Nicaragua: “Oenegé” de Javier Meléndez Quiñónez facturó C$88 millones anuales

El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Vaticano: La Mafia Financiera de los Legionarios de Cristo



Ya se sabe que Marcial Maciel dedicó su vida a tareas poco espirituales –acosar sexualmente a niños y jóvenes, entre otras–, pero poco se conoce de otra faceta: la del hombre dotado del talento inigualable para crear una organización financiera trasnacional, diversificada, compleja, multimillonaria, que hizo de los Legionarios de Cristo una mafia financiera. 

Crearon cientos de empresas, fundaciones, asociaciones, colegios y universidades, a través de las cuales obtienen ingresos por cientos de millones de dólares al año. 


Ya lo decía Maciel: “No hay mejor negocio que los pobres”. Aquí los datos, las fechas, los nombres, las cantidades, de esa gran red financiera publicada en junio del año pasado por la revista EmeEquis y reconocida recientemente con el tercer lugar del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación.

RAÚL OLMOS
Agitando su dedo índice, Marcial Maciel Degollado ordenó al recién electo vicario general de los Legionarios de Cristo: “Ya saben, sólo inversiones triple A”.

–Nuestro padre, las inversiones triple A son muy seguras, pero rinden poco –le hizo ver José Blum Pérez, quien operaba como administrador general de la Legión.

–Salvo las inversiones triple A en armas y pornografía –respondió, socarrón, Maciel.

La ocurrencia de su patriarca arrancó espontáneas carcajadas de los sacerdotes reunidos en el tercer piso de la sede de los Legionarios de Cristo en Roma, ubicada en Via Aurelia 677.

“Ya saben: sólo inversiones triple A”, machacó Maciel entre risas, en una orden dirigida al padre Blum y a Luis Garza Medina, el cerebro financiero de la Legión, quien un par de días antes había sido designado vicario general de la congregación.

Los tres hombres más poderosos de los Legionarios de Cristo –Maciel, Garza y Blum– se habían reunido la tarde del 16 de diciembre de 1992 en un pasillo ubicado frente a las habitaciones de Maciel, para hablar del futuro financiero de la orden.

Todos vestidos de sotana, a unos pasos del cuarto y oficina del padre Blum, intercambiaban opiniones sobre las mejores alternativas de inversión para los multimillonarios ingresos que anualmente obtenía la Legión por donativos y a través de sus cientos de colegios y empresas inmobiliarias.

El tema espiritual pasó aquel día a segundo plano, pese a que estaban en la víspera de que el papa Juan Pablo II los recibiera en audiencia para concluir la cumbre de los legionarios en Roma, en el llamado Segundo Capítulo, en el que Maciel –en aquel entonces de 72 años– fue reelecto como superior general.



Eso lo sabe bien el sacerdote Pablo Pérez Guajardo, testigo directo de la charla en la que el fundador de los Legionarios de Cristo “sugirió” invertir en las industrias porno y de las armas.

“Estábamos Maciel, el padre Luis Garza Medina, el padre Blum y en un segundo plano yo, porque estaba recogiendo los papeles de la reunión que ellos habían celebrado”, recuerda Pérez Guajardo, quien perteneció 39 años a la orden y en ese entonces era asistente del administrador general.

Y, por la experiencia de convivir más de tres décadas con ellos, sabe que no era una ocurrencia de Maciel. “Lo que consideraba más importante, lo remachaba; era su forma de dejar en claro lo que quería. Así que el hecho de recalcar ‘sólo inversiones triple A’ era una orden”.

Los asuntos divinos podían esperar, pero no el aspecto terrenal de decidir cómo y dónde invertir cientos de millones de dólares.

* * *

A los ojos de cualquier banquero, Marcial Maciel tenía buenas razones para preocuparse por maximizar las inversiones del complejo entramado empresarial y financiero tejido en torno a los Legionarios de Cristo.

La secrecía que envuelve las finanzas legionarias ha impedido conocer el tamaño del poder económico de la orden. Hasta ahora.

Documentos internos de la Legión e informes oficiales comienzan a dar forma a esa nube difusa: las escuelas, fundaciones, inmobiliarias y empresas surgidas al cobijo de los Legionarios de Cristo reciben –sólo en México– 8 mil millones de pesos anuales (unos 600 millones de dólares).

Y una buena parte de esos dineros son donativos –deducibles de impuestos– recaudados a través de al menos 161 organizaciones “filantrópicas” y educativas instaladas en México que nacen de la Legión de Cristo y se extienden por todos lados.

