Susan George ofreció el 17 de marzo una conferencia en la sede de Bilbao del sindicato ELA. Ante la sala repleta, Susan George desgranó los detalles del tratado transatlántico de libre comercio e inversión (conocido como TTIP o TAFTA) que se está negociando entre Estados Unidos y la Unión Europea. "Es un asalto a la democracia que busca que sean los negocios los que gobiernen el mundo".
Hoy os voy a dar muchas malas noticias, pero voy a empezar con una buena: vamos a ganar esta lucha. Para conseguir la victoria debemos utilizar la estrategia del vampiro: sacar a la luz lo que se está negociando, para matar su plan.
Si hacemos conscientes a todas estas personas de lo que se está negociando, mataremos al vampiro
El tratado tiene consecuencias dramáticas para los y las trabajadoras, para cualquier persona que pueda caer enferma, para los que se preocupan de la calidad de la alimentación, para las que se alarman ante el fracking... Si hacemos conscientes a todas estas personas de lo que se está negociando, mataremos al vampiro.
Y ¡ojo! que este no es un mero acuerdo sobre comercio, es, la guinda a una estrategia que han llevado a cabo las corporaciones transnacionales durante mucho tiempo. Creen que están a punto de ganar, pero somos nosotros y nosotras los que venceremos.
El origen del TTIP
Al finalizar la II Guerra Mundial se crea el GATT (General Agreement on Tariffs and Trade, Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio), una mesa negociadora entre países colonizadores para rebajar los aranceles de productos industriales, con la intención de ir profundizando en la liberalización del comercio.
Las corporaciones transnacionales no tomaban parte en estas negociaciones, hasta que en la década de los ochenta, alguien, no sé quién, decidió lo contrario.
Y ¡ojo! que este no es un mero acuerdo sobre comercio, es, la guinda a una estrategia que han llevado a cabo las corporaciones transnacionales durante mucho tiempo
De esta primera mesa surge en 1994 la OMC (Organización Mundial del Comercio) con la intención de ampliar la liberalización a más ámbitos. Las transnacionales acogieron de forma muy entusiasta el nacimiento de esta organización, pero en seguida se dieron cuenta que no daba los frutos esperados, porque se necesitaban consensos muy complicados para poder avanzar.
Con el objetivo de superar este parón, las transnacionales promovieron los acuerdos bilaterales y multilaterales con Europa y Estados Unidos.
Aunque fueran acuerdos de ámbitos geográficos más pequeños, esta estrategia tuvo éxito, ya que, a parte de firmar más de 3.000 acuerdos, se consiguió incluir acuerdos de inversión en los de comercio.
Por ejemplo Estados Unidos decía a Ecuador, a Perú, o a otros pequeños países: si no ponéis en marcha estas políticas de ajuste, no invertiremos en vuestro país.
Estas amenazas, y el miedo al aislamiento, llevaron a muchos países pequeños a firmar acuerdos con Estados Unidos, y a profundizar en la liberalización del comercio. De esta forma, las transnacionales consiguieron superar el inmovilismoa de la OMC.
“De estas cosas sólo entendemos nosotros, vosotros permaneced callados” es lo que piensan estos empresarios, y para conseguir sus fines actúan como un gran lobby
El inicio del TTIP (Transatlantic Trade andInvestment and Partnership, Asociación Transátlantica de Comercio e Inversiones) se puede situar en 1995, cuando las corporaciones transnacionales de Europa y Estados Unidos, la Cámara de Comercio de Estados Unidos y el Comité Europeo de Comercio ponen en marcha el Transatlantic Business Dialogue (Diálogo para el Comercio Transatlántico)
Este Transatlantic Business Dialogue fue impulsado por las multinacionales con la intención de establecer una relación directa y fluida con los gobernantes.
En esta mesa participaban más de setenta directivos de transnacionales de diferentes sectores, bajo el lema: acordado por nosotros, aceptado por todos. “De estas cosas sólo entendemos nosotros, vosotros permaneced callados” es lo que piensan estos empresarios, y para conseguir sus fines actúan como un gran lobby.
De esta forma los dueños de las multinacionales consiguen todo lo que quieren, por ejemplo, de la Comisión Europea.
El documento sobre la competitividad europea, redactado por ellos, fue aceptado por la Comisión y ahora ese documento se ha convertido en ley. Lo mismo ocurre al otro lado del Atlántico. Para que os hagáis una idea, la Cámara de Comercio de Estados Unidos gasta 136 millones al año de dólares para trabajos de lobby.
Nos dicen que el objetivo es acelerar la integración entre Europa y Estados Unidos. Pero ¿quién ha dicho que los europeos queramos integrarnos con Estados Unidos?
