Casi 30 años después de que un ex financista de la CIA fuera abatido por una vagabunda, nuevos antecedentes sugieren que en realidad fue sido asesinado intencionalmente por otros agentes.
Nicholas L. Deak era apodado el “James Bond del dinero” por el importante papel que ejerció en el clandestino mundo de operaciones encubiertas de la CIA, entre la Segunda Guerra Mundial y la década de 1980.
Tras la guerra, la CIA lo ayudó a fundar Deak-Perera, una compañía de fachada, para ayudarlo a desplazar dinero por el mundo y a financiar golpes de Estado armados y regímenes amistosos, todo ello aislando al gobierno estadounidense.
Deak, que tenía un doctorado en economía, también creó un banco y ofreció operaciones en moneda extranjera – incluyendo familias que de vez en cuando compraban bolsas de francos franceses y marcos alemanes.
Pero en 1985, cuando Deak y su secretaria fueron abatidos a escasa distancia por Lois Lang, su compañía estaba siendo investigada por lavar dinero y la CIA lo había abandonado.
Oficialmente, la vagabunda Lang actuó sola. Lang habría viajado 4.500 millas en bus y disparado a Deak con un revolver especial .38 en su oficina de New York, pero se dice que existirían más elementos detrás del crimen.
Salon.com reporta que la muerte ocurrió cuando Deak estaba siendo investigado por lavado de dinero y sentía que la CIA – que en algún momento había trabajado con él – se le había puesto en contra.
La compañía Deak-Perera también había sido obligada a declararse en bancarrota y una larga lista de gángsters, pandillas y jefes de carteles que tenían dinero ahorrado en la firma perdieron millones.
El reporte señala que Lang se reunió con dos gángsters argentinos – quizás conectados con los que perdieron su dinero – en Miami, poco antes de comprar el revólver que usó para matar a Deak. La vagabunda también habría tenido conexiones con uno, y posiblemente dos, psicólogos que estaban realizando investigaciones patrocinadas por la CIA sobre técnicas de control mental.
Arkadi Kuhlmann, director ejecutivo de ING Direct, trabajó con Deak y contrató a investigadores privados para que indagaran el caso. “Nunca creí que todo fuera algo al azar”, contó Kuhlmann a Salon. “Nosotros éramos los pagadores de la CIA. Y eso tenía que ser un poco embarazoso para ellos. Nuestro momento había pasado y la utilidad de hacer cosas a nuestra manera se había desvanecido”.
“El mundo estaba cambiando en los ‘80s, no podías aceptar bolsas de dinero. Deak fue lento en hacer esos cambios. Y cuando pierdes tu patrocinio, estás fuera del juego”, agregó Kuhlmann.
En noviembre de 1985, la vagabunda Lang entró a la oficina de Deak, ubicada en 29 Broadway, y exigió verlo. Cuando su secretaria Frances Lauder dijo que no se encontraba allí, la mujer abandonó el lugar y se quedó en un café al otro lado de la calle.
Cuando Deak llegó en su limosina, Lang volvió a la oficina y disparó a Lauder en la cabeza. Deak corrió y forcejeó con Lang, quien le disparó en el pecho. Cuando el banquero cayó al suelo y murió, Lang dijo, “Ahora te tocó a ti”. Luego de ello, la mujer sacó una cámara y capturó una fotografía del cadáver.
Una vez que la policía llegó y la detuvo, Lang se sintió asustada y les dijo: “Por favor, no me lastimen. Él me dijo que podía portar un arma”.
Según psiquiatras del Estado, Lang asesinó a Deak por una obsesión azarosa. La vagabunda fue luego procesada e internada en un hospital mental de New York, donde actualmente se encuentra.
Lang nunca pudo explicar por qué viajó por toda la nación para matar a Deak.
Hace años, la mujer había sido una alumna destacada de la Universidad de Illinois. En los sesenta, se casó y comenzó a enseñar tenis en la Universidad de California-Santa Barbara. En aquellos días, también comenzó a volverse paranoica, viendo personas “falsas” a su alrededor que pretendían ser familiares, según reporta Salon.