Esas 161 organizaciones ligadas a los legionarios reciben al año entre 3.800 y 4 mil millones de pesos (unos 300 millones de dólares): la mitad son donativos y otro tanto cuotas por venta de servicios y cobro de colegiaturas de los más de 100 mil alumnos –desde preescolar hasta posgrado– que atienden en 18 países a través del Grupo Integer y del Consorcio Educativo Anáhuac.

La Legión cuenta con una estructura de más de 300 empresas constituidas como Sociedades Anónimas o Sociedades Civiles, que generan más recursos. La congregación religiosa ha diversificado sus actividades: cuenta con una agencia de viajes con oficinas en cuatro países; despachos de consultoría, editoriales, una constructora, más de 100 inmobiliarias, una comercializadora de ropa para dama, una agencia internacional de noticias, una trasnacional de servicios educativos vía Internet, estaciones de radio, fondos de inversión, librerías, clubes deportivos y hasta una promotora de espectáculos y conferencias.



Un informe oficial de la Fundación Altius, organización internacional creada por los Legionarios, reporta que 49 por ciento de los ingresos corresponden a donativos y que el 51 por ciento restante derivan de las cuotas de alumnos, programas de cooperación con empresas o instituciones y venta de servicios de las asociaciones y empresas legionarias.

Organizaciones que nacieron en los apostolados de la Legión se han transformado al paso de los años en lucrativos negocios. Ese es el caso del Banco Compartamos, cuyo germen está en una asociación que en la década de los 90 promovía microcréditos en comunidades pobres, de la mano de los sacerdotes Legionarios y los consagrados del movimiento Regnum Christi.

Al cierre de 2013, ese banco de raíz legionaria tuvo ingresos netos de dos mil 271 millones de pesos.

El Teletón es otra iniciativa emprendida por los Legionarios de Cristo, a través de dos discípulos de Maciel: Fernando Landeros y Bruno Ferrari, quienes colaboraban desde que eran adolescentes en los grupos de apostolado. Hoy, esa organización recibe al año donativos por más de mil 657 millones de pesos.

* * *
Los 8 mil millones de pesos que obtienen cada año las organizaciones, fundaciones y empresas ligadas a la Legión de Cristo en México equivalen a 600 millones de dólares. Pero esa es sólo una porción de la riqueza que ha generado la congregación en el mundo.

En España, su presupuesto anual se estima en 100 millones de euros (equivalente a 130 millones de dólares) y en Estados Unidos la captación –tan sólo en donativos- asciende a más de 100 millones de dólares, a través de organizaciones y escuelas ligadas a la congregación religiosa.

En Chile los ingresos de sus colegios, del Consorcio Educativo Aseger y de la Universidad Finis Terrae superan los 32 millones de dólares al año y en Canadá los donativos que obtiene suman 9 millones, por medio de seis organizaciones religiosas y educativas.

La Legión también ha establecido asociaciones para captar donativos y empresas mercantiles en Italia, Francia, Suiza, Luxemburgo, Holanda, Alemania, Polonia, isla Jersey, Liechtenstein, Filipinas, Corea del Sur, Australia, Brasil, Argentina, Colombia, Perú, Panamá, Venezuela, El Salvador y Honduras, por lo que los ingresos anuales de la orden y de sus organizaciones derivadas con facilidad alcanzan los mil millones de dólares al año.


Si el grupo filantrópico-empresarial ligado al apostolado de los legionarios fuera una Corporación formal, entraría sin ningún problema en la lista de las 500 empresas más grandes de México. Competiría por el lugar 100, por encima incluso de TV Azteca, que en 2012 tuvo ventas de 12 mil 570 millones de pesos (unos 970 millones de dólares).


Pablo Pérez Guajardo colaboró permanentemente en la sede de la dirección general de los Legionarios de Cristo, en Roma, de 1986 a 2007.

Era asistente del sacerdote José Blum Pérez, quien se desempeñaba como administrador de la Legión. Con él colaboraban, en la misma oficina, el sacerdote irlandés Michael Greely (hoy legionario en México); el español Rafael Pascual (actualmente profesor en el Ateneo de Roma) y Jesús Villagrasa, también español y consejero de la Dirección General.

Todos ellos se hacían cargo de la administración, al mismo tiempo que estudiaban filosofía y teología.

A Pérez Guajardo le tocó vivir en la sede de los legionarios la crisis por el escándalo de pedofilia de Marcial Maciel.

Fue testigo de que el fundador de los legionarios no acató la orden del papa Benedicto XVI, quien en mayo de 2006 le ordenó retirarse a una vida de oración y penitencia, pues Maciel siguió en su residencia en Roma, operando como líder de la congregación.

