La respuesta solidaria de Cuba a la crisis del ébola en África asombra a muchos en Estados Unidos, que se ha enfocado más en la histeria sobre el contagio aquí que en otorgar mayor asistencia al epicentro de la crisis de salud.
El envío de cientos de médicos y especialistas de salud cubanos a África –460 han sido capacitados para esta labor y los primeros 165 llegaron ya a Sierra Leona, el contingente médico más grande de cualquier país– ha obligado a que altos funcionarios y algunos de los principales medios estadunidenses resalten la respuesta solidaria.
Ahora, con la invitación de Fidel Castro a que ambos países pongan a un lado sus diferencias y sumen esfuerzos para enfrentar la crisis, el debate aquí sobre el manejo del brote del ébola ha tomado otro giro.
El New York Times, en un editorial publicado el domingo, titulado La impresionante contribución de Cuba en la lucha contra el ébola resalta que un país pobre, a miles de kilómetros de las naciones de África occidental que están padeciendo el brote de la enfermedad, podría terminar jugando el papel más destacado entre las naciones que están trabajando para frenar la propagación del virus.
El editorial sugiere que aunque la enorme contribución de Cubaforma parte de un esfuerzo para “mejorar su estatus en el escenario mundial (…) debe ser aplaudida e imitada”.
El rotativo, que ya se ha pronunciado por un giro en la política bilateral hacia la isla y un fin al bloqueo, subrayó que es lamentable que Washington, el principal contribuyente financiero a la lucha contra el ébola, no tenga vínculos diplomáticos con La Habana, dado que Cuba podría terminar desempeñando la labor más vital.
En este caso, la enemistad tiene repercusiones de vida o muerte, ya que los dos países no tienen mecanismos para coordinar sus esfuerzos a alto nivel. Para la administración Obama, este dilema tiene que enfatizar la idea de que los frutos de normalizar la relación con Cuba conlleva muchos más beneficios que riesgos.
El Times concluye citando la columna publicada por Fidel Castro en Granma este fin de semana, donde propone que ambos países deberían poner a un lado sus diferencias, así sea temporalmente, para enfrentar la amenaza global del ébola y finaliza el diario estadunidense: Tiene toda la razón.
Desde la semana pasada, el gobierno de Obama expresó su admiración por la contribución cubana.
El secretario de Estado, John Kerry, comentó el viernes ante diplomáticos extranjeros que ya estamos viendo a naciones grandes y pequeñas presentándose de maneras impresionantes para hacer una contribución en las primeras líneas.
Cuba, un país de sólo 11 millones de personas, ha enviado 165 profesionales de salud y tiene planes para enviar casi 300 más.
Fue una de las contadas veces que Washington ha ofrecido palabras positivas en público hacia Cuba en más de medio siglo desde que Estados Unidos ha intentando aislar y cambiar el régimen político de la isla.
Aunque el gobierno de Barack Obama ha enviado hasta unos 4 mil militares –incluyendo ahora ingenieros y médicos– a África, no ha dejado clara su disposición de trabajar ni siquiera a un nivel mínimo con los cubanos, sobre todo en cooperar y ayudarlos con equipo medico especializado para contener el virus.
Hoy, una vocera del Departamento de Estado, Mary Harf, fue interrogada sobre el ofrecimiento de Cuba para trabajar de manera conjunta –algo que reiteró el presidente Raúl Castro en la reunión de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América– y sólo respondió que no se descartaba tal posibilidad pero tampoco se confirmaba.
Por tanto, se limitó a reiterar lo dicho por Kerry y reconocerla contribución significativa de Cuba.
Mientras tanto, en Estados Unidos Obama ha tenido que solicitar reiteradamente calma y advertir contra la histeria ante un creciente temor frente al ébola y la muerte del primer paciente con la enfermedad en este país, en Dallas.
No ayuda que políticos y comentaristas usen esta crisis para fomentar más temor.
Un columnista del Washington Post advierte la posibilidad de que terroristas musulmanes extremistas puedan usar el ébola como arma para contagiar a los estadunidenses; otros llaman a sellar la frontera con México, advirtiendo que narcotraficantes junto con musulmanes extremistas podrían ingresar al país infectados con ébola por falta de unafrontera segura.
Varias escuelas han cerrado por temor de supuestos contactos con gente que ha viajado a países de África que incluso no padecen este brote epidémico.
(Tomado de La Jornada)