Por Lux Fer//.-El principio básico del poder, la influencia y el control sobre las personas es: “Cuando la gente cree obtener un poder, en realidad entrega un poder”.
Este principio fue elaborado hace dos siglos y medio para la creación del poder bancario que hoy en día controla el planeta —de eso escribiremos en otra ocasión—.
Sin embargo, su aplicación ha sido extendida hacia otras áreas de la “sociedad moderna”, como la llamada “democracia electoral”.
La mayor evidencia de esto es el famoso eslogan “El Poder del Voto” y sus variantes como “Si no votas, no cuentas”.
Sin embargo, cuando uno entiende la verdadera aplicación del Principio, la verdadera realidad es todo lo opuesto.
Desde hace mucho tiempo, la “democracia electiva”, en la gran mayoría de los casos, sólo ha servido para entregarles un poder a los políticos electos —para hacer leyes a favor de quienes les pagan sus campañas políticas, y repartir el dinero de los presupuestos—, en lugar de que ese poder sea revertido en favor de las mayorías que los eligieron.
Sin embargo, al menos en la apariencia, puede ocurrir que el Principio se revierta a favor de los votantes.
Eso fue lo que sucedió el pasado 4 de noviembre cuando dos tercios de los votantes latinos, en todo el país, prefirieron seguir con su rutina diaria y no ir a votar.
El resultado ya lo sabemos: Sin la llanta “latina” el carro demócrata se quedó tirado en el camino y los Republicanos —moviendo a su favor el voto anti-inmigrante y la frustración del declive económico— lograron recuperar el control del Senado de EE.UU.
Un poder ilusorio
Algunos han sido tentados a decir que el Presidente Obama y los Demócratas fueron “castigados” por el “poder del voto latino” que no acudió a las urnas.
Sin embargo, nosotros creemos que lo que maquinó la Casa Blanca fue un gambito electoral, usando el mismo Principio.
Es decir, sacrificó un peón —bajo la apariencia de perder a causa del “poder del voto latino decepcionado”— para reacomodar las piezas y —como la mano que tiene el “poder” para mover las piezas— poner en marcha una nueva estrategia con miras a las elecciones presidenciales del 2016.
En términos herméticos se trata de la Manipulación de la Ley. “Nada escapa a la Ley, pero aquellos que están en los niveles más elevados — ¿Que Dios detrás de Dios la trama empieza?— controlan las causas para producir los efectos, nada es causalidad”.
Aunque los votantes están tentados —inducidos— a creer que ellos demostraron su “poder”, castigando a los Demócratas, la realidad es que lo grandes estrategas solo han preparado el terreno para usar a esos mismos votantes en una estrategia electoral que se desarrollará dentro de los dos próximos años.
Y el primer movimiento ya se ha dado.
La primera movida
Unos días después de la derrota electoral, el Presidente Obama anunció que cumplirá su palabra firmando próximamente una Orden Ejecutiva para proteger temporalmente a los indocumentados.
De hecho, no protegerá a los 11 millones de ellos que viven actualmente en el país; la protección cubrirá entre 1 a 4 millones de acuerdo a los informes que salieron de la Casa Blanca y fueron reportados por el The Wall Street Journal.
Es más, quienes dirigen las organizaciones comunitarias que prestan asistencia legal a los inmigrantes, se están preparando para la medida y eso es una buena señal porque ellos tienen contactos para saber cómo se están moviendo las cosas en la Casa Blanca.
Si son 4 millones, ese grupo estarían conformados básicamente por los “Dreamers” —que aumentarán en número los dos próximos años—, sus padres, y otros inmigrantes con hijos nacidos en Estados Unidos —y que cumplan con otros requisitos.
La estrategia para el 2016
Ahora bien ¿cuál es la estrategia con estos 4 millones?
Lo que vemos dentro de esta estrategia es que sí Obama otorga a este grupo de inmigrantes una Protección Temporal contra la deportación (además de otorgarles un Permiso de Trabajo), esto puede tener como efecto varios escenarios.
El primero y más importante: Recuperar el caudal de votos hispanos perdidos el 4 de noviembre pasado y, potencialmente, sumar los votos de los nuevos electores que se hagan ciudadanos o se registren para votar de aquí al 2016.
En segundo lugar, esto colocará al Partido Republicano —con el control total del Senado y la Casa de Representantes— bajo una enorme presión que, eventualmente, puede bifurcarse en dos vías.
La Variante A:
Forzar a que los Republicanos aprueben una Reforma Migratoria —al menos ya favorable para los 4 millones que proteja Obama [lo que a su vez implicaría la Sub Variante A-1) Enojar a su plataforma de electores anti-inmigrantes y conservadores; y A-2) Crear una división interna entre los legisladores Republicanos].
Y la Variante B:
Forzar a los Republicanos a mantener su voto conservador y anti-inmigrante, lo que les implicaría perder el voto hispano y, por ende, perder las elecciones presidenciales del 2016 —en vista del enorme peso del voto latino en la elección del inquilino a la Casa Blanca, puesto que ellos tienen una gran influencia en los estados que tienen más representantes en el Colegio Electoral —recordemos, el Presidente no es electo por el voto directo.
Es decir, siguiendo Principio: “Cuando la gente cree obtener un poder, en realidad entrega un poder” —el poder otorgado a un grupo de políticos para gobernar desde el Poder Ejecutivo.
Lo que dice un profesor
Y esta estrategia tiene una buena base en lo que ha expuesto Stephen Yale-Loehr, un profesor de derecho de la Universidad de Cornell, en Nueva York, quien dijo que: “Para su supervivencia nacional a largo plazo, a los Republicanos les resultará necesario aprobar una reforma migratoria, para poder competir por los corazones y las mentes de los votantes a quienes ese proyecto de ley va a beneficiar.
En la elección presidencial de 2012, el 71 por ciento de los hispanos y el 73 por ciento de los votantes asiáticos votaron Demócrata. Los Republicanos no quieren que eso suceda de nuevo” en el 2016.
Después de todo, tener el Poder Ejecutivo en la Casa Blanca, pesa más que tener el Poder Legislativo —como lo han demostrado George W. Bush y Obama.
Peones ahora y después
Ahora bien, sí se da la Orden Ejecutiva de Obama, en medio de la euforia muchos dirán que, como quiera que sea, los indocumentados que se legalicen “serán los ganadores”. Sí, pero solo en la apariencia del Principio enunciado. La realidad es que, ellos continuarán siendo parte del ejército de siervos económicos del sistema.
Esa es la otra trampa.
Aunque como dice mi compadre Chema: “Con que me den el permiso pa’ trabajar y no me deporten, me contento”, lo que muy pocos lograrán comprender es que, en la ilusión de “poder” hacer nuevas cosas ya legalizados, los nuevos legalizados no solo serán peones para propósitos políticos, sino también para propósitos económicos.
¿Cómo? Simple, es la aplicación del mismo Principio pero desde el lado económico.
Eso lo explicaremos la próxima semana.