¿Quién liberó la 'fábrica de la muerte' de Auschwitz?

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Que pasa en México? Cae el telón del teatro de la política


Es probable que se este generando el preámbulo de una revolución social con sus características y circunstancias mexicanas, que podrían llevar a México lejos de los USA, que lo empujaría a entrar en el posneoliberalismo en el que ya se encuentran la mayoría de los países latinoamericanos, reafirmado en las ultimas tres elecciones de este año (Bolivia Brasil y Uruguay) y así debilitar la Alianza del Pacifico y su lógica.

La parálisis institucional que vive México es el fruto de décadas de gobiernos neoliberales corruptos, que por un lado fortalecieron el estado nación mexicano, pero para ser capaces de disciplinar su debilidad, es la paradoja del minimalismo estatal neoliberal.

Se trata de un mecanismo funcional al sistema de acumulación. El estado-nación neoliberal no tiene que desaparecer al privatizar sus funciones (en el ámbito del desmantelamiento del estado-nacional post-consenso de Washington), solo eclipsa estratégicamente algunos segmentos de su estructura, su aparataje jurídico-institucional es necesario para mantener en equilibrio el status quo y su sistema de acumulación.

Los grupos de poder domésticos (los gobiernos peleles), deben garantizar el funcionamiento de esos aparatos político-burocráticos, como base territorial de su negocio y del negocio de las transnacionales amigas del gobierno de turno.

 Por esto es indispensable que estos grupos de poder nacionales, mantengan su presencia en los partidos tradicionales, financiándolos y maniobrando los equilibrios de la política, escenificando lo que de otro ángulo se observa como “conflictos en las democracias modernas nacionales”.

 Se trata de un moderno teatro político, en la que las mayorías tienen un peso nulo. John Dewey dice y se aplica en estos casos, que “la política, es hoy la sombra que los grupos de poder proyectan sobre la sociedad”.

Por otro lado y parte esencial de este paradigma de gobierno es la impunidad, que funciona como un salvoconducto para que empresarios legales e ilegales se mezclen en negocios, mientras los sistemas jurídicos paralizados convierten en aséptico, el todo.

 Este tipo de impunidad es el punto de flexión que permite a las redes criminales aumentar su poder de infiltración en la economía y en la política y en el monopolio de la violencia y del derecho, que ha pasado progresivamente a manos de los actores fácticos, (sujetos sin poder formal pero con grandes influencias de hecho) que utilizan la para-política como lenguaje y el paramilitarismo como brazo armado.

Cuando este mecanismo deja de funcionar por el empobrecimiento masivo de las mayorías y la parálisis institucional y un evento como el de la desaparición de los 43 normalistas lo pone en evidencia, las condiciones objetivas se unen a las subjetivas y se crean las condiciones para las transformaciones revolucionarias.

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