Hugo Chávez se apoderó de la escena internacional más que cualquier otro líder en la historia reciente de América Latina, visualizando un mundo basado en relaciones equitativas entre las naciones y los pueblos.
Su ascenso a la prominencia en el hemisferio comenzó en la Tercera Cumbre de las Américas, en abril de 2001 en Québec, Canadá, cuando el recientemente elegido George W. Bush intentó imponer el Area de Libre Comercio de las Américas, que se extendería desde el Círculo Polar Artico a Tierra del Fuego, en América del Sur.
Yo estaba allí y vi por primera vez a Chávez, cuya personalidad cálida y carismática hacía agudo contraste con el relamido y arrogante comportamiento de Bush.
De los 34 jefes de Estado que asistieron, solamente Chávez rehusó suscribir la declaración de la Cumbre, que llamaba a la materialización de la zona de libre comercio en 2005.
La posición de Chávez coincidió con más de 50 mil manifestantes en Ottawa, que protestaban ante el devastador impacto de los tratados de libre comercio y la política económica que los hundía: el neoliberalismo.
No contento con oponerse simplemente a las políticas comerciales de EE.UU. y al neoliberalismo, Chávez estuvo en una reunión de los países del Caribe llamado por “la integración económica, social, política y cultural de los pueblos de América Latina y el Caribe”.
En 2004, Venezuela y Cuba plantearon el Alba, Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, para impulsar el “comercio correcto” y no el libre comercio. Bolivia se unió en 2006 y más tarde Nicaragua, Ecuador y cinco países del Caribe.
Los objetivos del Alba son casi diametralmente opuestos a los acuerdos de libre comercio, ya que promueven el comercio sobre el principio de solidaridad, en vez de la competencia, con centro en el Estado en vez de una aproximación neoliberal hacia la integración.
El intercambio de personal médico cubano por petróleo venezolano fue uno de los primeros acuerdos alcanzado bajo el Alba.
También Cuba y Venezuela, en el Alba, han colaborado en proporcionar entrenamiento e instrumentos de alfabetización a los pueblos de otros países miembros de la Alianza, como Bolivia.
El concepto clave es llegar al comercio e intercambio de recursos en aquellas áreas en que cada país tiene fortalezas complementarias y hacerlo sobre la base de la equidad, en vez de que sea el mercado el que determina los precios.
Actualmente, el Alba es un significativo actor económico en la cuenca del Caribe.
A través del Alba, las naciones miembros han creado las así llamadas “empresas gran nacionales”, para la producción de medicinas y alimentos.
Al contrario de los proyectos de corporaciones transnacionales, esas empresas se basan en la atención a necesidades sociales, y no simplemente buscan lucro.
La red de televisión continental TeleSur y la compañía petrolera regional Petrocaribe, son ejemplos de estos proyectos supranacionales.
Alba también tiene un banco -con un capital inicial aportado con el 1% de las reservas monetarias- que hace préstamos a bajos intereses para el desarrollo agrícola e industrial de los países miembros.
Alba también ha sido una fuerza significativa en la política hemisférica.
Cuando los líderes del hemisferio se reunieron nuevamente en 2005 en la Cuarta Cumbre de las Américas, en Mar del Plata, con George W. Bush nuevamente presente, las naciones del Alba coordinadas con los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina y Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil, dieron un golpe de muerte a las esperanzas de EE.UU. de establecer el Area de Libre Comercio para las Américas.
La culminación de los sueños de Chávez para un continente libre del tutelaje de EE.UU. llegó en diciembre de 2011, en un cónclave histórico en Caracas.
Allí, todos los países del hemisferio, exceptuando EE.UU. y Canadá, acordaron constituir Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), en directo desafío a la Organización de Estados Americanos (OEA) promovida por EE.UU., que ha dominado los asuntos hemisféricos durante décadas.
Celac aspira a la eventual integración política y económica de la región, y ha adoptado un amplio y detallado plan de acción que contempla objetivos como el establecimiento de tarifas preferenciales de comercio, colaboración en energía y proyectos medioambientales, así como terminar con el analfabetismo en cada país en un plazo de tres años.
Tal vez el mayor legado de Chávez sea el reavivamiento del socialismo.
