El general, que el jueves había rechazado ser responsable de genocidio, fue condenado a 50 años de prisión. "Los juzgadores estamos totalmente convencidos de la intención de producir la destrucción de la etnia ixil", pronunció la jueza Yassmín Barrios, un minuto antes de las 5 de la tarde.
Ríos Montt también fue condenado a 30 años por delitos contra la humanidad, mientras que su ex jefe de Inteligencia fue absuelto.
Ciudad de Guatemala, GUATEMALA. A las 4:58 p.m., la voz de la jueza Yassmín Barrios, presidenta del tribunal que enjuició al hombre de 86 años que gobernó Guatemala hace 30, se diluyó progresivamente al leer la parte final de la sentencia:
Ciudad de Guatemala, GUATEMALA. A las 4:58 p.m., la voz de la jueza Yassmín Barrios, presidenta del tribunal que enjuició al hombre de 86 años que gobernó Guatemala hace 30, se diluyó progresivamente al leer la parte final de la sentencia:
"El acusado, José Efraín Ríos Montt, es responsable como autor del delito de genocidio...", pronunció, y de inmediato la sala de audiencias estalló en una atronadora mezcla de aplausos, gritos y llantos. "Por tal delito, se le condena a 50 años de prisión inconmutables", agregó.
De esta manera Latinoamérica llenó una nueva página en su historia, porque este 10 de mayo la región conoció al primer exdictador latinoamericano condenado por genocidio, después de un accidentado juicio en el que la tenacidad y valentía de los jueces y de la fiscal Claudia Paz y Paz lograron vencer las presiones dirigidas a evitar una sentencia o incluso a anular el proceso.
Ríos Montt encabezó un corto pero duro régimen entre 1982 y 1983, durante el cual se perpetraron las peores masacres de indígenas, en la época más violenta de los 36 años de guerra civil guatemalteca.
Después de la lectura de la sentencia, que duró una hora, la sala cayó en un caos que llevó a temer a Barrios la huida de Ríos Montt.
De esta manera Latinoamérica llenó una nueva página en su historia, porque este 10 de mayo la región conoció al primer exdictador latinoamericano condenado por genocidio, después de un accidentado juicio en el que la tenacidad y valentía de los jueces y de la fiscal Claudia Paz y Paz lograron vencer las presiones dirigidas a evitar una sentencia o incluso a anular el proceso.
Ríos Montt encabezó un corto pero duro régimen entre 1982 y 1983, durante el cual se perpetraron las peores masacres de indígenas, en la época más violenta de los 36 años de guerra civil guatemalteca.
Después de la lectura de la sentencia, que duró una hora, la sala cayó en un caos que llevó a temer a Barrios la huida de Ríos Montt.
"Ordeno a los agentes de la Policía que custodien las tres salidas de la sala", dijo en un momento, después de haber advertido, reiteradas veces, que el condenado no podía retirarse del lugar, pues tenía que esperar a que llegara el equipo encargado de llevarlo directamente a prisión, tal como dictó la sentencia.
"Señores abogados, si ustedes quieren retirarse, pueden hacerlo, pero el señor Ríos Montt tiene que permanecer acá", dijo.
El general retirado fue condenado a 50 años de cárcel por el delito de genocidio contra la etnia maya ixil, y a 30 años más por delitos contra la humanidad.
El general retirado fue condenado a 50 años de cárcel por el delito de genocidio contra la etnia maya ixil, y a 30 años más por delitos contra la humanidad.
El otro militar en retiro que fue juzgado paralelamente, José Mauricio Rodríguez Sánchez, ex jefe de Inteligencia del ejército en aquellos días, fue absuelto.
"Los juzgadores estamos totalmente convencidos de la intención de producir la destrucción física del grupo ixil", pronunció Barrios a las 4:45 p.m., después de hacer alusión a los planes militares Victoria 82, Firmeza 83 y Gloria.
"Los juzgadores estamos totalmente convencidos de la intención de producir la destrucción física del grupo ixil", pronunció Barrios a las 4:45 p.m., después de hacer alusión a los planes militares Victoria 82, Firmeza 83 y Gloria.
En ellos, según dijo, quedaba clara la pretensión de exterminar a los indígenas. Transcurridos unos 10 minutos, la jueza describía una escena que quizás nunca pudieron concebir los guatemaltecos: "Se ordena la inmediata detención del acusado, José Efraín Ríos Montt, ordenando su ingreso directamente a prisión".
En ese momento la sala estalló en aplausos por primera vez, y la jueza tuvo que aclarar que aún no terminaba su intervención. Más tarde, las imágenes de un Ríos Montt esposado daban la vuelta al mundo.
