Pablo Gonzalez

Vaticano no responde hace 15 años a las Naciones Unidas sobre Derechos del Niño


Esta semana en Ginebra, el Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño está escuchando un testimonio a puerta cerrada sobre el cumplimiento oficial del catolicismo con la Convención del 1989 sobre los Derechos del Niño. 

Uno de cerca de 200 signatorios de la convención, la Santa Sede (el nombre formal del Estado del Vaticano) tiene quince años de retraso en la entrega de un informe que describa si ha actuado para "proteger al niño contra toda forma de violencia física o mental", como exige la convención. 
Las víctimas de curas sexualmente abusivos, sus defensores, varios Gran Jurados estadounidenses, los investigadores del gobierno irlandés y sus homólogos de otros países han entregado numerosas pruebas de que no es así.

El escándalo internacional de décadas de abuso sexual y encubrimiento por las autoridades superiores eclesiásticas es tan familiar que por ahora se requiere poco recuento. 
Es suficiente decir que miles de sacerdotes han sido juzgados creíblemente, acusados por la propia iglesia, que ha pagado miles de millones de dólares para resolver las demandas judiciales interpuestas por las víctimas. 
En Estados Unidos, alrededor de quinientos sacerdotes han sido condenados por delitos contra los niños. 
En Irlanda, el escándalo es tan grande que se ha roto el vínculo, históricamente estrecho, entre el estado y la iglesia.
 En Australia el parlamento ha comenzado una amplia investigación sobre los crímenes sexuales cometidos por el clero católico, el cardenal George Pell de Sydney recientemente los calificó como "un generalizado desorden terrible."

Un problema global, el desastre ha eludido a muchos esfuerzos para limpiarlo, en parta a causa de la situación extraña de la iglesia.
 Repartidas por todo el mundo, y dirigidas por una jerarquía de arriba hacia abajo, que se compone de miles de entidades corporativas, desde las parroquias individuales al banco del Vaticano. 
Al ser demandado por las víctimas de abuso infantil, funcionarios de la iglesia prefieren que la institución sea tratada como una entidad local, lo que significa que las autoridades superiores y la fortuna más grande poseída por varias burocracias católicas están protegidas. 
Sin embargo, los obispos acusados de encubrimiento, a veces han encontrado conveniente señalar a las autoridades en la lejana Roma, trasladando la carga moral a ellos cuando parece que los sacerdotes abusadores tenían permiso, o incluido ayudados a evadir la responsabilidad de sus actos. (De hecho, el Vaticano por lo general tiene la última palabra sobre la repuesta institucional a las demandas contra los sacerdotes.)

Para complicar más las cosas, la iglesia católica se ha beneficiado mucho del hecho de que entre las religiones del mundo es la única que goza de la protección legal - incluyendo la inmunidad diplomática - que ofrece a las naciones más comunes.
 La soberanía le ha permitido a las autoridades católicas a escapar la procesamiento y demandas civiles relacionadas con el abuso sexual. También ha permitido la transferencia de los documentos sensibles, de un país a otro, a través de los envíos diplomáticos cerrados y inviolables.

Fue reconocido por primera vez en un tratado con la Italia de Mussolini, el estado que es la Santa Sede puede reclamar muy pocos ciudadanos y residentes y su territorio soberano se limita a las pocas hectáreas que componen el Vaticano.
 No obstante, mantiene un papel importante en los asuntos mundiales. En este escenario donde tanto la Iglesia Católica y el Estado del Vaticano están bajo intensa presión. Dos años atrás las víctimas de los sacerdotes abusadores solicitaron a la Corte Penal Internacional que abriera una investigación sobre el problema mundial de abusos sexuales del clero.
 Esta solicitud fue denegada recientemente. Sin embargo, las deliberaciones del Comité Internaciones de la Niñez ofrece un nuevo foro para el mundo a considerar el patrón de crimen y encubrimiento.

Los defensores estadounidenses que han sido invitados a testificar en Ginebra son Barbara Blaine y David Clohessy se la Red de Sobrevivientes de los Abusos por Sacerdotes (SNAP por sus siglas en inglés), que es la más grande y más antigua organización de apoyo a víctimas de abusos sexuales por parte del claro. 
Es un informe escrito al comité desarrollado en colaboración con el Centro para los Derechos Constitucionales, ubicado en Nueva York, el SNAP se refiere a los miles de casos de abuso que involucran hasta 100,000 víctimas en todo el mundo. Blaine y Clohessy pueden dar testimonio del cuadro persistente de retraso y evasión encontrado cuando las acusaciones salen a la luz. 
En las diócesis alrededor del mundo, el libro de instrucciones llama a transferir a sacerdotes acusados, negociaciones a puerta cerrada con las víctimas y los padres, y acuerdos secretos. Otras respuestas, vistas alrededor del mundo, has incluido medidas agresivas para evitar a las autoridades civiles y la destrucción de documentos comprometedores.

Los dos estadounidenses también pueden decirle al comité que a pesar de las afirmaciones oficiales de que la iglesia ha reformado sus prácticas, nuevas acusaciones de abuso y encubrimiento surgen con frecuencia. 
En el 2011 un gran jurado en Filadelfia informó que años después que supuestas reformas, decenas de violadores creíblemente acusados permanecieron en el ministerio. 
Los hechos presentados en el Informe Philadelphia, primero impugnaban pero más tarde confirmado por funcionarios de la iglesia, son consistentes con los casos más recientes en Newark, Nueva Jersey y Australia.

Finalmente, Clohessy y Blaine pueden explicar, en términos claros, por qué una organización que supervisa miles de violadores puede ser cómplice de lo que equivale a crímenes contra la humanidad. 
Aunque algunos de los funcionarios de la iglesia, y sus defensores minimizan la naturaleza de estos ataques - usando términos como "tocando" y "manoseando" -- muchos implican actos de violación y todos constituyen profundas violaciones de la integridad física, emocional y espiritual de los niños. 
Parecido al incesto --sacerdotes son llamados "padre"-- el abuso sexual infantil puede ser un factor importante en problemas con el abuso de sustancias controladas, depresión, aislamiento social, y más, de por vida.

La destrucción causado por los abusos de niños cometidos por miembros del clero ha sido identificado. Hasta ahora, los que están en los niveles más altos de la jerarquía han evadido la responsabilidad, a pesar de que son las autoridades definitivas de la iglesia institucional.
 Con la firma de permanecer a la convención sobre los derechos del niño, la Santa Sede ejerce su prerrogativa como un Estado-nación. 
En la búsqueda de la verdad sobre la respuesta del Vaticano a los abusos de menores cometidos por sacerdotes, las Naciones Unidas tienen la oportunidad de hacer a la Santa Sede responsable antes las normas aceptadas por todos los firmantes.

Fuente: http://www.huffingtonpost.com/michael-dantonio/holy-see-united-nations_b_3460929.html

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Traducción

Wecky Cestero Jr.

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