¿Alguien ha votado sobre este asunto? No. Alguien del consejo creado por las transnacionales ha decidido que hay que eliminar las regulaciones para conseguir la armonización entre los dos territorios, en un proceso sin fin. Esto es un peligro extraordinario para la democracia.
¿Qué es el TTIP?
El TTIP busca integrar modelos de seguridad en alimentos, medicinas, transgénicos y fracking, propuestas de estabilidad financiera, liberalización de capitales para la inversión, privatizaciones, vías de bloqueo para nuevos impuestos (por ejemplo, el que queremos implantar para las transacciones financieras) y para dificultar mejoras en la legislación laboral, sistemas para destruir la negociación colectiva, medidas para frenar propuestas que impulsen la seguridad climática...
Esto es lo que sabemos, ya que nadie conoce el contenido concreto de las negociaciones, ni siquiera nuestros legisladores. La mesa negociadora se reúne cada mes y nuestros gobernantes no saben de qué se está hablando. Es un claro ataque a la democracia.
Daos cuenta de que este acuerdo afecta a 800 millones de consumidores, a la mitad del PIB mundial y al 45% del comercio mundial... Es una barbaridad. Lo que buscan es controlar el comercio para favorecer los intereses de las grandes corporaciones, es decir, que los mercados gobiernen el mundo.
Y, al mismo tiempo, es una forma de presionar a China para que sus políticas también adopten la misma dirección.
Este acuerdo afecta a 800 millones de consumidores, a la mitad del PIB mundial y al 45% del comercio mundial... Es una barbaridad
Nos dicen que que los miembros de la Unión Europea firmaron los principios del TTIP, pero la pregunta es ¿quién los redactó? No hay respuesta; no existe la lista de redactores. Sin embargo, hablan de las bondades del tratado.
Un grupo de investigadores calcula en 120 billones de euros al año (aproximadamente 505 euros al año para cada familia europea) el beneficio que aportara el acuerdo gracias al descenso de precios que provocará. Obviamente, los autores del informe son un Think Tank financiado por la banca, aunque son sinceros cuando dicen que esta es la hipótesis más optimista, y que estos resultados se verán hacia el 2027.
Así es que como nos quieren vender la moto, pero la ventaja que tenemos es que conocemos los resultados que han traído acuerdos similares firmados anteriormente.
Al principio, empezaron llamando TAFTA al TTIP, pero pronto cambiaron de nombre porque recordaba demasiado a NAFTA (Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte), y la gente no tiene muy buen recuerdo de él, ya que, entre otras cosas, como consecuencia del mencionado acuerdo 2 millones de campesinos y campesinas mejicanas y 28.000 pequeños comercios quebraron ante la imposibilidad de competir con los Estados Unidos.
Se calcula, a su vez, que en Estados Unidos se perdieron 682.900 puestos de trabajo debido a este acuerdo.
Como consecuencia del NAFTA 2 millones de campesinos y campesinas mejicanas y 28.000 pequeños comercios quebraron ante la imposibilidad de competir con los Estados Unidos
Otro acuerdo similar a éste es el acuerdo entre Corea y los Estados Unidos de América. Obama dijo que este tratado incrementaría las exportaciones en 10 billones de dólares, y, sin embargo, se redujeron en 3,5 billones.
Dijo que se crearían 70.000 nuevos puestos de trabajo y se perdieron 40.000. Lo único que se consigue con estos tratados es concentrar aún más el poder en manos de estas corporaciones transnacionales.
Pero eso no es todo. Lo que la gente más teme del TTIP es la creación del ISDS (Investors to State Dispute Settlements, Tribunal para las disputas de Inversor a Estado). Este tribunal privado ofrece la oportunidad a los inversores para que demanden a un gobierno si creen que sus beneficios (presentes o futuros) han disminuidos debido a la legislación o regulación que dicho gobierno ha aprobado.
Para empezar, las costas de estos juicios son enormes (8 millones de euros de media), a lo que hay que sumar las indemnizaciones que el estado deberá abonar a las transnacionales cuando llegue la sentencia (Ecuador tuvo que pagar 1,1 billones de dólares a Occidental Petrolium por la prohibición de extraer petróleo en un área protegida; una central nuclear sueca ha llevado a juicio a Alemania y solicita 4,2 billones de dólares en caso de tener que detener su producción).
Pero es que además, el ISDS trabaja en una única dirección, es decir, es el inversor el que puede llevar a juicio al estado, no al revés. Se protege a las transnacionales, no a los y las ciudadanas.
Este tribunal privado ofrece la oportunidad a los inversores para que demanden a un gobierno si creen que sus beneficios (presentes o futuros) han disminuidos debido a la legislación o regulación que dicho gobierno ha aprobado
Hoy por hoy se dice que en el mundo hay en marcha 560 juicios de este tipo, aunque seguramente haya más. Tampoco sabemos cuáles son las cantidades que se demandan, ya que esa información suele ser secreta.