Luego, en 2007 el sacerdote Pérez Guajardo fue enviado a México, en donde le comisionaron atender la parroquia de Cancún, Quintana Roo.

Decepcionado por la falta de apoyo y por la tolerancia de los legionarios a los abusos de Maciel, decidió dejar la orden a finales de 2012.

Y de las fuentes de dónde salen los millones de dólares de los Legionarios de Cristo sabe bien.

–¿A dónde van a dar los donativos que reciben los Legionarios de Cristo?

–La Legión –explica en entrevista– funciona como un corporativo (al principio se llamaba Horizons Inc.), que cotiza en la bolsa de valores y vende acciones. Los capos legionarios viven como Maciel, con hoteles, vehículos y trajes de lujo. Son ejecutivos y tienen en su equipo laicos bien pagados, como los del Grupo Integer, Fundación México Unido y Fundación Altius.

–¿Sabe si en la Legión existe o existió algún mecanismo para auxiliar a las empresas a evadir impuestos, vía donativos?

–La Legión ha servido para lavar dinero de empresas y dictaduras como la de Pinochet. Los que tienen dinero “donan” a la Legión, que envía el dinero al IOR –Banco Vaticano–, de ahí pasa el dinero a Suiza o a Liechtenstein. Con el príncipe de Liechtenstein se han armado varios proyectos bancarios. La Legión tiene varias asociaciones civiles e instituciones de asistencia privada que pueden dar recibos deducibles de impuestos.


La “mega misión” de Semana Santa realizada por Juventud y Familia Misionera es otro gran negocio. Según datos oficiales, participan 10 mil personas y cada una paga una inscripción de mil pesos. Otro negocio es la Fundación Lazos para ayudar a escuelas pobres. En todos los casos llega una mínima parte a los necesitados.

–¿Conoció algún caso concreto de donativos utilizados para fines distintos?

–La Legión tiene un sistema de administración centralizado. Por tanto, todo, todo, todo lo que entra va a Roma y de ahí se distribuye conforme a presupuestos consolidados. Los donativos son mercadotecnia para conseguir dinero, no se aplican al fin presentado.

–¿Se destinan a obras sociales?

–Las obras sociales son negocios. Según decía el padre Maciel, no hay mejor negocio que los pobres. Prueba de que no hay acción social de los legionarios es la prelatura de Cancún-Chetumal. En 1970 el papa Pablo VI encomendó a los legionarios el territorio de Quintana Roo. Después de 43 años, ninguno de los dos obispos habla maya, ningún legionario en el mundo habla maya. La zona maya de Quintana Roo está en completo abandono pastoral.

Que los pobres son buen negocio lo saben bien en el Banco Compartamos, la líder indiscutible de lo que los especialistas llaman “microfinancieras”, entidades especializadas en el otorgamiento de créditos en pequeña escala.

Las microfinancieras atienden a un grupo sin acceso a servicios financieros. El sector de la población que los bancos tradicionales no quisieron atender ha resultado un gran negocio: las microfinancieras cubren un mercado de 12 millones de mexicanos, familias de bajos ingresos.

Una de las empresas más representativas de este fenómeno es el Banco Compartamos. Sus críticos dicen que ha prostituido el concepto de crear un banco para los pobres, como lo concibió Muhammed Yunus, Premio Nobel de la Paz 2006 precisamente por haber fundado en Bangladesh un banco para gente que no es sujeto regular de crédito.

Compartamos conduce el negocio como cualquier banco ordinario: busca el beneficio de los inversionistas, no de los clientes.

Maneja pequeños préstamos realizados a prestatarios demasiado pobres como para que les concedan crédito en un banco tradicional. En teoría posibilitan que muchas personas sin recursos puedan financiar proyectos productivos por su cuenta.

Con esa filosofía empezó como una organización no gubernamental, fundada por un grupo católico llamado Gente Nueva, y durante mucho tiempo siguió los preceptos del Banco de los Pobres, el Grameen Bank, de Muhammed Yunus, la microfinanciera más exitosa del mundo.

Pero Compartamos es hoy una sociedad comercial con fines de lucro que cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores, muy lejos de esos primeros ideales. Es considerada la institución de microfinanzas más grande de América Latina y el banco más rentable en México.




Cobra intereses que van de 4 a 6 por ciento mensual (hasta 70 por ciento anual), o lo que es lo mismo: entre 13 y 20 veces más que la inflación mensual promedio reportada por el Banco de México. Eso la ha hecho polémica.

Por eso Yunus, el gurú de los microcréditos, acusó en un viaje que hizo hace algunos años a México:

“Si un banco convencional cobrara las mismas tasas que Compartamos, ¿qué pasaría? ¡Sería linchado! Pero si se trata de prestar a los pobres, de alguna manera resulta aceptable en México.


