Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

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Obama intenta contener el escándalo de la muerte de 40 veteranos

El secretario de Veteranos de EE UU está en el ojo de la polémica.

La Casa Blanca empieza a mover ficha al constatar que sigue cogiendo fuerza el escándalo por la muerte de al menos 40 soldados retirados mientras estaban en lista de espera en un hospital de Arizona. 
El Gobierno de Estados Unidos anunció este martes que el alto cargo que el presidente Barack Obama designó para supervisar las acusaciones de negligencias visitará el jueves el hospital del Departamento de Veteranos en Phoenix en el que tuvieron lugar los fallecimientos.

El anuncio llega en un momento en que está creciendo en el Capitolio la presión contra la Administración por esta polémica, y a los cuatro días de que dimitiera el número dos del secretario de Veteranos, Eric Shinseki, quien ha descartado, por su parte, renunciar a su cargo ante las peticiones del Partido Republicano y algunas organizaciones de exsoldados para que lo haga. 

El jueves Shinseki hizo en el Senado su primera valoración pública de las supuestas irregularidades, que prometió investigar pero de las cuales se desmarcó por completo, lo que irritó a muchos congresistas de ambos partidos.

El escándalo, destapado a finales de abril, se sustenta en las acusaciones hechas por doctores de que al menos 40 soldados retirados murieron el año pasado mientras estaban en la lista de espera para ser atendidos. 

Según estas alegaciones, los responsables del hospital ordenaron a los doctores que pusieran a esos pacientes en una lista secreta mientras no se abrieran espacios en la lista oficial que cumplía con los objetivos de espera del Departamento para así esconder los retrasos. 

Algunos veteranos estuvieron hasta 21 meses sin ser atendidos. 

“Tenemos más demanda de servicio del que podemos ofrecer”, denunció uno de los doctores. Uno de los veteranos, por ejemplo, murió por complicaciones de hipertensión, obesidad y asma mientras esperaba que le dieran una cita para un médico de atención primaria.

Los republicanos han promovido una votación el miércoles en el Capitolio para dar más poder al Departamento de Veteranos

Lo más grave de esta polémica es que no se trataría de un caso aislado. Asociaciones de veteranos han denunciado casos similares de encubrimiento de largas listas de espera en hospitales de los estados de Colorado, Texas, Misuri, Illinois, Wyoming y Carolina del Norte.

 El del Departamento de Veteranos es el sistema sanitario más grande de Estados Unidos, con 1.700 hospitales y centros de atención que atienden a alrededor de nueve millones de soldados retirados

Obama anunció el pasado miércoles, un día antes de la compareciencia de Shinseki, que su jefe de gabinete adjunto, Rob Nabors, ayudaría a supervisar la investigación y las medidas a adoptar. 

“Mientras llegamos al fondo de lo que sucedió en Phoenix, está claro que el Departamento de Veteranos tiene que hacer más para garantizar una atención de calidad a nuestros veteranos”, afirmó entonces el presidente, que ha manifestado su apoyo al secretario de Veteranos.

Nabors se reunió este martes en Washington con representantes de distintas organizaciones de veteranos, un colectivo especialmente venerado en un país con una larga tradición bélica y cuya delicada situación psicológica tras servir en el Ejército han puesto en el foco las guerras de Irak y Afganistán. 

Y el jueves lo hará en Phoenix con el director interino del hospital de Veteranos de la ciudad, el epicentro de esta polémica. 

El anterior director fue apartado por la Administración cuando se revelaron las acusaciones y seguirá fuera de su cargo mientras se lleva a cabo la investigación interna de los hechos, que podría derivar en una causa delictiva.

Asociaciones de veteranos han denunciado casos similares de encubrimiento de largas listas de espera en hospitales de otros seis estados

La oposición republicana está tratando de explotar al máximo este escándalo. La bancada mayoritaria en la Cámara de Representantes llevará el miércoles a votación en el pleno una propuesta de legislación para otorgar al secretario de Veteranos mayor autoridad para despedir y apartar a altos cargos del departamento y sus centros médicos. 

Para los conservadores, la dimisión el viernes del subsecretario de Salud del Departamento de Veteranos, Robert Petzel, es un paso insuficiente pues ya tenía previsto jubilarse a lo largo de este año.

Los republicanos están centrando buena parte de su ofensiva en el rol de Shinseki y Obama. El futuro del secretario de Veteranos, en el cargo desde 2009 y que sirvió 38 años en el Ejército, incluida la Guerra de Vietnam, se podría tambalear si no consigue demostrar en las próximas semanas que realmente desconocía la, aparentemente extendida, práctica de encubrimientos.

Desde el entorno de Obama también se ha apuntado que el presidente solo conoció estas acusaciones cuando se destaparon a finales de abril. 

Pero, en cualquier caso, esta falta de conocimiento también deja en mal lugar al presidente, que en 2008 como candidato denunció los retrasos en la atención médica a los veteranos y prometió acabar con ellos cuando accediera a la Casa Blanca. Ahora, Obama intenta tomar las riendas de la gestión del escándalo.

EL PAIS

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