En 1970, la universidad se negó a renovarle la matrícula y su matrimonio se vino abajo. Lang fue puesta bajo el cuidado de psiquiatras del Instituto de Investigación Stanford, quienes la trataron con hipnosis a través de drogas – técnica denunciada más tarde como “lavado de cerebro”.
Salon sugiere una conexión entre Lang y la CIA, mencionando que el Congreso se enteró, años después, de una vasta red de programas de guerra psicológica altamente secretos financiados por la CIA. El Instituto de Investigación Stanford había recibido financiamiento de la CIA, mientras que el doctor a cargo de Lang había escrito publicaciones sobre el uso de drogas para inducir esquizofrenia.
Luego de abandonar el cuidado de su doctor, Lang se convirtió en una vagabunda involucrada en delitos menores, visitando frecuentemente hospitales psiquiátricos.
Bonnie Lauder, la hija de la secretaria asesinada de Deak, contó a Salon: “Siempre he creído que hubo algo errado en la historia que me contaron sobre cómo una vagabunda cualquiera asesinó a mi madre”.
Deak fue otro que experimentó una dramática caída desde el éxito. Llegó a Estados Unidos en 1939 luego de volar desde Hungría y enlistarse como paracaidista en 1942. Después fue reclutado por la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), agencia que precede a la CIA.
En el último año de la guerra, Deak formó unidades guerrilleras para combatir la ocupación japonesa, según reporta Salon. Después de la guerra, el gobierno estadounidense financió a Deak and Co. y el banco comenzó a rastrear transacciones en monedas extranjeras, manteniendo así una vigilancia sobre el desplazamiento de dinero a países.
El banco alertaba al gobierno sobre amenazas y Deak pronto se convirtió en una figura célebre, llevándolo a aparecer en las monedas de oro ‘Deak’.
Nicholas L. Deak era apodado el “James Bond del dinero” por el importante papel que ejerció en el clandestino mundo de operaciones encubiertas de la CIA, entre la Segunda Guerra Mundial y la década de 1980.
Tras la guerra, la CIA lo ayudó a fundar Deak-Perera, una compañía de fachada, para ayudarlo a desplazar dinero por el mundo y a financiar golpes de Estado armados y regímenes amistosos, todo ello aislando al gobierno estadounidense.
Deak, que tenía un doctorado en economía, también creó un banco y ofreció operaciones en moneda extranjera – incluyendo familias que de vez en cuando compraban bolsas de francos franceses y marcos alemanes.
Pero en 1985, cuando Deak y su secretaria fueron abatidos a escasa distancia por Lois Lang, su compañía estaba siendo investigada por lavar dinero y la CIA lo había abandonado.
Oficialmente, la vagabunda Lang actuó sola. Lang habría viajado 4.500 millas en bus y disparado a Deak con un revolver especial .38 en su oficina de New York, pero se dice que existirían más elementos detrás del crimen.
Salon.com reporta que la muerte ocurrió cuando Deak estaba siendo investigado por lavado de dinero y sentía que la CIA – que en algún momento había trabajado con él – se le había puesto en contra.
La compañía Deak-Perera también había sido obligada a declararse en bancarrota y una larga lista de gángsters, pandillas y jefes de carteles que tenían dinero ahorrado en la firma perdieron millones.
El reporte señala que Lang se reunió con dos gángsters argentinos – quizás conectados con los que perdieron su dinero – en Miami, poco antes de comprar el revólver que usó para matar a Deak. La vagabunda también habría tenido conexiones con uno, y posiblemente dos, psicólogos que estaban realizando investigaciones patrocinadas por la CIA sobre técnicas de control mental.
Arkadi Kuhlmann, director ejecutivo de ING Direct, trabajó con Deak y contrató a investigadores privados para que indagaran el caso. “Nunca creí que todo fuera algo al azar”, contó Kuhlmann a Salon. “Nosotros éramos los pagadores de la CIA. Y eso tenía que ser un poco embarazoso para ellos. Nuestro momento había pasado y la utilidad de hacer cosas a nuestra manera se había desvanecido”.