“Si el Banco de México, por ejemplo, aumenta un cuarto de punto la tasa de interés, se estarían escribiendo editoriales y levantando la voz. Pero hacia las tasas que se cobran a los pobres hay una total insensibilidad”.

“No hay mejor negocio que los pobres”, escuchó decir a Marcial Maciel el sacerdote Pérez Guajardo, pero la frase no tenía un sentido retórico.


Maciel descubrió hace décadas que los pobres, con sus enormes limitaciones de recursos, podían, no obstante, ser un gran negocio. Por eso se creó el Banco Compartamos, una de las piezas clave en este laberinto interminable de sociedades, fundaciones y empresas que constituyen el centro neurálgico del poder económico de la Legión.

Ya verán qué tan complejo es este racimo de nombres y siglas, aunque al final todos llegan a un punto negro: los Legionarios y su superior general.

El origen central del banco legionario se halla en la asociación civil Compartamos, fundada en noviembre de 1998 por José Ignacio Ávalos Hernández, presidente de Un Kilo de Ayuda, organización y marca propiedad de los legionarios.

La marca se encuentra registrada por Promoción Bundoran, empresa cuyo consejo de administración encabezaba hasta hace poco la cúpula más cercana a Marcial Maciel: los sacerdotes Luis Garza Medina, Evaristo Sada Derby y Álvaro Corcuera.

Ávalos Hernández desempeñaba el doble cargo de presidente de Un Kilo de Ayuda y de Compartamos AC. Como secretario figuraba otro legionario: Armando Olivieri Sangiacomo, quien ha fungido como apoderado legal de Cobreces, SC, la firma controladora de la franquicia de los colegios Del Bosque y propietaria de la marca Regnum Christi, movimiento bajo el cual se integran las 500 consagradas laicas.

Compartamos AC nació con un capital de sólo 4 mil pesos, que dos años después se había multiplicado casi por 5 mil.

El 30 de octubre de 2000 Compartamos AC se integró como accionista mayoritario de Financiera Compartamos SA, con una exhibición de más de 19 millones de pesos, para quedarse con 40 por ciento del capital total.

El segundo accionista en importancia fue Accion Gateway Fund, organización con sede en EU, dedicada a apoyar el esquema de microcréditos. Aportó 20 por ciento del capital.

Otros 16 inversionistas reunieron el resto de los recursos, entre ellos Carlos Labarthe Costas y José Luis Labarthe Hernández, integrantes de la familia fundadora del Colegio Kipling, así como Fernando Landeros, director de México Unido y presidente de la Fundación Teletón, ambas organizaciones ligadas a la Legión.




Fue tal el éxito de la Financiera Compartamos que a mediados de mayo de 2005 aumentó su capital a 379 millones de pesos. Un año después, el gobierno de Vicente Fox autorizó a Compartamos a convertirse en un banco, con un capital de 427 millones.

Lo que había nacido como una asociación altruista se convirtió en un más que lucrativo negocio.

Pasaron algunos años de jauja y el 28 de abril de 2009 ocurrió otro movimiento en la sociedad mercantil. Ese día se formalizó ante notario público el cambio de nombre de Compartamos AC –principal accionista del banco– a Promotora Social México AC.

El presidente de Un Kilo de Ayuda fue ratificado en la asamblea como presidente de la nueva organización. Se consolidaba como el vínculo directo de los legionarios en el banco.

Aunque los Legionarios de Cristo ya habían entrado en una severa crisis por la reiterada revelación de los abusos sexuales contra jóvenes seminaristas cometidos por Marcial Maciel y por la difusión de los detalles de su “doble vida”, los pobres no les fallaron.

Los créditos a las familias mexicanas de más bajos recursos y las tasas de interés y las multas por incumplimiento que Banco Compartamos les cobra, proporcionaron los recursos y el combustible para que en sólo 15 años el capital con que inició la organización se multiplicara 342 mil veces.

Para abril de 2013 Promotora Social México ya poseía 544 millones de acciones del banco –32.8 por ciento del capital –, con valor de mil 368 millones de pesos.

Los legionarios consolidaron así uno de los puntales de la trasnacional financiera en que convirtieron a la orden: en México el banco ya tiene 500 sucursales, sobre todo en zonas populares, y ha comenzado un proceso de invasión a otros países.

Su modelo de microcréditos caros a gente pobre llegó a Latinoamérica.

En 2011 abrió Compartamos Guatemala y adquirió la Financiera Crear en Perú. En puerta está la expansión a Honduras, El Salvador y Panamá, en donde ya registraron su marca.

