Las relaciones entre Bolivia y EE.UU. vuelven a tensarse, después de que Washington haya suspendido el flujo de financiación al país andino tras la expulsión de la Agencia Internacional de EE.UU. para el Desarrollo (USAID, por sus siglas en inglés).
Recientemente el presidente boliviano Evo Morales evitó dialogar con el encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos, Larry Memmott, en un saludo protocolar al cuerpo diplomático en el país. Minutos después, el funcionario estadounidense anunció que su país no tiene planificado hacer aportes económicos a Bolivia en 2014.
"Nuestro apoyo económico [a Bolivia] siempre se ha entregado a través de Usaid, y a petición del Gobierno boliviano Usaid ya no opera en el país, así que el apoyo económico ya no es un tema entre los dos países", expresó el diplomático.
Con la salida de Usaid, muchos programas de desarrollo económico fueron cancelados y los más importantes fueron reduciendo su presupuesto hasta su total finalización.
"No necesitamos mendicidad", enfatizó por su parte Morales, tras afirmar que su Gobierno no se someterá a "chantajes" y que se exigirá más bien al país del norte que cumpla con sus compromisos.
Al mismo tiempo, exigió a Estados Unidos que colabore en la lucha contra el narcotráfico, no como una forma de cooperación, sino como parte de responsabilidad.
"Si hablamos de la lucha contra el narcotráfico, ellos, por convenios internacionales, tienen la obligación, dentro de la responsabilidad compartida, [tienen que] aportar en la lucha contra el narcotráfico, eso no es ninguna ayuda", dijo el mandatario andino.
El analista político Mario Espinoza comenta a RT que la medida tomada por Washington no perjudicará significativamente a la economía boliviana.
"Antes se dependía mucho de la ayuda norteamericana que llegaba en forma de cooperación o en forma de lucha contra el narcotráfico, pero ahora un monto que se ha destinado en los últimos años como 40 millones de dólares no va a afectar en absoluto a la economía", opina.
La relación entre Bolivia y EE.UU. se deterioró en 2008, cuando Evo Morales expulsó de Bolivia al embajador estadounidense Philip Goldberg acusándolo de injerencia.
Dos meses después suspendió la actividad de la DEA (su agencia antidroga) y en mayo del año pasado expulsó a Usaid y a la NAS (la División de Asuntos Antinarcóticos de la Embajada de EE.UU.).