30 años después de haber gobernado con mano de hierro, el anciano general empezó a ser juzgado el 19 de marzo y este viernes fue sentenciado a 80 años de prisión -50 por genocidio y 30 por otros crímenes de lesa humanidad- por un tribunal que lo responsabilizó de la matanza de 1,771 indígenas mayas ixiles en el departamento de Quiché (norte) durante su gobierno de facto (1982-1983).
Un tanto robusto, de estatura baja (menos de 1.70 metros), Ríos Montt siempre se presentó a las audiencias con impecable traje formal oscuro, su bigote bien recortado y gel en su cabello cano. Usa anteojos y durante todo el juicio unos audífonos para escuchar mejor, pero pese a su edad no tiene mayores problemas de salud.
"No soy genocida (...) Nunca autoricé, nunca firmé, nunca ordené que se atentara contra una raza, una etnia o una religión. ¡Nunca lo hice!", dijo el jueves Ríos Montt, en el banquillo de los acusados, con su voz áspera y firme, al declarar inocencia en víspera de que se emitiera la sentencia.
En el marco de las operaciones contrainsurgentes, su régimen ejecutó la política de "tierra arrasada" sobre poblaciones indígenas del norte y noroeste del país, a las que acusaba de apoyar a la guerrilla.
Un informe de la ONU de 1999, presentado por la Fiscalía en el proceso contra Ríos Montt, documentó 626 masacres -500 en aldeas arrasadas- consignó que hubo "genocidio" y precisó que entre 1978 y 1984 ocurrió el 91% de las violaciones de derechos humanos de la guerra (1960-1996), que dejó 200,000 muertos y desaparecidos.
Con la biblia y la metralleta
Nacido el 16 de junio de 1926 en Huehuetenango, departamento fronterizo con México, Ríos Montt ingresó a los 18 años al ejército como policía militar, y a los 20 a la Escuela Politécnica para iniciar su carrera de oficial, hasta llegar a general.
Incursionó en política en 1973 como candidato presidencial de una coalición de centro-izquierda que luego giró radicalmente a la derecha. Según las crónicas de la época ganó esos comicios, pero un fraude dio el triunfo al general Kjell Eugenio Laugerud.
En premio de consuelo fue enviado a España como agregado militar de 1974 a 1977. De familia fervientemente católica -su hermano Mario Ríos Montt es obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala- renunció al catolicismo al regresar al país y hasta fue pastor de una iglesia protestante.
Fanático evangélico, siempre mencionaba a Dios en sus discursos y mensajes televisivos dominicales vistiendo un traje militar verde, marcadamente moralistas, mientras en el país imperaba la sistemática violación de derechos humanos.
En una ocasión afirmó que el "buen cristiano" era quien se desenvolvía "con la Biblia y la metralleta".
Llegó al poder el 23 de marzo de 1982 al dar un golpe de Estado contra el general -ya fallecido- Romeo Lucas García (1978-1982) antes de que éste entregara la presidencia al general Ángel Aníbal Guevara.
Pero su ministro de Defensa, Óscar Mejía Víctores, le dio a su vez un golpe de Estado el 8 de agosto de 1983 y convocó elecciones en 1985.
En 1989, Ríos Montt fundó el derechista Frente Republicano Guatemalteco (FRG), que llegó a la presidencia diez años después con Alfonso Portillo (2000-2004), hoy preso por corrupción y pedido en extradición por Estados Unidos por lavado de dinero.
Con el FRG, Ríos Montt fue diputado en tres legislaturas de 1994 a 2003, pero su mayor anhelo era volver a gobernar.
Aunque le está prohibido a los golpistas aspirar a la presidencia guatemalteca, fue candidato en 2003, pero quedó en tercer lugar.
En 2008 volvió a la política y ocupó una banca en el Congreso hasta el periodo que concluyó el 14 de enero de 2012. Doce días después, ya sin inmunidad parlamentaria, fue puesto bajo arresto domiciliario acusado de genocidio.
Los tribunales le rechazaron a Ríos Montt peticiones de amnistía por tratarse de genocidio, y dieron vía al juicio.
Sobre Ríos Montt también hay otra demanda por genocidio interpuesta en 2011 por la masacre de 201 campesinos de la aldea Dos Erres (norte).
Es padre de dos hijos, Enrique, un general retirado y ex subjefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional, y Zury, ex diputada y esposa del senador estadounidense republicano por el estado de Illinois, Jerry Weller.