Además, lanzó la Red Yastás, que ofrece pagos de servicios y recarga de tiempo aire, y el año pasado organizó Aterna, un nuevo servicio de microseguros.

Insiste el sacerdote Pérez Guajardo: “Por eso Maciel decía que no hay mejor negocio que los pobres”.

Eso decía Marcial Maciel, cuyos seguidores en algún momento soñaron con canonizarlo por ser un modelo de cristiandad.

Es muy probable que las clases de ingeniería industrial a las que Luis Garza Medina asistió en la Universidad de Stanford hayan contribuido a forjar un pensamiento organizado, sistemático, como el que se requiere para controlar una intrincada red de decenas de instituciones y empresas.

Tez blanca, rasgos finos, cara alargada, peinado de raya al lado, Luis Garza Medina parece un seminarista sosegado y con cierto aire angelical, pero detrás de esa imagen se esconde un sofisticado cerebro capaz de articular complejas operaciones financieras en varios continentes.

Educado en el seno de una familia acaudalada en la que la obtención de ganancias se convirtió en un objetivo de vida, Garza Medina dio muestras del talante empresarial heredado de una de las familias fundadoras del Grupo Monterrey y a temprana edad se convirtió en una pieza clave en los planes de Marcial Maciel.



Uno de los ocho hijos del clan Garza Sada –su hermano Dionisio, el mayor de la prole, era hasta hace poco presidente del Grupo Alfa–, Luis fue acogido en el primer círculo del fundador de los legionarios muy pronto: a los 32 años ya era vicario general de la orden, un auténtico número 2 con amplísimos poderes.

Maciel Degollado no se equivocó al elegirlo. Garza Medina sacó a relucir sus dotes y fue el creador de una de las redes financiera-empresarial más redituables que jamás se hayan conocido dentro de la Iglesia católica.

La mano financiera de los Legionarios comenzó a operar a mediados de los años ochenta a través de una concentradora llamada Horizons Inc, creada en 1987 y cuya sede se encontraba en Connecticut, en donde los legionarios habían edificado su primer seminario en EU.

Con los años, se cerraron unas empresas y se abrieron otras que las sustituían. Tras la sacudida de 2006 por el escándalo de pederastia de Maciel, hubo reacomodos en la estructura empresarial de la congregación. Algunas empresas se extinguieron y fueron creadas otras, para suplir sus actividades.

En el centro de la estrategia Garza Medina colocó entonces una institución que sirve para manejar multimillonarios recursos y obtener elevadas ganancias: el Grupo Integer, el holding que opera como tesorería y a través del cual se articula el manejo de la red de escuelas, colegios y universidades que los legionarios tienen en México y el mundo.

Y utilizando al grupo como sombrilla, Garza Medina dio forma a un brazo financiero que le permitía invertir cuantiosos recursos propios y ajenos en acciones bursátiles en todo el mundo. Le puso por nombre Integer Ethical Funds (IEF), lo constituyó el 15 de mayo de 2007 y lo dotó de un capital inicial de un millón 250 mil euros.

Con oficinas en el número 1 del Boulevard Royale, en Luxemburgo, un país al que aún se le considera un paraíso fiscal para efectos prácticos, el fondo de inversión es el resultado de una alianza empresarial entre el Fidelis Internacional Institute, organización controlada por la Legión, y el banco privado Pictet, con sede en Ginebra, Suiza, una de las instituciones en las que Raúl Salinas de Gortari (hermano del ex presidente de México, Carlos Salinas) depositó millones de dólares en los años noventa.

Dirigido por dos prominentes miembros de los legionarios, el Integer Ethical Funds advierte que capta recursos para ser invertidos “con valores judeocristianos” en empresas que cumplan con esos mismos valores y que, a la vez, proporcionen “resultados financieros excepcionales”.

Garza Medina aplicó una visión única: creó el instrumento ideal para recolectar miles de millones de dólares propiedad de una infinidad de órdenes religiosas que se sentirían a gusto confiando su fortuna a lo que en los hechos es un banco de inversión con presuntos valores cristianos.

Para que no hubiera duda de ello, el IEF definió desde el arranque qué tipo de clientes quería, a los que llamó inversionistas idóneos”: fundaciones y congregaciones religiosas, organizaciones sin fines de lucro y beneficencias cristianas y organizaciones “conscientes de valores éticos”.

Una vez obtenidos los recursos, el IEF se encargaba de invertirlos en acciones de empresas, en valores gubernamentales e incluso en mesas de dinero y mercados de divisas.


