¿Quién liberó la 'fábrica de la muerte' de Auschwitz?

¿Quién liberó la 'fábrica de la muerte' de Auschwitz?

Asteriscos de un posible default del principal deudor del mundo

Por.: Néstor Avendaño
 
Las negociaciones en Estados Unidos para elevar el techo de la deuda volvieron a tensarse el sábado 12 de octubre, cuando faltan cinco días para que el país entre en zona de riesgo de default.

La Casa Blanca rechazó una propuesta de los republicanos en la Cámara de Representantes, mientras que un plan demócrata en el Senado para aumentar el techo de la deuda no alcanzó los votos suficientes para avanzar con la propuesta.
 
 Todos los republicanos votaron en contra.

Tras una corta sesión el sábado, los miembros de la Cámara de Representantes se fueron de fin de semana hasta el lunes por la noche.

Quien recuerde el colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008, sabe lo que significa un desastre financiero global:

El mercado de capitales de Estados Unidos perdió casi la mitad de su valor en cinco meses que siguieron a la caída de Lehman.

Estados Unidos pasó por su peor recesión desde la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado.

La tasa de desempleo alcanzó el 10%, el nivel más alto en tres décadas.

Se impidió una nueva depresión con la intervención de la Fed, sin precedentes, que inyectó 3 billones de dólares en el sistema financiero, y el Tesoro suministró 300 mil millones de dólares a los bancos.

La deuda de gobierno de los Estados Unidos de 16.7 billones de dólares.

Cerca de la mitad de la deuda de Estados Unidos está en manos de gobiernos, bancos e inversores extranjeros.

China es el tercer tenedor de deuda de Estados Unidos, con 1.27 billones de dólares hasta julio de 2013, según datos del Tesoro. Le sigue Japón, con 1.1 billones de dólares.

Del total de la deuda del gobierno de Estados Unidos, 11.9 billones de dólares corresponden a inversionistas.

Lo adeudado a los inversionistas es 23 veces de lo que Lehman debía, 517 mil millones de dólares, cuando se presentó en quiebra el 15 de septiembre de 2008.

Mientras los políticos estadounidenses se enfrentan por el techo del endeudamiento, saltar al abismo sería una catástrofe.

Un default del gobierno de Estados Unidos será una calamidad económica nunca vista. 
 
¿Por qué?

Devastará las bolsas de Brasil a Suiza, de Suiza a Tokyo.

Detendrá el mecanismo de préstamos de cinco billones de dólares para inversores que confían en los bonos del Tesoro de Estados Unidos

Hará estallar los costos de endeudamiento para miles de millones de personas y empresas

Arrasará al dólar y cuestionaría su valor como moneda de reserva mundial.

Hundirá a Estados Unidos y a las economías del mundo en una recesión que podría convertirse en depresión.

Un apocalipsis financiero: se activarían ciertos gatillos legales que podrían transmitir el default a otros mercados.

Socavaría el papel de Estados Unidos en la economía mundial.

La deuda de Estados Unidos sería reclasificada como un activo en default, forzando posiblemente a las instituciones financieras a vender sus bonos de Estados Unidos y a buscar otras formas de inversiones colaterales.

Sería malo tanto para la posibilidad de afrontar gastos como para la confianza de los consumidores.

Los políticos estadounidenses deberían dejar de usar el límite de deuda como arma en sus debates políticos.

En 2011, la última vez que el Congreso se trabó por una ampliación del techo de deuda, aumentaron las tasas mientras los fondos del mercado de dinero se retiraban. 
 
Mucho de lo que pasa tiene que ver con el miedo a lo desconocido.

Estados Unidos no entró ese año en default. 
 
Los republicanos y los demócratas alcanzaron un acuerdo de último minuto para elevar el techo de la deuda.
 
 Pero la situación dañó la confianza de los consumidores y les costó a los mercados mundiales más de 6 billones de dólares.

De suceder, el default podría ser calificado de “técnico”, porque sería el resultado de un fracaso del gobierno para acordar el pago, y no de una incapacidad.
 
 Pero esa distinción no es más que un esfuerzo por quitarle importancia al peligro de un default. Técnico o no, un default es un default.

Las deudas soberanas siempre tienen que ver con la voluntad de pagar, porque la mayoría de los gobiernos pueden imprimir dinero para efectuar pagos.

La gente siempre se volcó a los bonos del Tesoro en busca de seguridad, pero ¿qué pasará cuando sepan que ya no son seguros?
 
 Los mercados financieros se basan en la confianza.
 
 Si la confianza se ve amenazada, ocurre el desastre.

Aunque los precios de los bonos del Tesoro no se vean afectados por el default, el daño en otros mercados sería devastador. 
 
Las acciones norteamericanas cayeron un 7% en un día cuando el Congreso rechazó el paquete de rescate de los bancos del gobierno en 2008, antes de aprobarlo unos días después.

Mientras que un default de corta duración podría arreglarse sin grandes daños para la economía global, trazar la línea entre largo y corto no es fácil. 
 
Si uno deja de pagar los intereses durante unas horas, los mercados seguramente lo dejarán pasar y te perdonarán. 
 
Si uno deja de pagar dos días, cuatro o seis, la historia es distinta. 
 
Es muy difícil hacer ciencia exacta con esto.

Christine Lagarde, directora del FMI: “Nosotros no adoptamos puntos de vista políticos, pero al ver los precios de la Bolsa y de los bonos vemos que no está ayudando a la economía de Estados Unidos tener esta incertidumbre y esta forma de lidiar con los asuntos fiscales y de deuda”.

Los países miembros del G20: “Estados Unidos debe tomar acciones urgentes para resolver la incertidumbre fiscal de corto plazo”.

Jack Lew, secretario del Tesoro de Estados Unidos: “Estados Unidos es el ancla del sistema financiero internacional”.

Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial: “Estamos a cinco días de un momento muy peligroso”. 
 
Si tiene lugar un default de pagos de Estados Unidos, “podría constituir un acontecimiento desastroso para los países en vías de desarrollo, y también será muy perjudicial para las economías desarrolladas”.

Barack Obama, presidente de Estados Unidos:
 
 “No sería inteligente, como algunos lo anuncian, postergar por dos meses el techo de la deuda y coquetear con el primer default intencional en medio de la temporada comercial de Navidad”.

Paul Krugman, profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de 2008: 
 
¿Hay alguna otra opción? 
 
Muchos expertos legales piensan que el presidente debería simplemente desafiar al Congreso e ignorar el techo de endeudamiento. 
 
¿No sería eso infringir la ley? 
 
Tal vez … Pero no cumplir con las obligaciones federales también es infringir la ley. 
 
Y si los republicanos de la Cámara baja están empujando al presidente a una situación en la que infringirá la ley haga lo que haga, ¿por qué no elegir la opción que sea menos perjudicial para Estados Unidos?
 

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