Más que cualquier otra persona, él se identifica con el concepto de socialismo del siglo XXI.
El 30 de enero de 2005 dirigió la quinta Reunión Anual del Foro Social, en Porto Alegre.
Yo estaba entre una multitud de quince mil personas en el estadio Gigantinho, cuando Chávez proclamó:
“Es imposible dentro de las estructuras del sistema capitalista resolver el problema de la pobreza de la mayoría de la población del mundo.
Debemos trascender el capitalismo.
Pero no debemos recurrir al capitalismo de Estado, que tiene la misma perversión, como ocurrió en la Unión Soviética.
Debemos buscar un socialismo como una tesis, un proyecto y un camino…
Un nuevo tipo de socialismo que sea humanista, que forme seres humanos y no máquinas, no un Estado a la cabeza de todo”.
El llamado de Chávez a construir un nuevo socialismo para el siglo XXI marcó un punto de giro en la historia progresista.
Antes de ese momento, incluso sectores de Izquierda creían que el colapso de la Unión Soviética había anunciado la muerte del socialismo.
Sin embargo, había un presidente que quería reivindicar la palabra “socialismo”, colocándola de nuevo en la agenda pública.
Aun más, esas no eran sólo palabras y aspiraciones de un solo hombre.
Chávez hizo suya la creciente conciencia anticapitalista de un democrático movimiento popular que desafiaba el neoliberalismo y la hegemonía norteamericana en la región.
El socialismo puede ser alcanzado en “democracia”, insistía Chávez, “pero no con el tipo de democracia que se impone desde Washington”.
Durante los últimos ocho años, Chávez y los venezolanos llegaron lejos en la construcción del socialismo en su país.
En 2005 Chávez comenzó a llamar a los ciudadanos para que formaran los concejos comunales.
La ley los define como “instancias de participación, articulación e integración entre las diversas comunidades -organizaciones de base, grupos sociales y ciudadanos- que permitan al pueblo organizado asumir directamente el manejo de las políticas públicas y los proyectos”.
A la fecha se han formado más de 40 mil concejos comunales.
Las cooperativas son también un modo muy importante de construir el socialismo desde abajo.
Muchas fábricas están ahora administradas por consejos de trabajadores, especialmente en las industrias del acero, aluminio y bauxita.
Los centros de distribución de alimentos también están controlados por trabajadores.
El camino al socialismo, sin embargo, está lleno de dificultades, especialmente cuando hay escasez e inflación en la economía.
En sus días finales, el propio Chávez reconoció que en modo alguno Venezuela había llegado ya a la utopía socialista.
A pesar de estos problemas, y contrariamente a la opinión de los críticos que difaman su “gobierno autoritario”, Hugo Chávez ha dejado un edificio político, social y económico que es capaz de llevar adelante la revolución.
Su sucesor, Nicolás Maduro, es un dirigente capaz, con experiencia sindical, que fue ministro de Relaciones Exteriores, hasta que llegó a ser vicepresidente.
Sorprenderá, como lo hizo Chávez, con su capacidad para conducir a Venezuela e impulsar con fuerza la lucha por el socialismo democrático y un mundo mejor.
ROGER BURBACH (*)
(*) Coautor con Michael Fox y Federico Fuentes de Transiciones turbulentas en América Latina: el futuro del socialismo del siglo XXI, recién publicado por Zed Books. El capítulo IV es “Socialismo del Siglo XXI en Venezuela”. Para adquirir el libro, vea sitio web: www.futuresocialism.org
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 777, 22 de marzo, 2013)
revistapuntofinal@movistar.cl
www.pf-memoriahistorica.org
www.puntofinal.cl
¡¡Suscríbase a PF!!
ROGER BURBACH (*)
(*) Coautor con Michael Fox y Federico Fuentes de Transiciones turbulentas en América Latina: el futuro del socialismo del siglo XXI, recién publicado por Zed Books. El capítulo IV es “Socialismo del Siglo XXI en Venezuela”. Para adquirir el libro, vea sitio web: www.futuresocialism.org
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 777, 22 de marzo, 2013)
revistapuntofinal@movistar.cl
www.pf-memoriahistorica.org
www.puntofinal.cl
¡¡Suscríbase a PF!!