Y fijaba, paradójicamente, nueve “principios éticos” que guiaban sus políticas de inversión. Según ellos, los fondos nunca servirían para comprar acciones de empresas que estuvieran vinculadas con “violencia contra la vida humana e instrumentalización de la procreación” o con la “violación de los derechos de los trabajadores”.

Aún más, en lineamientos aprobados por Marcial Maciel, establecían que tampoco se destinarían los fondos a empresas ligadas “con el desarrollo, producción y venta de armas”, ni que tuvieran “relación con la pornografía”, o que indujeran al “consumo inmoderado de alcohol y tabaco”.

Ni tampoco, por supuesto, a aquellas que se les relacionara con “fraude, lavado de dinero, corrupción y actividades similares”.

Y en cuanto a la posibilidad de destinar las ganancias a obras sociales, el fondo era muy claro: el fondo puede donar hasta un 5 por ciento de sus ganancias anuales a instituciones sin fines de lucro, siempre y cuando el rendimiento sobrepase las metas establecidas por más de 5 por ciento.

Los principios éticos no fueron atendidos, pues tan sólo en 2010 Integer Ethical Funds invirtió más de medio millón de dólares en la cervecera Heineken, mientras que otro fondo de beneficio legionario con sede en Estados Unidos compró acciones en 14 empresas productoras de bebidas alcohólicas de todo el mundo.

Como si atendieran la indicación de Maciel, los legionarios también invirtieron en empresas que tienen algún vínculo con la pornografía, como Liberty Media, que entre sus compañías tiene a MobileStreams, una proveedora de servicios de Internet que ha mantenido acuerdos de licencia de contenidos con Private, Playboy y Maxim Magazine.

En 2006, cuando los Legionarios adquirieron un paquete de acciones de Liberty Media, su subsidiaria MobileStreams firmó un acuerdo con Private, líder mundial en la industria de la pornografía, para el desarrollo y distribución de entretenimiento para adultos a través de TV y telefonía móvil.

La cartera de inversión de los legionarios también incluyó a la industria de la guerra. A través de Integer Ethical Funds, se adquirieron acciones en Ametek Inc., que tiene una división aeroespacial y de defensa que provee de insumos a fabricantes de aviones de combate en Estados Unidos y en Japón.

Mientras que un fondo de caridad heredado a los legionarios compró acciones en al menos 12 empresas vinculadas a la industria bélica, entre ellas United Technologies Corporation (UTC), que fabrica aeronaves y misiles, y Textron Inc., el mayor productor mundial de bombas de racimo.


Tal como anticipaba Maciel, las inversiones en armas y porno redituaron utilidades a la Legión.




Actas constitutivas de diversas empresas vinculadas a los Legionarios, de las cuales se obtuvo una copia, muestran el peso y la huella de Luis Garza Medina, una de cuyas hermanas –Paulina– es una consagrada del movimiento laico Regnum Christi, como el gran maestro de las finanzas legionarias.

Por ejemplo, entre junio de 1999 y abril de 2000, ordenó movimientos en distintas empresas para colocar a sacerdotes allegados a Marcial Maciel como los responsables del manejo de cuentas bancarias y de valores.

Ejemplo número 1: Garza Medina presidió el 16 de julio de 1999 la reunión del Consejo de Administración del Centro de Actualización y Planeación Pedagógica, S.C., empresa poseedora –entre otros activos– de la red de colegios Cumbres.

En la sesión se ratificó a Garza Medina como presidente y se nombró integrantes del consejo a los sacerdotes Evaristo Sada (primo de Garza Medina), Juan Manuel Dueñas y Álvaro Corcuera, todos hombres cercanos a Maciel.

Y se acordó además otorgar poderes especiales para invertir en bancos y casas de bolsa a los sacerdotes Eloy Bedia Diez y Octavio Acevedo Marín.

También otorgaron poderes para abrir cuentas de cheques y administrar los fondos de la empresa a Dermot Tenyson, profesor de la Universidad Anáhuac y especialista en inversiones bursátiles; al español Alberto García, administrador de la red de colegios Cumbres; y al sacerdote Jesús Torres, originario de Cotija, Michoacán, paisano y hombre de todas las confianzas de Maciel.

Ejemplo número 2: Un movimiento similar se realizó el 21 de junio y el 12 de agosto de 1999 en Mano Amiga, S.C. y en Promoción Bundoran, SC, cuando se otorgó poder especial a Eloy Bedia y Octavio Acevedo Marín, entre otros, “para negociar, suscribir y mantener ante la institución y casa de bolsa de su elección los contratos de valores e inversión para el manejo de los fondos de la sociedad”.