En cualquier caso, lo que queda manifiesto es que estos juicios limitan mucho las regulaciones, ya que una vez que un estado se ve obligado a pagar semejantes cantidades, se lo pensará dos o diez veces antes de volver a promulgar una nueva regulación.
Protección para las industrias, riesgo para las personas
La normativa que se busca armonizar mediante el TTIP, es muy distinta en Estados Unidos y en Europa. En los Estados Unidos de América apenas existe regulación para los servicios y los productos. Todo es comerciable hasta que se pruebe científicamente que es perjudicial. La responsabilidad no recae en la empresa productora, sino en la persona consumidora.
Es la consumidora la que debe probar que el producto o servicio es peligroso, para que se prohíba su comercialización en el mercado.
En Europa es justo lo contrario. Es el productor el que debe demostrar que su producto o servicio no es perjudicial para poder comercializarlo. Si existe alguna sospecha el producto o servicio no se podrá comercializar.
Por este motivo, muchos productos químicos autorizados en Estados Unidos, no se pueden comercializar en Europa, los transgénicos que se utilizan sin restricciones en Estados Unidos están limitados en Europa...
Si se firma este tratado, además de poner en riesgo nuestra salud, todas y todos los pequeños agricultores europeos desaparecerán ante la imposibilidad de competir con una agricultura industrial super-subvencionada en Estados Unidos.
En Estados Unidos todo es comerciable hasta que se pruebe científicamente que es perjudicial. La responsabilidad no recae en la empresa productora, sino en la persona consumidora.
El caso del fracking es clarificador. Como sabéis en el fracking para extraer el gas se utilizan múltiples productos químicos en el subsuelo. Estos productos químicos pueden contaminar los acuíferos subterráneos.
¿Qué hizo Bush? Excluyó a las compañias que se dedicaban al fracking de la normativa para garantizar la calidad del agua potable, es decir, posibilitó a las compañías la utilización de cualquier producto químico, aunque sean contaminantes.
Si se contaminan los manantiales, deberán ser las personas perjudicadas las que tengan que demostrar científicamente que esa contaminación es debida al Fracking. Es decir, Bush aumenta la protección a la industria, poniendo en mayor riesgo a las personas, y esto preocupa mucho a la gente.
Con este tratado la Comisión Europea y las corporaciones transnacionales europeas quieren eliminar las normativas que protegen a las personas, pero la ciudadanía no. Las organizaciones sociales y los sindicatos han comenzado a movilizarse y la Comisión Europea se ha dado cuenta de que se va a encontrar con resistencias.
Si nos rendimos ante la presión de las corporaciones, dejando el poder judicial (una parte importante de la democracia) en manos privadas, deberemos preguntarno qué es la Comisión Europea que ha firmado todo esto
Hace dos años, descubrí por casualidad un informe técnico, Regulatory Cooperation(Colaboración para la Regularización), de los dos lobbys más poderosos a ambos lados del Atlántico (Business Europe y US Chamber ofCommerce) en el que se detallaban los pasos a dar y las medidas a tomar para la armonización entre Estados Unidos y Europa.
Con el paso del tiempo parecía que este plan había sido arrinconado, pero debido a la contestación que está recibiendo el TTIP, de nuevo se empieza a habla de él.
Y ¿qué dice? “Vamos a crear un Consejo de Colaboración para la Regularización entre la Unión Europea y Estados Unidos, independiente del TTIP, de momento, con la intención de ir elaborando una regulación coherente entre Europa y Estados Unidos, a través de los grupos de trabajo que irán relacionándose con los legisladores.”
En mi opinión, lo que esto quiere decir es que al no poder imponer el TTIP en su totalidad, un consejo de este tipo podrá ir adoptando medidas poco a poco, sin tener en cuenta a la ciudadanía y a los legisladores, dejando bien claro que este consejo se mantendrá vivo permanentemente, para ir realizando modificaciones sin fin, mientras la Unión Europea sigue alabando los beneficios del tratado.
No sé, habrá que seguir de cerca los acontecimientos.
Para terminar; si nos rendimos ante la presión de las corporaciones, dejando el poder judicial (una parte importante de la democracia) en manos privadas, deberemos preguntarno qué es la Comisión Europea que ha firmado todo esto.
¿Creen que todo ésto es bueno, o no se atreven a hacer frente a Estados Unidos?¿Los dirigentes de los gobiernos que han firmado este acuerdo desconocen sus consecuencias? ¿Son necios o son fuerzas antidemocráticas a las que no les importa nada todo esto?
Este acuerdo es un asalto a la democracia, a la clase trabajadora, al medio ambiente, a la salud de la ciudadanía y al bienestar.
La única respuesta posible ante este ataque es levantarse de la mesa, cerrar la puerta y dejar la silla vacía.
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