseñar la verdad desnuda, la verdad del precio que paga una nación por la falta de memoria histórica, por la corrupción sistémica, por la falta de moral ciudadana y el desprecio por la ética de lo público, de lo colectivo. Desvelar la verdadera naturaleza de la Dictadura Franquista, con toda su crueldad e injusticias, ayudaría a la concienciación de que democracia no es tan sólo votar cada 4 años.

 La constatación de que muchos hombres y mujeres perdieron la vida por unos ideales de justicia social e igualdad.

La constatación de que estamos dilapidando entre todos unos inestimables valores democráticos, quizás porque no los comprendemos ni valoramos en su justa medida, tal vez no nos dejaron conocer realmente cuanto dolor y sufrimiento hay tras ellos.

 Lo que ahora tenemos es la amnesia colectiva más conveniente, nuestros jóvenes poco o nada saben exactamente lo que fueron los Tribunales de Orden Público, ni la Brigada Político-Social, ni saben de las torturas y palizas en los sótanos de las comisarías de la policía franquista, ni las consecuencias ruinosas de la aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes a los gay, lesbianas, gitanos, y otros colectivos sospechosos no se sabe bien de qué.

 Ni saben de la lucha de los sindicatos mineros en la España de los años cincuenta o lo que fue el maquis y como fueron cazados sus componentes como alimañas a tiros en las montañas y las serranías de toda España por las fuerzas del Régimen de Franco.

De ahí, la necesidad de una Segunda Transición Política y de una regeneración democrática que parta desde los mismos cimientos del sacrificio que muchos hicieron y que sólo se implementa a base de educación y moral pública al más estilo durkheniano. 

Sigue existiendo en la política española demasiados “tics” tardofranquistas que han derivado en un peligroso sentido patrimonialista de los cargos y puestos del Estado y de una sensación de impunidad que sólo se da en Estados faltos de democracia interna, corruptos o fallidos, donde el Erario Público es esquilmado sistemáticamente por las elites preponderantes.¡¡ Que más parece que vamos todavía de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas.!! Se dice que el Dictador antes de morir comentó a sus allegados que lo dejaba todo “atado y bien atado”. 

A lo mejor no deberíamos reírnos tanto de su ocurrencia de psicópata octogenario, quizás si repasamos la historia de la Transición Política de España encontraríamos muchas fuerzas ajenas a la voluntad de la soberanía popular atando lazos…

Nota:

La única licencia que la clase política española se permitió fuera de esas líneas rojas marcadas sobre todo por los EEUU, fue la legalización del PCE, con enfado monumental de Kissinger, pero con gran visión por parte de Adolfo Suarez, que además de dar una carácter más real y creíble a la Transición, permitió que en las elecciones de 1977 el voto de la izquierda se dividiera entre PSOE y PCE, y de paso ayudó a UGT a sentar las bases para imponerse a CCOO como fuerza sindical más influyente en el futuro más cercano.

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