Ejemplo número 3: los mismos sacerdotes recibieron las mismas facultades en una sesión ordinaria realizada en abril de 2000 en la empresa Investigación y Estudios Superiores, S.C., operadora de la Red de Universidades Anáhuac.

En todos los casos, los poderes los otorgó Luis Garza Medina como Presidente del Consejo de Administración.

Con la defenestración de Marcial Maciel y el consecuente arrinconamiento de sus círculo más cercano, Garza Medina perdió poder e influencia: fue removido, aunque oficialmente no se manejó así, y se le alejó de la nomenclatura de los Legionarios de Cristo, en donde llegó a tener tres posiciones centrales: era vicario general, con control absoluto y total de la administración de la orden; era director territorial para Italia, donde la congregación tiene su sede; y supervisaba el movimiento Regnum Christi.

Luego de que la orden fue intervenida por instrucciones de El Vaticano, Garza Medina fue arrinconado y enviado a la dirección territorial legionaria en EU.

Aun así su influencia es todavía innegable: sabrá Dios cómo le hizo pero maniobró para conseguir que la Universidad Interamericana para el Desarrollo (UNID) quedara, literalmente, entre familia.


Con operaciones en 24 estados de la República Mexicana y con 25 mil alumnos, la UNID fue vendida en marzo pasada y por una cantidad no revelada a un grupo de empresarios encabezados por Dionisio Garza Medina, su hermano mayor, quien recientemente adquirió también la Universidad Regiomontana.

La venta de la universidad provocó molestia en la congregación, tanta que incluso el sacerdote Peter Byrne envió una carta a sus superiores de la Legión para expresar su enojo. “Parece que hemos cambiado una cúpula por otra y que la cultura caciquesca iniciada por el padre Maciel sigue reinando en esta congregación”.

“¿Por qué tuvo que ser la UNID? ¿Será porque allí sólo se educa a los hijos de ferrocarrileros e hijos de carpinteros?”, cuestionó Byrne. Nadie le respondió.

Tampoco tuvo respuesta la información publicada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, según la cual Dionisio Garza Medina es uno de los empresarios mexicanos que aparece en la lista de personajes de 170 países que evaden el pago de impuestos al mantener cuentas en paraísos fiscales.

La investigación, realizada por docenas de periodistas en varios continentes, en lo que quizá sea la iniciativa global más importante de la historia, encontró que el ex presidente de Grupo Alfa evade el pago de impuestos a través de la firma Vercors Private Limited, que opera en Singapur desde 2005, mediante la figura de inversionista.


* * *


El sacerdote Pablo Pérez Guajardo se hartó de los legionarios después de 39 años y abandonó la orden en 2012, decepcionado por la falta de apoyo y por la tolerancia de la orden a los abusos de Maciel.

Se refugió en la diócesis de Saltillo, Coahuila, desde donde exige a los legionarios que le proporcionen los 7 mil dólares a los que tiene derecho por retiro, pues los desea utilizar para trabajar en las zonas marginadas de la capital de Coahuila.

Pérez Guajardo tiene mucha información de los legionarios, con quienes ya no se siente obligado a nada.

–¿Qué otros medios de financiamiento y captación de recursos tienen los Legionarios?

–Los capos legionarios invierten en acciones triple A, que son las más seguras. La Legión tiene 12 por ciento de las acciones en TV Azteca, títulos en diversas empresas y, desde luego, la compra-venta de terrenos. Para que tengan una idea, todo lo que hoy es Lomas Anáhuac eran terrenos de la Legión. Maciel compró toda la loma a precio regalado por estar fuera de la ciudad, incomunicada y con zonificación agrícola. Con sus contactos políticos logró cambiar el uso de suelo y comunicar la zona. Con sus contactos religiosos consiguió que esa zona no fuera de la Arquidiócesis de México, sino de Tlalnepantla, de modo que no tenía que rendir cuentas al entonces arzobispo, que era contrario a los legionarios.

–¿Las colegiaturas de los colegios Cumbres y de las universidades Anáhuac se contabilizan como donativos?

–Son pagos de los padres de familia, pero los colegios quedan en números rojos al dar donativos a la Fundación Altius y becas para estudios en Roma. Los colegios legionarios no son dueños ni del terreno ni del edificio; los rentan a otra sociedad inmobiliaria de la Legión. El nombre comercial no es el nombre jurídico del colegio. Las colegiaturas de varias escuelas superan los 10 mil pesos mensuales, mientras los salarios del personal docente y no docente son los mínimos.

–¿Qué otras estrategias empresariales emplean?