En ese momento la sala estalló en aplausos por primera vez, y la jueza tuvo que aclarar que aún no terminaba su intervención. Más tarde, las imágenes de un Ríos Montt esposado daban la vuelta al mundo.
30 años después de haber gobernado con mano de hierro, el anciano general empezó a ser juzgado el 19 de marzo y este viernes fue sentenciado a 80 años de prisión -50 por genocidio y 30 por otros crímenes de lesa humanidad- por un tribunal que lo responsabilizó de la matanza de 1,771 indígenas mayas ixiles en el departamento de Quiché (norte) durante su gobierno de facto (1982-1983).
Un tanto robusto, de estatura baja (menos de 1.70 metros), Ríos Montt siempre se presentó a las audiencias con impecable traje formal oscuro, su bigote bien recortado y gel en su cabello cano. Usa anteojos y durante todo el juicio unos audífonos para escuchar mejor, pero pese a su edad no tiene mayores problemas de salud.
"No soy genocida (...) Nunca autoricé, nunca firmé, nunca ordené que se atentara contra una raza, una etnia o una religión. ¡Nunca lo hice!", dijo el jueves Ríos Montt, en el banquillo de los acusados, con su voz áspera y firme, al declarar inocencia en víspera de que se emitiera la sentencia.
En el marco de las operaciones contrainsurgentes, su régimen ejecutó la política de "tierra arrasada" sobre poblaciones indígenas del norte y noroeste del país, a las que acusaba de apoyar a la guerrilla.
Un informe de la ONU de 1999, presentado por la Fiscalía en el proceso contra Ríos Montt, documentó 626 masacres -500 en aldeas arrasadas- consignó que hubo "genocidio" y precisó que entre 1978 y 1984 ocurrió el 91% de las violaciones de derechos humanos de la guerra (1960-1996), que dejó 200,000 muertos y desaparecidos.
Con la biblia y la metralleta
Nacido el 16 de junio de 1926 en Huehuetenango, departamento fronterizo con México, Ríos Montt ingresó a los 18 años al ejército como policía militar, y a los 20 a la Escuela Politécnica para iniciar su carrera de oficial, hasta llegar a general.
Incursionó en política en 1973 como candidato presidencial de una coalición de centro-izquierda que luego giró radicalmente a la derecha. Según las crónicas de la época ganó esos comicios, pero un fraude dio el triunfo al general Kjell Eugenio Laugerud.
En premio de consuelo fue enviado a España como agregado militar de 1974 a 1977. De familia fervientemente católica -su hermano Mario Ríos Montt es obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala- renunció al catolicismo al regresar al país y hasta fue pastor de una iglesia protestante.
Fanático evangélico, siempre mencionaba a Dios en sus discursos y mensajes televisivos dominicales vistiendo un traje militar verde, marcadamente moralistas, mientras en el país imperaba la sistemática violación de derechos humanos.
En una ocasión afirmó que el "buen cristiano" era quien se desenvolvía "con la Biblia y la metralleta".
Llegó al poder el 23 de marzo de 1982 al dar un golpe de Estado contra el general -ya fallecido- Romeo Lucas García (1978-1982) antes de que éste entregara la presidencia al general Ángel Aníbal Guevara.
Pero su ministro de Defensa, Óscar Mejía Víctores, le dio a su vez un golpe de Estado el 8 de agosto de 1983 y convocó elecciones en 1985.
En 1989, Ríos Montt fundó el derechista Frente Republicano Guatemalteco (FRG), que llegó a la presidencia diez años después con Alfonso Portillo (2000-2004), hoy preso por corrupción y pedido en extradición por Estados Unidos por lavado de dinero.
Con el FRG, Ríos Montt fue diputado en tres legislaturas de 1994 a 2003, pero su mayor anhelo era volver a gobernar.
Aunque le está prohibido a los golpistas aspirar a la presidencia guatemalteca, fue candidato en 2003, pero quedó en tercer lugar.
En 2008 volvió a la política y ocupó una banca en el Congreso hasta el periodo que concluyó el 14 de enero de 2012. Doce días después, ya sin inmunidad parlamentaria, fue puesto bajo arresto domiciliario acusado de genocidio.
Los tribunales le rechazaron a Ríos Montt peticiones de amnistía por tratarse de genocidio, y dieron vía al juicio.
Sobre Ríos Montt también hay otra demanda por genocidio interpuesta en 2011 por la masacre de 201 campesinos de la aldea Dos Erres (norte).
Es padre de dos hijos, Enrique, un general retirado y ex subjefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional, y Zury, ex diputada y esposa del senador estadounidense republicano por el estado de Illinois, Jerry Weller.