El Elbit Systems Hermes 900 Kochav es vehículo aéreo no tripulado israelí de tamaño medio y múltiples usos
Middle East Eye//
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
En la mitología griega, Hermes era al mismo tiempo un ladrón de ganado y un protector de ovejas. La industria armamentística israelí está promocionando el avión no tripulado (drone) Hermes como igualmente versátil que el dios del que toma el nombre.
Una nueva versión de este avión sin piloto –el Hermes 900- hizo su debut de combate cuando Israel atacó a Gaza este verano. Podríamos necesitar algún tiempo antes de tener una idea de cuántas muertes pueden atribuirse a esta particular máquina de matar (o, más exactamente, a sus operadores). Israel ha prohibido que Amnistía Internacional y Human Rights Watch entren en Gaza para investigar cómo se llevó a cabo la ofensiva.
No obstante, podemos estar seguros de que ayudó a infligir un sufrimiento y destrucción inmensos. Capaz de llevar el doble de carga en bombas que el modelo al que sustituirá, el Hermes-900 fue introducido durante la primera semana del ataque que empezó el 8 de julio. A finales de ese mes, la fuerza aérea israelí se mostraba exultante de la forma en que se había estado volando ininterrumpidamente.
Israel se ha empeñado siempre también en resaltar sus aplicaciones menos letales. Brasil compró un avión Hermes-900 para dedicarlo a la vigilancia durante la Copa del Mundo de Fútbol. La transacción permitió a Elbit, el fabricante del avión, alardear de cómo estaba contribuyendo a la “seguridad” de los acontecimientos deportivos.
Al menos se informó ampliamente de la vigilancia masiva a los aficionados al fútbol. En cambio, apenas se ha sabido nada de las discusiones sobre el potencial uso de los drones israelíes para rastrear a los refugiados que se dirigen hacia las costas de Europa.
El pasado año, Elbit contactó con FRONTEX, la Agencia de la UE para la Gestión de las Fronteras Exteriores, para mostrarle orgullosamente sus drones. Elbit sugirió que la agencia tendría un “especial interés” en la “variante de búsqueda y rescate” del Hermes-900.
En respuesta, FRONTEX organizó una cita con la compañía de armas para uno de sus “altos directivos” en su sede de Varsovia. Elbit ofreció allí una “demostración en vivo” de su tecnología, según documentos internos del FRONTEX que puede conseguir en virtud de las normas de libertad de información de la UE.
Otro importante proveedor de los aviones de combate utilizados para arrasar Gaza, Industrias Aeroespaciales de Israel (IAI) hizo también unademostración para FRONTEX en octubre de 2011. A IAI se le pagó más de 260.000 $ por ese privilegio, aunque bien podría haber cobrado más. En un intercambio de mensajes por correo, IAI aseguraba a la agencia que disponía de los aviones nos tripulados “mejores y más adecuados” para detectar a los solicitantes de asilo. Para subrayar su lado altruista, la firma ofreció exhibir sus productos a un “precio muy reducido”.
Esas discusiones de bajo perfil proporcionan algunas claves de por qué la UE se ha negado a imponer un embargo de armas a Israel. Hace tres años, FRONTEX adquirió la capacidad de comprar o arrendar su propio equipamiento (hasta entonces, eran los gobiernos europeos quienes se lo prestaban).
FRONTEX es muy consciente de que Israel es un importante innovador de los drones que codicia. Es igualmente consciente de que IAI ha tomado parte en los proyectos de investigación financiados por la UE para ver cómo los drones pueden detectar a los solicitantes de asilo. Nadie debería dejarse engañar por términos sensibleros como “búsqueda y rescate” o “seguridad”. FRONTEX está siguiendo una agenda esencialmente racista intentando impedir que los extranjeros entren en Europa.
Hay una lógica obscena tras las razones de por qué los responsables de la gestión de fronteras de la UE desean cooperar con Israel. Tanto FRONTEX como Israel han violado los derechos de los refugiados palestinos.
Como parte de sus actividades, FRONTEX trabaja con las autoridades griegas para “rastrear” a los solicitantes de asilo. Un informe de varias organizaciones por los derechos humanos publicado en mayo documentaba cómo FRONTEX estaba registrando a los refugiados palestinos que habían vivido en Siria como “apátridas”, sin reconocer que huían de una cruenta guerra civil.
A esos refugiados se les ordenó abandonar el territorio griego en un plazo de treinta días. Una agencia de la Unión Europea ha ignorado descaradamente un principio consagrado por el derecho internacional: que nadie debe ser expulsado hacia un país donde su vida corre peligro.
Israel es un estado fundado como consecuencia de una desposesión a gran escala. Alrededor de 750.000 palestinos fueron expulsados durante laNakba (catástrofe en árabe), la limpieza étnica perpetrada con motivo del establecimiento del estado de Israel en 1948. Un gran número de palestinos huyó hacia Gaza. En los últimos seis años, esos refugiados se han visto sometidos a tres ataques a gran escala.
Los relatos de testigos, de los doctores que trabajan en los hospitales de Gaza, indican que Israel arrojó armamento experimental durante el ataque de este verano. Se cree que el armamento incluía DIME (siglas en inglés de explosivos de metal inerte denso), que causan horrendas heridas por abrasamiento a altas temperaturas. Al-Haq, el grupo palestino por los derechos humanos, ha afirmado que los misiles Hellfire arrojados desde los aviones no tripulados israelíes contenían DIME.
La única respuesta adecuada y compasiva ante esos horrores es dejar de hacer negocios con la industria israelí de armamento. Ese paso requeriría anular un compromiso para invertir más en el desarrollo de aviones no tripulados acordado por los presidentes y primeros ministros de la UE en diciembre de 2013. Aunque no se mencionaba explícitamente a Israel en ese compromiso, los principales proyectos europeos referentes a drones han implicado siempre un destacado nivel de participación de Israel.
Por ejemplo, los drones Watchkeeper proyectados por el ejército británico se basan en el modelo Hermes-450 de Elbit. Debido a que han sido sustituidos por el Hermes-900, que ha sido comercializado como la “plataforma principal” de las “operaciones de contraterrorismo” de Israel y como una aeronave “madura y probada en combate”, los probables clientes de estos productos entienden muy bien lo que esos eufemismos significan: los fabricantes de drones están convirtiendo en puntos de venta su contribución a los crímenes contra la humanidad de Israel.
Incluso antes de que Gaza fuera bombardeada, IAI tenía una cartera de pedidos por valor de 9.700 millones de dólares. La cartera de Elbit alcanzabalos 6.200 millones de dólares. No se sorprendan si ahora tienen una demanda aún mayor del armamento que fabrican.
Gaza se convirtió este verano en un laboratorio de la industria armamentística de Israel. Al establecer vínculos estrechos con esa industria, Europa ha concedido a los palestinos el mismo estatus que a los animales que se utilizan en crueles experimentos. Con su espíritu indomable, el pueblo de Gaza ha demostrado que nunca va a aceptar ese estatus.
David Cronin es periodista y activista, vive en Bruselas. Es autor de “Europe’s Alliance With Israel: Aiding the Occupation” (Pluto, 2011).
Su último libro es “Corporate Europe: How Big Business Sets Policies on Food, Climate and War” (Pluto, 2013).