Pablo Gonzalez

La mafia Salinas celebra la impunidad en México, un país pisoteado por ellos


A pesar de ostentar fortunas que hasta hoy Raúl Salinas de Gortari no ha sido capaz de justificar, la justicia mexicana absuelve, ridículamente, a este personaje de crímenes que ante los ojos de los mexicanos siguen vigentes y dolorosos.

El pasado de Raúl Salinas de Gortari, hermano del ex presidente de México, Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), está plagado de irregularidades, además de haber protagonizado lamentables y vergonzosos capítulos en la historia de México. 
 
Entre otras, cuando este fue Director General de Liconsa –organismo que distribuye leche en polvo para comunidades con desnutrición–, adquirió junto con el Director General de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Consaupo), José Ernesto Costemalle, 45 mil toneladas de leche contaminada de radiación nuclear, provenientes de la compañía irlandesa Irish Dairy Borrad, luego de la explosión de Chernobill.

Respecto a este tema, el vicealmirante Manuel Rodríguez Gordillo, de la tercera Zona Naval de Veracruz, al observar que sus soldados enfermaban después de consumir la leche de Conasupo, llevó muestras al laboratorio de Laguna Verde, donde se detectó la contaminación nuclear. Esto provocó cáncer de tiroides y afectaciones a bebés y mujeres embarazadas, un crimen que hasta la fecha sigue impune.


Múltiples absoluciones

Desde 1994 Raúl Salinas de Gortari enfrentó los cargos por el asesinato de su ex cuñado y ex gobernador de Guerrero, José Francisco Ruiz Masseiu. En 1999 fue declarado culpable y sentenciado a 50 años de prisión por ser considerado el autor intelectual del homicidio, pero posteriormente en el 2005, fue declarado inocente por los magistrados José Nieves Luna Castro, Adalid Ambriz Landa y Manuel Baraibar Constantino.

En 1994 su esposa, Paulina Castañón, fue detenida en Suiza cuando intentaba retirar dinero de diversas cuentas bancarias, esta detención derivó en la detección de una fortuna de más de 160 millones de dólares, mismos que el gobierno suizo congeló. Salinas fue acusado de lavado de dinero por esta cantidad, producto del narcotráfico, pero posteriormente fue declarado inocente, aunque jamás pudo justificar de dónde provenían los recursos.

En 1996 enfrentó otra denuncia por la muerte del diputado Manuel Muñoz Rochal, acusación que también sería disuelta por supuesta faltas de pruebas. En el 2005, Raúl Salinas de Gortari obtuvo su libertad después de permanecer diez años preso, y sus cuentas bancarias de Suiza fueron descongeladas.

Curiosamente cuando salió de la cárcel acudió al noticiero de la empresa Televisa –la televisora más grande del país–, para agradecer al conductor Joaquín López Dóriga por un reportaje que aportó pruebas para su liberación, pues en el trabajo periodístico fue exhibido el caso de Fernando Rodríguez a quien supuestamente le pagaron 50 mil dólares para que declarara en contra de Raúl Salinas.

La última absolución

Después de 16 años de litigio, el día de hoy se determinó que Raúl Salinas de Gortari no es culpable de enriquecimiento ilícito –a pesar de contar con 41 propiedades alrededor del país, cuyo origen no pudo justificar cuando era servidor de Conasupo. Por lo anterior, le serán devueltos 24 inmuebles.
 
 Por si fuera poco, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), deberá descongelar seis cuentas bancarias e igual número de cuentas de cheques a su nombre. Hoy, aún sigue sin justificarse el origen de su fortuna y los cargos fueron absueltos.


La llegada de Peña Nieto: la culminación de la fiesta para los Salinas

Hace algunos meses, en la celebración de la boda del hijo del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, este se mostraba sonriente. El evento fue calificado en las revistas sociales como la “boda del año”. Y aunque en su momento, cuando fue detenido su hermano Raúl Salinas de Gortari, Carlos se auto-exilió en Irlanda-, ambos hermanos hoy los dos viven en México, celebran ‘la vida’ y disfrutan de sus cuentas bancarias.

Con la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia –conocido como el “bebesaurio”, por su afinidad a los más antiguos, poderosos y cuestionables miembros del Partido Revolucionario Institucional (PRI)-, diversos críticos advertían buenos tiempos para la familia Salinas. Y a juzgar por la reciente noticia, parece que no se equivocaban.

A pesar de que ninguno de los crímenes por los que fue increpado Raúl Salinas ha sido esclarecido, y que su fortuna rebasan cualquier cálculo sustentado en posibles operaciones lícitas, la justicia mexicana vuelve a privilegiar la impunidad –incluso a pesar de que la exoneración se percibe como una ofensa masiva, y que sin duda en algo repercuitrá a la imagen del actual gobierno y a su lucha por legitimarse.

Hace unas semanas, la revista digital Sin Embargo, publicó el reportaje “La Otra Vida Social de los Salinas”, una pequeña muestra de cómo vivía la familia de Raúl Salinas cuando su hermano gobernaba. Viajes a Zimbabue y Tanzania para cazar leones, búfalos y elefantes, transportándose en el avión presidencial, y protegidos con miembros del Estado Mayor, son solo algunos de los excesos reclutados en este trabajo periodístico.

El cinismo con que estos personajes de la política llevan su vida personal es una muestra de la misma desfachatez con que opera nuestra justicia, la cual no responde a las más básicas de sus obligaciones, dificultando que las generaciones actuales tengan razones para creer en su país.

En fin, mientras la familia Salinas celebra, los mexicanos nos sumergimos, una vez más, en la vergüenza.

Twitter del autor: @anapauladelatd

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