Emily Windsor Cragg, la única hija viva del rey Eduardo VIII de Inglaterra, sostiene que el trono del Reino Unido es detentado ilegítimamente por Isabel II, y que ésta, así como su familia, deberían ser despojados de la corona para que ésta sea devuelta a la línea de sangre originaria que ella representa.
El Parlamento inglés, en virtud del Acta de Asentamiento (1701) tiene la capacidad legal de forzar este relevo, lo que la convertiría en Reina.
En su reclamación, Emily Windsor sostiene que su padre fue víctima de un ilegal golpe de estado inducido por la rama ocultista de la familia, integrada por su abuelo, Jorge V, su tío, Jorge VI, y su medio hermano, Adolf Hitler.
La maniobra urdida por estos personajes contó con la colaboración de la doble agente del MI-5 Wallace Warfield Simpson y tuvo como resultado el desposeer al legítimo rey cristiano (y no ocultista) del trono, así como la escenificación de una Segunda Guerra Mundial programada y ejecutada como una "Falsa Bandera".
Eduardo VIII con la mujer fea y hombruna por la que tuvo que dejar el trono.
Parece que además de divorciada, también era un "topo" del tartaja de Jorge VI (el de "El discurso del rey", no tan majete como en la peli)
Eduardo VIII violó el "Marriage Act" (ley matrimonial) de 1772 al casarse con una divorciada (Wallace Warfield Simpson), en realidad una agente secreta al servicio del rey Jorge V durante la Primera Guerra Mundial, que sirvió como intermediaria entre el rey y su primo alemán, el Kaiser Guillermo, como así como con el hijo ilegítimo mayor de Jorge V, Adolf Hitler.
Como resultado del matrimonio contraído por el Rey, el Parlamento aprobó una ley que cancelaba todos los privilegios reales de Eduardo, así como los derechos al trono de cualquier descendencia que pudiera tener.
Decididamente, una constante de esta gente es el aprecio por las mujeres de apariencia equina.
Como señala Emily, el príncipe Carlos ha violado la misma ley al casarse con una mujer con vículos católicos, algo que la Ley Matrimonial prohíbe, por lo que debería ser desposeído de su derecho al trono junto con su descendencia: William (reconocido satanista), Harry y el pequeño George. La alternativa sería declarar sin efecto el "Marriage Act", pero eso obligaría a restituir la corona a la línea de sangre del rey Eduardo VIII, es decir, coronarla a ella.
Emily Windsor Cragg presentó su reclamación ante el Parlamento el mes pasado, y está considerando ahora dirigirse a las oficinas del primer ministro y de los líderes de la oposición, así como a la Cámara de los Lores, para solicitar la oportunidad de dirigirse a las Cámaras de los Comunes y de los Lores a fin de solventar la crisis constitucional surgida como consecuencia de la ilegal iniciativa parlamentaria contra su padre, el rey Eduardo VIII.
Vieja reptiliana, enfermera de peli tipo "Alguien voló sobre el nido del cuco" y simbología masónica, todo en una sola foto.
Como parte de su reclamación, Emily Windsor ha remitido a la Corte Penal Internacional la documentación en la que funda su acusación de traición, malversación y fraude hacia Isabel II, quien en su coronación juró, entre otros principios que ha violado, el impedir el establecimiento en Gran Bretaña de minorías hostiles a la ley y la convivencia (islamistas partidarios de la "sharia", por ejemplo), ejercer la ley y la justicia misericordiosamente (algo traicionado por la imposición de laLey Marítima, aplicada sin el conocimiento ni el consentimiento de los ciudadanos), y preservar la religión anglicana y sus principios, ajenos a la cínica y nihilista ingeniería social ejercida por elInstituto Tavistock.
Igualmente ha consentido la degradación moral inducida por la corrección política, la conducta escandalosa de su propia familia, y el abuso de menores.
Particularmente sustanciosas para un investigador de la Conspiración son sus acusaciones de que el verdadero trasfondo de la forzada renuncia al trono de Eduardo VIII fue su carácter de creyente en lo religioso y progresista en lo social, algo inaceptable para la facción masona de la familia. Emily Windsor sostiene que la coronación del padre de Isabel II, el rey Jorge VI el 12 de mayo 1937 fue ilegal, pues fue fruto de una operación fraudulenta de guerra psicológica diseñada por el MI-5 para obtener el control de la Corona del Reino Unido.
Como el trono fue otorgado a Jorge VI mediante fraude, también la coronación de Isabel II el 2 de junio de 1953 fue ilegítima. Como un reflejo de la falta de legitimidad de Isabel II como monarca del Reino Unido, Emily Windsor-Cragg señala que Isabel II ha sido declarada culpable de genocidio por el Tribunal Internacional para el Crimen de la Iglesia y el Estado (ITCCS.ORG).
La verdad es que las declaraciones de esta mujer son todo un filón, por lo que probablemente volveré a hablar de ella en el blog. Y no en tono de prensa rosa ...
Una agente doble, uno que no pensaba con la cabeza y su medio hermano programado por el Instituto Tavistock.
¡Lo que hubiera hecho Shakespeare con estos personajes!
(posesodegerasa)