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D´Escoto exige a Colombia respetar el fallo de la CIJ

El sacerdote Miguel D´ Escoto, expresidente de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), solicitó al gobierno de Colombia aceptar el fallo internacional que resolvió el litigio marítimo con Nicaragua en el Caribe.

"Yo pido a Dios que Colombia reflexione y actué como corresponde a toda nación hermana y a toda nación civilizada", dijo el también excanciller nicaragüense, en relación con la sentencia emitida el 19 de noviembre por la Corte Internacional de Justicias (CIJ), con sede en La Haya, Holanda.

"Colombia es miembro de las Naciones Unidas, el que pretenda ahora lo inaudito, retirar su jurisdicción o su aceptación del pacto de Bogotá, no es una ninguna salida", evaluó el también titular del capítulo nicaragüense de intelectuales en defensa de la humanidad.

"Es realmente lamentable" que "le esté tomando tanto esfuerzo, le sea tan difícil aceptar algo que toda nación civilizada debe de aceptar", respondió, en alusión a las gestiones hechas la víspera por la canciller de esa nación suramericana, María Ángela Holguín, ante el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, "ya había dicho que aceptarían sin vacilaciones, pero me parece a mí que es como que Colombia está siendo empujada por alguna mano más poderosa que ellos mismos, para crear confusión y problemas", opinó D´ Escoto.

Cuando Nicaragua anunció que iba a demandar ante la CIJ a Estados Unidos por la guerra de agresión en la década de 1980, muchas naciones "nos decían que estábamos locos", refirió el exdiplomático.

"Nos sometimos a la Corte cuando el adversario era Estados Unidos y nos pusimos. Estados Unidos se convirtió en el primer país en la historia en desacatar una sentencia de la Corte, ahora es Colombia", apuntó.

A juicio del experto, la entrevista sostenida por Holguín con Ban Ki-moon para nada cambia la situación, pues el pronunciamiento de la CIJ es "sólido, de obligatorio cumplimiento, irrevocable, no es apelable, es el fallo y punto".

Ese dictamen otorgó a Colombia la soberanía sobre los siete cayos adyacentes al archipiélago de San Andrés, con un resguardo de 12 millas marítimas a su alrededor, y devolvió a Nicaragua sus derechos sobre más de 90 mil 300 kilómetros de mar territorial en el Caribe para poner fin a un litigio de 11 años ante ese órgano del sistema de Naciones Unidas.

De tal forma los cayos de Serrana y Quintanilla, pertenecientes a Colombia, quedaron dentro del espacio territorial de este país centroamericano. 
 
Según la resolución, 54 por ciento de la reserva de Seaflower, reconocida por su riqueza en biodiversidad, quedó en manos de Nicaragua.

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