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¿Será posible que la crisis mundial se rompa en Europa del Este?


El destacado economista estadounidense y Premio Nobel, Joseph Stiglitz, en la columna de autor de la edición Project Syndicate declaró que las previsiones más sombrías sobre el estancamiento prolongado o hasta eterno y la caída del nivel de vida de los habitantes de EEUU y Europa pueden llegar a ser una realidad por los errores de los gobiernos.

Cabe destacar que semejantes pronósticos apocalípticos a menudo persiguen objetivos bien concretos: posicionar al autor como el mejor experto en tales o cuales cuestiones y, a la vez, librarlo de toda responsabilidad por los posibles errores propios, anteriores y futuros. El experto ruso de Relaciones Internacionales, Nikolái Kavéshnikov, dice:

–A veces los acusadores deben escuchar atentamente lo que ellos mismos dicen. Por una parte, si el presupuesto público soporta la carga de una gran deuda hay que recortar los gastos. Por otra parte, semejante política socava objetivamente el futuro crecimiento económico. Claro que a sus partidarios les gusta razonar de la siguiente manera: que expire todo lo que tenga que expirar y después, con un presupuesto sano, empezaremos a formar uno nuevo.

Las previsiones de los analistas financieros deben ser enfocadas con mucho cuidado en virtud de otra circunstancia. El experto del Instituto de Europa de la Academia de Ciencias de Rusia, Vladislav Belov, indica que ellos con frecuencia persiguen determinados objetivos especulativos. El experto nos recuerda que esto mismo sucedió hace uno o dos años, cuando los especialistas evaluaban en casi el 90 % la salida de Grecia de la zona del euro:

–Las reflexiones de los analistas van en paralelo con las evaluaciones de las principales agencias de calificación de riesgos. A mi parecer, en todo esto hay cierta influencia especulativa sobre el mercado. Pienso que ahora habría que tener más cuidado con semejantes evaluaciones.

En vez de exagerar el papel de las tendencias globales negativas habría que contemplar con mayor atención la situación en tales o cuales países y regiones concretos, donde ya ahora procuran practicar su propia política macroeconómica, apartándose de las recetas de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional, que en buen grado parecen ser erróneas.

Entre tales regiones se deben incluir los países del Centro y Este de Europa. El Gabinete húngaro del primer ministro Viktor Orbán, a pesar de las protestas de la dirección de la Unión Europea, en los últimos meses tomó bajo riguroso control importantes aspectos sociales como las tarifas de los servicios públicos y la situación en el mercado energético local. Esto permitió no solo quitar la tirantez social, sino también bajar el nivel de inflación. “Hungría saldrá de la crisis, apoyándose en las reformas políticas y constitucionales, y acude a las próximas elecciones legislativas con una estabilidad hasta ahora no vista”. Así valora la situación en Hungría la edición francesa de Le Huffington Post.

Un enfrentamiento similar sobre los aspectos clave de la política socio-económica también se desarrolla en Rumania, donde la UE y el FMI acompañan la concesión de créditos anticrisis con demandas estrictamente rigurosas concernientes al aumento del fardo fiscal. Las autoridades del país tratan de ampliar para sí la “ventana de posibilidades” en el plano de la defensa del presupuesto público que ellos consideran más apropiado para las condiciones y demandas locales.

Tanto Hungría como Rumania presentan actualmente índices no malos sobre un aspecto tan importante para la Europa de nuestros días como el nivel de desempleo: son más bajos que en la UE y en la eurozona, e incluso en un país económicamente tan fuerte como Francia.

Es muy probable que precisamente en esa región, y no en China o en Japón, se rompa la ola de la crisis económica mundial.

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