–Una de las estrategias de la Legión es afirmar que está en problemas financieros, que no hay dinero porque son muchas las vocaciones, porque ayuda a las misiones mayas en Quintana Roo, porque han bajado los donativos o existe una crisis nacional o planetaria.



Dicen que no hay dinero, pero en 2011-2012 la Universidad Interamericana para el Desarrollo ganó 600 millones de pesos. La Legión es dueña de Banco Compartamos y si hacemos auditoría a la Universidad Anáhuac y a cada colegio nos sorprenderemos de las ganancias.


En México hay colegios legionarios –ahora se llama Red de Colegios Semper Altius porque legionarios es marca quemada– que cobran 10 mil pesos mensuales de colegiatura.

–¿Qué otras vías utilizan para allegarse fondos?

–Una de las estructuras para recaudar dinero es la Fundación Altius. Al igual que en el campo inmobiliario, la Legión cuenta con un red de asociaciones que dan la impresión de no tener nada en común. La mayoría no tienen connotación religiosa, como la Fundación Lazos. Otras han iniciado como ayudas y se han convertido en auténticos negocios.

–¿Los donativos se canalizan a organismos ligados a los legionarios?

–A los legionarios no les importan los pobres. ¿Alguna vez han visto a Fernando Landeros cambiar pañales a un niño del Teletón? ¿Lo han visto dar terapias? ¿Cuándo han visto a un legionario atendiendo niños Teletón? Se habla de Mano Amiga como escuela de pobres. ¿Cuántos legionarios atienden a los niños pobres de Mano Amiga? Los sacerdotes legionarios están en los colegios ricos y caros.

Es más, Mano Amiga es un colegio que empieza pobre y se vuelve de paga, para clase media. Este esquema es el que ahora está usando el hermano de Luis Garza Medina, pues el mercado de niños ricos es limitado. En cambio, el de clase media y media baja es enorme. No les importa la educación ni los niños, es el dinero lo que los mueve.

Los legionarios no pierden el tiempo con los pobres o con los de clase media. Eligen sus vocaciones entre güeritos. La Legión se ha convertido en una agencia escort. Te rentan sacerdotes bonitos y caros para tus eventos sociales: bodas, funerales, primeras comuniones. El hijo de Carlos Salinas de Gortari se casó hace unos meses y tuvo en su boda no a un obispo o a un cardenal, sino a un legionario, al sacerdote Jesús Quirce Andrés, rector de la Universidad Anáhuac.

Cuando las revelaciones de los abusos sexuales cometidos por Marcial Maciel se habían convertido en un borbotón ya inocultable, la cúpula de los legionarios tuvo una encerrona. Los hombres más cercanos al fundador se citaron a las cinco de la tarde del 30 de marzo de 2006 en una residencia de Lomas de Tecamachalco para tomar decisiones urgentes en la estructura empresarial de la Legión.

El papa Benedicto XVI había ordenado abrir una investigación sobre los excesos y delitos de Marcial Maciel, a quien obligó a renunciar al sacerdocio.

El escándalo cimbró la estructura empresarial de la Legión de Cristo, pues Álvaro Corcuera Martínez del Río, quien fue nombrado sucesor de Maciel, era al mismo tiempo el presidente del Consejo de Administración de las empresas Centro de Actualización y Planeación Pedagógica, Investigación y Estudios Superiores (operadora de la Universidad Anáhuac), Promoción Bundarán (Colegio Irlandés) y Bermúdez Castañedas SC, entre muchas otras.

Cuando el papa ordenó el retiro de Maciel a una vida de oración y penitencia, Corcuera asumió el cargo de superior general de los Legionarios de Cristo y se vio forzado a renunciar a su encargo empresarial.

Su remoción de la Presidencia del Consejo de Administración de la empresa administradora de los bienes legionarios se realizó a finales de marzo de 2006.

En la sesión ordinaria del Centro de Actualización y Planeación Pedagógica SC, se nombró como nuevo presidente a Gabriel Ramón Sotres Sainz, y como integrantes del consejo a Óscar Nader Kuri, Javier Guadalupe García González y Enrique Jiménez Esquivel, todos sacerdotes legionarios, muy cercanos a su defenestrado patriarca.

Fue el primer movimiento para tratar de blindar el complejo financiero-empresarial de la Legión ante la temida intervención de El Vaticano.

Hasta ahora, siete años después de aquellos apurados movimientos, lo han conseguido: el poder económico de los Legionarios de Cristo está casi intacto.


Fuente:
http://www.armando.info/sitio/index.php?id=12&tx_ttnews[tt_news]=107&cHash=a362fc39cd1c3062a656dc3dd8b84676

Related Posts

Subscribe Our Newsletter