“El mundo estaba cambiando en los ‘80s, no podías aceptar bolsas de dinero. Deak fue lento en hacer esos cambios. Y cuando pierdes tu patrocinio, estás fuera del juego”, agregó Kuhlmann.
En noviembre de 1985, la vagabunda Lang entró a la oficina de Deak, ubicada en 29 Broadway, y exigió verlo. Cuando su secretaria Frances Lauder dijo que no se encontraba allí, la mujer abandonó el lugar y se quedó en un café al otro lado de la calle.
Cuando Deak llegó en su limosina, Lang volvió a la oficina y disparó a Lauder en la cabeza. Deak corrió y forcejeó con Lang, quien le disparó en el pecho. Cuando el banquero cayó al suelo y murió, Lang dijo, “Ahora te tocó a ti”. Luego de ello, la mujer sacó una cámara y capturó una fotografía del cadáver.
Una vez que la policía llegó y la detuvo, Lang se sintió asustada y les dijo: “Por favor, no me lastimen. Él me dijo que podía portar un arma”.
Según psiquiatras del Estado, Lang asesinó a Deak por una obsesión azarosa. La vagabunda fue luego procesada e internada en un hospital mental de New York, donde actualmente se encuentra.
Lang nunca pudo explicar por qué viajó por toda la nación para matar a Deak.
Hace años, la mujer había sido una alumna destacada de la Universidad de Illinois. En los sesenta, se casó y comenzó a enseñar tenis en la Universidad de California-Santa Barbara. En aquellos días, también comenzó a volverse paranoica, viendo personas “falsas” a su alrededor que pretendían ser familiares, según reporta Salon.
En 1970, la universidad se negó a renovarle la matrícula y su matrimonio se vino abajo. Lang fue puesta bajo el cuidado de psiquiatras del Instituto de Investigación Stanford, quienes la trataron con hipnosis a través de drogas – técnica denunciada más tarde como “lavado de cerebro”.
Salon sugiere una conexión entre Lang y la CIA, mencionando que el Congreso se enteró, años después, de una vasta red de programas de guerra psicológica altamente secretos financiados por la CIA. El Instituto de Investigación Stanford había recibido financiamiento de la CIA, mientras que el doctor a cargo de Lang había escrito publicaciones sobre el uso de drogas para inducir esquizofrenia.
Luego de abandonar el cuidado de su doctor, Lang se convirtió en una vagabunda involucrada en delitos menores, visitando frecuentemente hospitales psiquiátricos.
Bonnie Lauder, la hija de la secretaria asesinada de Deak, contó a Salon: “Siempre he creído que hubo algo errado en la historia que me contaron sobre cómo una vagabunda cualquiera asesinó a mi madre”.
Deak fue otro que experimentó una dramática caída desde el éxito. Llegó a Estados Unidos en 1939 luego de volar desde Hungría y enlistarse como paracaidista en 1942. Después fue reclutado por la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), agencia que precede a la CIA.
En el último año de la guerra, Deak formó unidades guerrilleras para combatir la ocupación japonesa, según reporta Salon. Después de la guerra, el gobierno estadounidense financió a Deak and Co. y el banco comenzó a rastrear transacciones en monedas extranjeras, manteniendo así una vigilancia sobre el desplazamiento de dinero a países.
El banco alertaba al gobierno sobre amenazas y Deak pronto se convirtió en una figura célebre, llevándolo a aparecer en las monedas de oro ‘Deak’.
Pero en 1983, un informante federal acusó a la compañía de lavar cientos de millones de dólares para carteles colombianos de la droga. Deak se sintió “profundamente traicionado”, según dicen sus amigos.
Deak también mostró su desdén por las investigaciones y declaró la bancarrota en diciembre de 1984, un año antes de su muerte.
Deak también mostró su desdén por las investigaciones y declaró la bancarrota en diciembre de 1984, un año antes de su muerte.